lunes, 26 de mayo de 2025

 Ayer fue un día memorable: mi padre cumplió 95 años. Grandes y chicos nos juntamos para celebrarlo. Aunque comimos a las 4, estuvo bien. Nos reímos mucho. Los sobrinitos andaban de acá para allá y pintaban. Los mayores hablábamos del pueblo y no de política ni de cosas feas. Hablábamos de la comida que nos estaban sirviendo. No sé muy bien de qué hablábamos pero nos provocaba risa todo ello. Yo me imaginaba la comida de manera catastrófica, es mi manera de ser, pero, al final, fue todo muy bonito. La Lola reía y me hacía reír. Angelito andaba con pinturines y Marco, cuando despertó, lo hizo con mal humor, belicoso, despertando una sonrisa agridulce también en los grandes. Mi sobrino Carlos me preguntó qué es la 5ª edición de un libro. Quiere decir que se han agotado 5 tiradas de un número de ejemplares, yo le dije 50.000 pero podría ser otra cifra. Y así, que si jugábamos al escondite, que si me echaba un codiciado cigarrillo y que si le cantamos el cumpleaños feliz, que no le cantamos, nos fuimos a casa, yo muy contento a ver pasar la tarde. Pondré una vela a San Antonio y otra a San Pancracio y rezaré un par de padrenuestros por la salud y felicidad de la familia.

Nunca sé qué poner aquí.

Así que no pongo nada.


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