Ahora resulta que cualquiera ha escrito un libro y quiere hablar de él. Pero no todo lo que se escribe es literatura. Hay verdaderos bodrios. Cambiando de tema, el dolor informe de la vida nos envuelve a veces con fuerza. Nos llena de tristeza pues no sabemos cómo lidiar con ese dolor. Es informe porque no sabemos de dónde proviene y no tiene forma alguna, es intangible e incierto. El dolor de la vida está siempre ahí, esperándonos cuando reflexionamos o cuando pensamos que el tiempo pasa o cuando somos conscientes de que vamos a morir. También sufrimos por los otros, por los seres queridos, por la tierra que está contaminada, por las guerras... En fin, el dolor de la vida no tiene aristas ni término medio.
Al final,
es mejor no pensar que vivimos.
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