Estoy tranquilo. No como estos días de atrás, que se me fijaban en la mente unas horas horrendas, difíciles de llevar. Me imaginaba el verano que vendrá y me ponía malo, tantas horas sin saber qué hacer. Me he comprado una cámara de fotos. La vida anda allá que te va. La vida es puro aburrimiento. La vida son un sinfín de horas tercas y descontentadizas. Y las horas lentas y descontentadizas van pasando, pasando y no cojo el tren que me lleva un poquitín lejos. Quizás a Móstoles o a Getafe. La vida escasea de emociones fuertes, todo son emociones débiles, tristes y fáciles de olvidar.

He leído el diario.

No hablaba de mí, ni de mi mente.