sábado, 17 de mayo de 2025

 La indigencia mental es casi peor que la indigencia económica. Quiero decir con indigencia mental que no se está bien de la cabeza. Lo malo es que la indigencia económica a veces conduce a la indigencia mental. O sea, los mendigos se vuelven locos porque ni tienen dinero ni tienen afectos. Un mendigo está solo. No solo sino que a veces tiene que pelear con otro mendigo por un puesto o porque estaban borrachos. Los mendigos, para soportar su día a día, se alcoholizan. Los mendigos no tienen a nadie a quién contar sus problemas. Sus problemas es que han llegado adonde están por una mala suerte que te cagas y porque no han sabido gestionar su vida económica. Se lo han gastado todo. Y se han arruinado. Y nadie les ha ayudado en su momento.

Una mala gestión de nuestro patrimonio

lleva a la ruina.

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