viernes, 16 de mayo de 2025

 Oyó ruido más allá de la plaza tranquila. Empezó a andar y pronto estuvo lejos de la ciudad. Pero era un enfermo crónico, necesitaba pastillas para su enfermedad y tuvo que regresar después de haber andado unos cinco kilómetros al sur. Y comió con su hermano un pollo asado y por la tarde, volvió a andar esos cinco kilómetros más cinco más que le llevaron al lado de una granja de cerdos que olía mal. Y paró en seco su huida por los medicamentos de su mente. Estaba atado de pies y manos para la huida y no huyó. Volvió a casa, cenó con su hermano y pensó que era esclavo de sus medicamentos. El sur aguardaba de alguna manera en su mente y sus pies.

Si no puedes huir,

huye con algún libro entre las manos.


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