Hoy no tengo muchas ganas de escribir pero por deferencia con mis lectores, escribo (ojalá me invite alguno a un café a modo simbólico). El Madrid que vi yo ayer estaba lleno de niñas y niños vestidos de chulapas y chulapos. Me recordaba a "Fortunata y Jacinta", esos trajes de lunares tan vistosos. Madrid es muy altanero, es muy suyo. La gente madrileña casi va dando voces por la calle como anunciándose y hablan entre ellos aunque no se conozcan, como buenos vecinos. Luego está el Madrid sórdido de las malas compañías, de la droga, de los ancianos en soledad, de las pandillas violentas, etcétera. Pero el Madrid castizo pervive y también el montón de iglesias que hacen el bien en la capital.
La iglesia ayuda.
Ayuda a los necesitados.
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