El perro ladra. El lunes acecha detrás del domingo. Las palabras se escuchan o se leen. La gente anda por la calle, por el campo, quizás por las aguas como Cristo. La segunda oportunidad está ahí, esperando a que la caguemos. No podemos pelear con nuestra pareja, con nuestro amigo, con nuestro yo. Las lunas se suceden como monedas de plata de la noche. Los amigos del céntimo bien harían en invitar al escritor que escribe estos textos ¿para deleite? de sus lectores. Hay gente que no se gasta una perra. No hay nada como ser mozo, un duro en la faldriquera, vas al bar cuando quieras y contigo no hay quien pueda. La fabada se va haciendo, haciendo por el efecto del agua hirviendo.
La vida agrada, la vida cansa, la vida mata.
Es así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario