El 70% del cuerpo de un ser humano es agua. Así que, cuando la luna mueva las mareas, nos está moviendo a nosotros internamente. Tampoco es lo mismo vivir en una zona calcárea que en una zona granítica. Tampoco es lo mismo meterse todos los días dos anises que dos coca colas. Comer bien es importante pero si comes muy a menudo grasas y poco vegetal, el cuerpo acuoso en el que vives, también lo nota. La interacción con animales también nos cambia un tanto la vida. Ellos nos quieren y nosotros vivimos más relajados con ellos hasta que tu gato se escapa o el perro destroza el sofá. A mí se me escapó un periquito al que tenía que limpiar casi constantemente. Me vino bien. Ahora tengo un poto, que no da guerra.
Somos agua, hay que beber agua.
El agua es el origen de lo creado.
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