Estoy agobiado. No sé si será la enfermedad o soy yo mismo, mi personalidad, la que me agobia. Pienso en pasar el verano y me siento angustiado, deprimido, ansioso. No tengo más entretenimiento que el que pueda ofrecer mi hermano Paco, mis libros y los blogs. Todo el verano en 500 metros cuadrados a la redonda. Cuando lo pienso, me da pavor. Ahora estoy más tranquilo al ir escribiendo qué me espera, pero luego la cabeza empieza a dar vueltas a ideas negativas y me asfixio un montón. Me asfixio mentalmente. Me ahogo en mis pensamientos turbios.
¿Qué pasa si tiras un pato al río?
Nada.
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