Aunque he dormido de un tirón y estoy bien, tengo un punto de ansiedad y no sé de dónde viene. Me sudan las manos. Estoy como preocupado por unas amistades. No sé si me llamarán esas amistades para tomar un café o no. Mi deseo de pertenencia al grupo está en entredicho. Otro rollo es que Paco ayer se puso irritado. Está, como se dice en psicología, descompensado. Fuimos a cambiar unos zapatos a un centro comercial y, al venir me comentó que había tenido algo que entre nosotros llamamos auditorio imaginario, que es charlar con alguien en la mente. Estuvo un tanto bronco en casa. Espero que se le pase. Me siguen sudando las manos. Hay que pensar que otros están mucho peor de la azotea.
Pasar ansiedad es feo de vivir.
Ha llegado el chatarrero.
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