Hemos acordado mi hermano y yo que le hacemos una llamada a mi padre a ver qué tal está. Mi hermano le llama a las 11:30 de la mañana y yo le llamo a las 21:00. Mi padre es un ser alegre. Le gusta la vida, se nota un montón. No cree que después de muerto vaya a resucitar en el cielo (dicen tantas cosas, me dice). Por eso apura aquí en la Tierra sus pasos lentos. No conoce la prisa mi padre o la conoce poco. Va con una parsimonia que a veces me impacienta, pues yo soy casi al revés, yo soy muy impaciente. Eso me ha enseñado mi padre, a andar despacio, a esperar que el tiempo serene los ánimos, a mantenerse firme y tranquilo ante las circunstancias. Rezaré una oración por mi padre y por mi hermano, que son mucho más templados de ánimo que yo.
Antes, escribía en libretas asuntos narrativos.
Ya me he cansado de las libretas.
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