Dice el libro de Historia Contemporánea que antes de la II Guerra Mundial, los países se hicieron insolidarios. Y de ahí, nacieron los nacionalismos alemán e italiano y japonés. Los nacionalismos tienden a hacer imperios. Mussolini fue el primero, en los años 20, de emprender esa aventura de ser más que nadie. Aquí, en España, tenemos los nacionalismos vasco y catalán, que son asquerosos los dos, reprochables a tope. Quieren más derechos, y los tienen, más que el resto de España a base de presionar presidentes débiles. Los catalanes hablan de paisos catalans, o sea, el pequeño imperio que quieren esas dos autonomías, que incluye Valencia, Mallorca, Navarra en el caso vasco, etc. Da verdadero asco el nacionalismo: es el egoísmo político que trae violencia. En el caso vasco, terrorismo y muertes ha traído. El imperio vasco se llama euskalerría y es asqueroso.
Puigdemont defraudó todas las expectativas nacionalistas catalanas.
En Cataluña ya no hay masas en las calles haciendo el idiota
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