Repiten muchas veces que no va a pasar y luego, pasa. Entonces, ¿la culpa no es del que confía en un sistema que falla? Luego, nadie asume la responsabilidad. Nadie dimite. Todas las culpas se reparten hacia los que no la tienen. Y encima, no informan de nada. Salen al público tarde, mal y nunca y no dicen nada.
miércoles, 30 de abril de 2025
Tengo un relato en el que los terráqueos tienen que huir del planeta Tierra en unas naves. En una de ellas, van todos los políticos del mundo con sus familias. Los terráqueos deciden eliminarlos a todos. Y los echan al espacio exterior para que mueran. Se llama "la última revolución". También tengo un relato de un matón que elimina a un político de la oposición. Pero luego intenta matar al presidente pero no lo cogen. Pongo en ese cuento que todos los políticos se reforman por temor al matón. Empiezan a bajarse el sueldo, a retirarse de la política los ineptos, a responsabilizarse de sus actos, etc. El matón expone en una carta anónima en un periódico a qué político matará si se dan una serie de circunstancias en que el político es un mentiroso o un irresponsable. El matón se carga a otros 3 políticos más. El miedo cunde en la política. El matón es muy escurridizo. Y no logran atraparle. Pasa el tiempo. El matón, de viejo, cuenta su vida en un libro. Se convierte en un best seller. Llegó a matar a 50 políticos.
La política.
Qué forma de vivir y carcajearse y no derrumbarse.
martes, 29 de abril de 2025
Lo del apagón está casi olvidado por su pronta recuperación, aunque hubo personas que lo pasaron mal. Parece ser que por la noche no hubo que lamentar ataques de desalmados. Habrá habido mucha policía. Yo voy, en breve, a oír la radio. Me he hecho amigo de la radio, me acompaña, me llena las horas como a un pastor en el campo cuidando las ovejas. Parece ser que no ha sido un ciberataque ruso. Ha debido de ser una descompensación oferta-demanda. Se resolvió en el día y a eso me atengo. La vida está llena de sorpresas y las sorpresas, a veces, son colectivas o de índole catastrófica. Ya veremos a ver si acaba la catástrofe de este gobierno cuanto antes.
La edad de la mirada ya dejaba un poso de tristeza.
Me miró, sí, y vi un viejo en carne joven.
lunes, 28 de abril de 2025
Me va a costar escribir este blog. No quiero pedir ayuda a los poetas que tengo repartidos por la mesa en forma de libro. Los días me atrapan, me llenan de luz por las mañanas. Una luz que no sé gestionar, como se dice ahora. Las mañanas tienen su ponzoña guardada para mí hasta la hora de comer, en que, por fin, me olvido de todo y descanso. Las tardes son más amables. Puedo decidir andar o quedarme quieto como un muerto. Puedo decidir, cosa que por las mañanas me está vedado. Me he cortado el pelo. He comprado el periódico, he soñado con algo de lo que no hay y por fin, escribo esto que no vale gran cosa, pero ahí se queda. Mi cara es el espejo de mi alma. Estoy sin afeitar, estoy descuidado, estoy cansado de tanto hoy.
La mañana me despabila el alma.
La tarde me acucia las piernas.
jueves, 24 de abril de 2025
Hoy me levantado triste. Quizás la lectura del periódico y una cerveza con un amigo, me han dado algo de ilusión. Pero no. Sigo triste. Ayer fui al pueblo y me gustó la tranquilidad que había. Vi a Daniel, el de la Paca. Vi a dos primos en la plaza. Vi a Teo también en la plaza. Vi a Susana, mi quinta, que trabaja en lo de los embutidos en Monterrubio. Comí una buena paella en el restaurante de Villacastín. Intenté echarme la siesta pero no pude. Luego vi a Carlos el de la Águeda. Y nos vinimos. Y una tristeza se me ha puesto en la cabeza esta mañana. Será que he tenido un sueño feo, de enfrentamiento. Yo andaba con una espada y me querían matar.
Sentado sobre una lágrima.
Y una pesadilla agitando la noche.
miércoles, 23 de abril de 2025
Hay una forma de hacer poesía que es poner versículos, al modo de la Biblia, unos detrás de otros sin que ninguno diga nada. No se crean metáforas, no se crean ideas, no se crea unidad entre esos versículos. Y así se crea un corpus poético sin ninguna razón para su existencia. Los surrealistas eran muy cucos y hacían versos por un tubo sin pensarlos, sin que dijeran nada. La excusa era que surgían del inconsciente. Pero es que el inconsciente es muy arbitrario, no tiene significado. La escritura automática no tiene razón de ser. Nadie, ni el que lo escribe, lo entiende. Entonces ahorrémonos versículos ridículos e innecesarios para producir poemas.
La escritura del inconsciente:
el truco de los que no saben escribir.
La cadena ser tiene todas las tardes el mismo argumento: desacreditar a la alcaldía de Madrid y a la comunidad de Madrid. Por medio de entrevistas a gente que ha accedido a una vivienda de protección social, sacan a relucir defectos de esos pisos. Por lo menos, en Madrid, hay protección social en materia de vivienda, cosa que no existe en toda España por parte del gobierno central. Otro tema es el de la socialista que aspira a la alcaldía por el psoe: que la han insultado. Bueno, ella llamó asesinos a los dirigentes de la comunidad de Madrid. No creo que haya un insulto mayor. La crónica sectaria de las cosas que pasan, al final, se vuelve en contra de los que la practican.
Los insultos deberían estar fuera de la política.
Pero hoy por hoy son el pan de cada día.
La mañana abre al día a la claridad. Lo que se ha hecho esta noche, ahora se ve. Quizás anoche hubo una discusión y en este momento del día se ven caras largas. Tendrán todo el día para ponerse otra vez de acuerdo los que regañaron. Hay grupos humanos que no se pueden dar el lujo de discutir porque deben avanzar juntos y colaborar todos ellos a vivir el futuro desde el presente. La vida no permite retrasar la hora de avanzar a las familias, las familias deben ir unidas todo el rato. Cada miembro de las familias tiene una misión: los niños, estudiar. Los padres, trabajar. Porque con un solo sueldo no se llega. ¿Somos más ricos ahora que antes? La verdad es que yo creo que las necesidades las tenemos mejor cubiertas: buena educación, buena sanidad, etc. El estado de bienestar se nota. Cada vez, como dicen las gentes del común, hay más avances.
Los hospitales, las escuelas, la seguridad ciudadana.
Son agentes a tener en cuenta en una sociedad avanzada.
martes, 22 de abril de 2025
Cuando leo a Vicente Aleixandre, no me entero de nada. Se sabe que era surrealista, pero lo que es, es un hacedor de versos inverosímiles. No se le entiende nada. No como a Lorca, que sí se le entiende y tiene bellos versos en imágenes muy bonitas. Aleixandre escribió "Sombra del paraíso" y consiguió con esta obra un reconocimiento en la España gris y negra de Franco, junto con "Los hijos de la ira", de Dámaso Alonso, otro rollo difícil de entender. Bueno. Es lo que tiene el surrealismo, que es como mi hermana, que no hay Dios que la entienda.
Mi hermana surrealista. Mi cuñado surrealista.
Una pareja incomprensible de la vida.
Cuando una persona te mete el miedo en el cuerpo, ya estás sumiso a ella, a ver qué tripa se le rompe, a ver qué coño ha inventado ahora para joderte. Porque eso hacen los miserables de este mundo: meterse con los débiles, con los que no saben reaccionar. Por eso los quiero lejos, sin que rechisten, sin que se sepa que existen. Nunca les ha pasado algo que los haga estar atentos a sus propias personas y, por eso, son inconscientes al meterse en la vida de los demás. Van todos juntitos con su buena vida hasta que se hacen las víctimas o los héroes de algo que no son. Son fluctuantes, son enredadores, son mestureros, son de lo que nadie quiere. Ya digo: ojalá les pase algo que tengan que estar pendientes de ellos, que, por fin, sean ellos los protagonistas de la desgracia. A ver cómo iban a responder.
Los que no sufren, parece ser,
hacen sufrir a los demás.
Tengo que escribir de algo y no sé de qué pero algo tengo que decir para matar el tiempo y poder fumarme un cigarrillo y beber agua. Por estas fechas, Paco estaba malo. No tenía delirios ni alucinaciones muy fuertes pero hacía y decía cosas raras. Fuimos al notario y allí se vio que Paco estaba mal. Pasados 4 días, el 5 de mayo, domingo, ingresó por fin en la planta de psiquiatría y yo me liberé. Me leí algún libro en las horas muertas de ir a visitarlo. Mi padre también fue a verle. Yo estaba muy cansado pero alegre de que en una quincena de días, Paco estaría mejor. La primera buena noticia fue que, al día siguiente del ingreso, le desataron. Luego, un día me echó la bronca. Luego, yo iba andando al hospital y mataba la tarde. Luego, le dejaron salir y fumamos unos cigarrillos y al final, salió y ocurrió todo ese rollo de la asociación. No hemos vuelto a la asociación y nos va mejor. No nos gustan los pijos.
La enfermedad mental tiene estas cosas.
Que el paciente se descompensa y está alterado.
Hay personas que han pasado y pasan por esta vida sin sufrir un poco, todo les ha venido de cara. Yo estoy deseando que les pase algo a ver cómo reaccionan ante el infortunio pero parece que no cae esa breva. Han trabajado, han ganado dinero, han subido como la espuma todo el rato y, a lo mejor, como se aburrían de su propia vida, se han metido en la de los demás para jodérsela un poco. Han aprovechado circunstancias de otros para hacerse más ricos, no digo que ilegalmente, pero sí de modo oportunista. Les gusta mandar, enredar, liar las cosas para sacar provecho. A veces, han fastidiado al que decían que iban a ayudar porque no tenían ni idea de lo que le pasaba al otro. Y, ya digo, su vida, viento en popa y a enriquecerse porque el único dios al que adoran es el dinero.
Tiránicos hijos del enredo.
Enredo que aplicaban a los demás sin que se sepa nada de ellos.
lunes, 21 de abril de 2025
El jueves santo por la tarde di una larga caminata con una amiga. La di por el monte del Pilar, una zona de bosque bonita, la verdad. El viernes di un paseo hasta la frontera con Las Rozas. Al llegar a casa cayó un chaparrón que duró de 7 a 8 de la tarde. Casi me pilla. El sábado santo fui otra vez con esa amiga a Gran Plaza II. Vi a Marisa la de El Pardillo y hablamos. También vi a Roberto, uno del pueblo, y me alegré mucho. Una hija suya, llevaba un libro en la mano. A lo mejor es literata como yo. El domingo, Paco y yo hablamos con los taxistas. Luego caminamos y luego vimos a ese familiar del demonio, que el siglo le confunda. Y ya se ha acabado el coñazo este de la semana santa. Qué bien. Ahora viene lo del 1 de mayo, otra asquerosidad para los que no salimos de Madrid.
Los puentes. Las vacaciones. Los domingueros.
Menudo rollo.
Cuando se observa el comportamiento de la gente, ves cosas raras que no entiendes o que no van contigo. No entiendo el deseo de acaparar dinero como hacen algunos. No entiendo a las personas a las que hay que obedecer siendo ya unos y otros mayorcitos. No entiendo a los que primero se ponen un montón de medallas y al rato, se hacen las víctimas de todos y de todo. No entiendo a la gente que se mete en la intimidad de los demás para arreglar algo de lo que no tienen ni idea. Hay gente que yo la querría muy muy lejos de mí, lejos para siempre porque no me han hecho más que daños y encima no lo reconocen. Qué asco de personas por los clavos de Cristo.
Esos familiares que ves de vez en cuando:
que dure poco, que duren poco.
Ha muerto el papa. A mí me caía bien. Dicen que era de tendencia de izquierdas. Que descanse en paz. Ya se ha acabado la cencerrada esta de la semana santa. Me he puesto la inyección en el ambulatorio. He visto a un amigo que se quejaba de la tripa, que ha estado toda la semana santa con dolores pero no ha querido ir al hospital, prefería el ambulatorio. Le habían dado cita para dentro de una hora y esperaba en unos asientos del parque. Cuando yo me fumaba un cigarrillo, le he visto y me ha contado todo. Ojalá sea de poca importancia. La enfermera que me ha puesto la inyección es amable. Me ha dado cita para el próximo mes. La vida sigue. La vida es como una ballena que surca los mares. La vida es enorme.
Iluminas la mañana como el sol ilumina la mañana.
Ojalá estés a mi lado siempre.
domingo, 20 de abril de 2025
Como los hijos de la tierra, quiero lamentar esa noche, esa doblez del día en que todo parece acabarse. Menos mal a los hombres armados y al teléfono que no duerme. Mucho se habla de los ladrones divertidos, que provocan la risa, que dan noticias en radio y televisión. Pero no pasa nada aún. El río es una tristeza que avanza pobre por las tierras llenas de anuncios, de colores, de manifiestos surrealistas y de cansados paños de flores. No me gusta la vida de este lado, de este residuo que se queda en mi habitación, siempre en pie, siempre alerta, nunca tumbado a hacer la siesta descuidada. Los domingos hago tortilla de patata muy fuerte, muy llena, muy cargada. La vida se sostiene en un aire muy dócil.
Dádiva de luz este domingo
que pasará veloz como la liebre.
sábado, 19 de abril de 2025
No te conoce la tarde, ni los árboles que apuntan al cielo, ni el muro de los colegios, ni la sudamericana que cuida a los ancianos. No te conoce ni tu rebaño exquisito diseminado. La luz del sol apunta a nuevos logros en esto de contar, en esto de unir palabras. El pueblo espera un día a que todo se resuelva en un agotamiento de las gentes. Pero siempre habrá quien llegue de otros lugares y diga: aquí me quedo y trabaje y remueva la tierra y tenga hijos. Porque donde hay sol y agua, hay prados y huertas y trigos. Donde hay gentes sencillas, crece el cariño por las almas que llegan. Y un pintor vendrá y uno que escriba novelas y otro que esté loco y otro apurado por la economía.
Un pueblo no da rencores.
Un pueblo da gentes tranquilas y hechas al suelo.
El trigo y el trino pronto se cosecharán. El trigo para hacer pan y el trino para amenizar el verano que llega. Llega un verano que, con estas humedades, será fresco, será anómalo. Los días que faltan para julio pasarán pronto. Nos pondremos la camisa de colores e iremos a los bares a beber y a charlar. Abril está demediado, no sé quién me lo ha robado. Iré quizás a la ermita a ver el prado, subiendo la cuesta y le pediré a San Antonio la paciencia de pasar los días, la paciencia de no asustarme ante las horas menguadas del estío. Los ríos se llenarán de peces porque tendrán mucho alimento. Iremos también al río porque a mi hermano le gusta verlo correr. Las bicicletas ya reposan un sueño antiguo. Las carreteras pequeñas eran nuestra libertad. Ya no hay libertad de decir lo que se piensa así que no se dice nada y adiós.
Estamos limpios y el sol nos asiste
de razón y de bienestar.
Y delicadamente voy pensando en que la vida me roba los días. Pienso, como mi hermano, que ya segamos mucho trigo, que ya anduvimos muchos caminos. Que la tierra es redonda y ha dado muchas vueltas ya con nosotros dentro. Es liberador pensar que nuestra moneda ya está echada y también el azar rompió nuestra existencia. Si no hubiéramos nacido con esta tara tan difícil qué sé yo dónde estaríamos ahora, en este día, acompañados de qué seres. No me gusta pensar que el dinero tenga importancia. Es mejor la salud. Los que dan importancia al tener y nunca invitan, serán ricos muertos pero no vivos. No me invites a una caña. Nunca la tomaré. Estoy al otro lado de los bares y de la cerveza. Estoy conmigo mismo. Y con mi hermano.
Levántame mañana hasta los cielos o hasta Dios mismo.
Y veré la manera de creer firmemente.
Al árbol no le dejaban crecer las zarzas. Pero con las aguas de abril, dio un estirón y dejó las zarzas atrás. Le hubiera gustado coger la podadera y cortarlas para siempre. Pero todo estaba ya abandonado. Hoy iría a ver a su padre después de la siesta. Ayer fue un día aburrido, monocromo en la imaginación, viendo pasar las nubes y la lluvia. Se sentía afuera de todo, de las misas, de las procesiones, de todo este barullo religioso que hay en estas fechas. Charlamos un rato de la familia, pero pronto lo dejamos. Cenamos frugalmente y nos acostamos. No llamó la amiga para pasear. Mi padre fue a misa y dijo que en la iglesia no cabía un alfiler.
El mar acaba entre cuatro paredes.
El mar ahonda la sed del sediento.
viernes, 18 de abril de 2025
¿Quién no sabe quién es Stephen King? Para el que no lo sepa, Stephen King es un escritor de best seller como no hay otro. Este tío, novela que escribe, novela de millones y millones de lectores. Tiene que ser archimillonario. Lo es. Yo he leído de él un libro que se llama "Mientras escribo" y allí cuenta sus inicios como escritor, que no son muy brillantes. Trabajó de profesor y en una lavandería a la vez, vivió en una caravana bastante tiempo, etc. El caso es que se aficionó a la bebida y a la coca mucho tiempo hasta que su mujer le dio un toque. O te reformas o te piras. Y se reformó. Dice que él no diseña argumentos para escribir sus novelas sino que parte de situaciones. La vida le hizo millonario encerrado en su habitación creando historias siempre muy truculentas, de mucha sangre. Al que le guste este tipo de lecturas, debe de estar algo mal de la cabeza o del alma.
Poniendo mimo en lo que haces
puedes llegar lejos.
Ahora se dice mucho eso de "que haya buen rollito". Y es verdad. El buen rollito es muy necesario para todo. Para que haya buen rollito hay gente que escribe en un papel los desaires que ha recibido de las demás personas con las que convive y luego, los borra según se han ido solucionando. Algunos feos se van con el mero paso del tiempo, se olvidan porque no tenían mucha importancia pero otros agravios duran y duran en la libreta. El caso es pulir disidencias y malos resentimientos hablándolos con la persona implicada. Pero yo aconsejaría que los malos rollos no se extiendan a muchas personas porque si no, es muy lioso ir desenredándolos. Y mucho menos si el asunto horrible coincide con dos o tres personas a la vez. Eso es duro de llevar porque son bastantes voces disonantes y no se sale bien.
Peligrosa la promesa que no se cumple.
Peligroso el agravio que no se olvida.
Había una chavala de cuarenta y pico tacos que había quemado su vida en Madrid. Entonces esta chica se va a su tierra en busca de un antiguo amor de sus dieciocho años. Todos le aconsejamos lo mismo: que no creyera que ese amor adolescente sería ahora el mismo. Esta chica es muy romántica. Cree ciegamente en su amor pero no se da cuenta de que el amor es difícil en estos tiempos. Pasa unos días en su tierra y no se ve halagada por el amor que viene persiguiendo. Se frustra. Su amor fantasioso acaba pronto. Se va a casa de sus padres a llorar. Sus padres no saben qué hacer. La chica debe volver a Madrid a trabajar. Solo la consuela un hijo que tuvo en juventud. Deja la tierra amada muy triste pero lo cotidiano va borrando la huella de ese amor antiguo.
El amor no tiene sombra, todo es luz.
Pero no si lo soporta solo una parte.
En las zonas de costa, sobre todo por el sur y levante, hay un montonazo de tiendas en los paseos marítimos que todas venden lo mismo: cubos y palas, recordatorios, llaveros, camisetas de colores, bolígrafos también de colores, sombrillas, toallas, etcétera. En la ciudad que habito, hay seis o siete supermercados haciéndose competencia. Mi ciudad es muy poblada pero cuando llegan días de vacaciones, se largan muchos, se largan casi todos, con dinero propio o con dinero prestado. La vida se reparte por toda la península. El centro de Madrid ahueca el ala. Las carreteras se aligeran de coches, da gusto conducir por los nervios de la ciudad. Móstoles se alegra de ese acontecimiento. Y también Leganés. Los que nos quedamos parecemos Robinsones de ciudad, Gulliveres de pacotilla, dolores que sangran, penas que no se consuelan.
Veo que la hazaña vibra en la luz.
Esa luz pobre de hoy, de todos los días de siesta y caminata.
Las raíces me atrapan, me asientan en casa, al lado de mi familia. En Italia quizás luzca el sol o quizás luzca en las costas de Croacia. No sé muy bien que hace mi pie asentado en el suelo. Mi cabeza rehúye las páginas llenas de letras, me lleno de la tinta negra de lo sucedido pero no hago caso. El mundo, sin duda, podría ir mejor. He visto una revolución en Madrid capital pero no me he dado casi ni cuenta. He subido a un autobús hace dos días que me ha llevado por la Gran Vía llena de musicales, de gentes fotográficas, de pies grandes pisando aleatoriamente los baldosines de la acera inmensa de la gran ciudad. La pena estaba en mí, no la podía desechar por fea, por malquerida, por absurda. Mis pies llevan un no sé qué en la planta como diciendo que la vida se reduce, se ensimisma, se combina con lo ordinario hoy.
Una promesa peligrosa, de difícil cumplimiento.
Eso es la vida para algunos.
Dan algunas ganas locas de huir. Tengo separado el corazón. Entre amigos y hermanos me toca decidirme por mi hermano. La vida arremete muy tristemente contra la habitación. Los días pasan ateridos y solitarios. A los enamorados les gusta que se les preste atención. Hay pan en el supermercado, a veces, demasiado tostado, casi negro. No hay paz en Europa por mucho que digan. Las cosas siguen ahí, en su sitio, sin dar la voz de alarma. Los pocos que andamos por aquí nos encontramos en plazas, calles, avenidas y nos dirigimos una mirada boba, triste, famélica. El dolor de estar se inclina bajo las farolas que no dan luz, enfrente de las esquinas de las calles, por las melancólicas aceras muertas. No hay derecho.
El ojo inicia su combustión.
Y casi siempre ve lo de ayer.
La página en blanco. Una mañana nubosa. No se oyen ni las ratas y son las 11:00. Se me estremece un poco el corazón. La semana santa ya va acabando. No he comido ni una torrija. Hay un libro a mi lado que se titula "Historia del mundo contemporáneo" pero que ya es viejo porque se queda en 1970. Hay pena, hay dolor rodeándome. Ya brotan las hojas de los álamos que dan a la ventana. Libros de poesía me rodean, de la generación del 27, de un autor llamado Claudio Rodríguez, una antología de los poetas del 50, etc. Pero no hay poesía hoy viernes santo por ningún lado. Mi hermano duerme. Yo duermo también a mi manera. Monotonía de nubes tras los cristales.
Lejos quedan los días de los pequeños sueños.
Ahora y aquí existen los desesperados despertares.
jueves, 17 de abril de 2025
He leído un artículo sobre la pobreza que hay en los barrios del sur de Madrid. Es un pena que siendo la capital tan opulenta, estos barrios vivan mal. Antes, hubo una industrialización de estos barrios pero ya ha decaído. Móstoles, Leganés, Villaverde, Getafe, etcétera, son pobres. Habría que hacer una inversión grande en ellos. Los bloques de 12 pisos contrastan con los bloques de cuatro pisos de municipios como Majadahonda. Hay hacinamiento en esos barrios. Esta navidad, Paco y yo fuimos a Getafe. Daban impresión de pobreza sus calles. A ver si vuelvo yo a algún barrio de estos a pasear porque, aunque sean pobres, son también muy tranquilos.
El agua desnuda cubre su lecho.
El río avanza mientras escribo esto.
El ruiseñor, en lo alto del álamo cantará trinos y gorjeos esta primavera. Ya que el tiempo está de nubes y de lluvias, nos servirá de guía este pájaro dichoso. Soria de montes azules, Soria, el último viaje donde en la capital resuenan las pintadas. Me han cerrado la puerta de las carreteras quizás de una vez por todas pero hay formas de huir de esta lamentable calle. Hay maneras de sentirse acompañado en el viaje, hay un medio de transporte para el que comprar billetes. La vida se ofrece como lámpara del genio. La vida es escapar uno del sitio oscurecido por la repetición de horas vacías. Me escaparé. Iré a la rueda como el que va a la guerra. Domina el ancho mundo a la calle que pasa.
Se rompen los cristales verdes.
Por la ventana lo veo.
La vanagloria de la piedra que rueda por el río y llega mucho más allá de lo que imaginamos. Así quisiera yo vivir sin anclaje en una casa en la que todo se repite. La cadencia de la arena que ya ha caído hace muchísimo tiempo es la metáfora perfecta de la inmensidad del mundo. Huele a agua de río que arrastra ramas, peces y batracios hacia otro río más grande. ¿Qué sería de mí si atravesara la frontera con algún país y me fuera lejos, lejos hasta que mi persona fuera como la piedra de río? Los ríos rompen fronteras con Portugal, se cuelan en el país vecino mientras en los bares se toman un café solo, negro, sin azúcar y casi hirviendo.
La luz me ayuda a ser otro.
Gritaré a las nubes de mi alma.
Ayer por la mañana estuve mal porque la gente se iba y yo me quedaba en tierra, pero, por la tarde me lo pasé genial en Madrid con Paco. Había ambiente de remontada que no pasó. Había mogollón de extranjeros. Madrid está de moda en todo el mundo. Vimos la iglesia de San Ginés, donde está enterrado Lope de Vega. Me comí un bocata de calamares enfrente de la tienda de discos "La Gramola". Estuvimos en el bar "El cisne". Derroché algo de dinero. Nos sentamos en el "cien montaditos" de Plaza España. Yo le expliqué a Paco historias del Quijote. Luego anduvimos bajo la lluvia y lo pasamos bien con los chistes y demás.
Nunca supe que mi paso
tuviera tanta importancia.
miércoles, 16 de abril de 2025
Hoy escribo raro porque estoy raro. Andan culebrillas en mi mente, andan todas las rabias por las circunvalaciones de mi cerebro. Hoy me llamarán por teléfono y no podré ir porque estaré con mi hermano en Madrid. Madrid es muy grande y tiene exposiciones y rincones desolados y sórdidos. Mi hermano es muy importante, es importante que no esté solo y que no le falle la mente. Por eso quiero estar esta tarde con él. Dichoso el que un buen día sale de su casa y hace la faena y vuelve y reza a Dios y sabe que ocupa un gran lugar en los corazones de los que le conocen. Y llama alguien a la puerta y no es en vano.
Hay trabajos que son hazañas.
Hay trabajadores que son héroes desde que amanece.
Secar al sol nuestra alegría mientras estamos en una especie de hospitales para sanos. Dormir un montón sin ver el amanecer que nos redunda en horas vividas, en horas que se van sin ver algo nuevo. Montar en un autobús e ir a un barrio pobre del sur donde las fábricas ya dejaron de fabricar. Estudiar la manera de escapar de este doble o sencillo que no va a ninguna parte. Hacer un milagro al devolver el habla a un autista y luego rezar y rezar en un piso sucio y antiguo. Los personajes que creé ya no no los conoce nadie, nadie los conocerá hasta después de mi muerte si alguien los lee, que lo dudo mucho. Ahora estoy trabajando en un personaje que es una boliviana que trabaja en un bar y otro que da la vuelta al mundo en 20 días. Ojalá me salga bien. Daría el brazo izquierdo por que un libro mío apareciera en las librerías y no ese de "La habitación de las amapolas".
Que me levanten las mañanas o me quemen vivo.
El resurgir del mundo está a 300 kilómetros de aquí.
La vida te la dan pero no te la regalan. La vida pasa factura. Es difícil vivir a veces, como cuando todo el mundo es feliz pero tú no. La gente derrocha dinero y yo no lo derrocho en mis placeres mundanos. Me he tomado un café y un bollo en una cafetería colombiana. En Colombia, también la gente sale y derrocha gasofa, dinero y placeres. He leído El País solo por entretenerme un poco. Las letras se amontonaban en mi vista y yo las desdeñaba, las malhería de muerte porque no es eso lo que quiero hoy. No estoy hoy para leer ni para escribir y aún así escribo este rollo para consumo interno como una plantita de marihuana. La gente se va, yo me quedo.
La camisa estaba limpia.
y debajo, el difunto.
Con tanta noche entera y yo aquí todavía. Ocupando mi cuerpo un espacio ya sabido. El empleo de la alegría no ha llegado. Sigo erre que erre continuando posturas en mi pobre vida de torpe deseo. Quizás a la tarde veremos algo nuevo, separado de mí. La luna ya salió esta noche para cumplir, solo para cumplir el requisito de las leyes de la noche. Me salen granos y me rompo contra las olas de no saber, de no andar hacia la meta de los miércoles, hacia la tendencia de todo el mundo, hacia el relajamiento de mis piernas. Pero bueno, el mundo no soy yo. El mundo es otro. El mundo son aquellos que se marchan. Me va la vida en ellos.
Las casas lucen con la cal nueva.
Yo sigo fuera, sigo fuera
martes, 15 de abril de 2025
Novelas, novelas, novelas. Dame novelas hasta que se caiga el cielo. Dame la historia de otros, inventada, sacada de la manga, traída por los pelos o sesudamente creada. La vida es novela, una novela terca y demasiado precisa y verdadera. Pero la vida surge un día y al poco, está caminando, está estudiando, está uniéndose a otra vida. Y con el susurro de la despedida, vamos viviendo, vamos queriéndonos mucho pues no hay otro camino. Camino, vida, qué más da. El aire limpio que ha venido de repente se nos da, se agita en nuestras manos con la dulzura de la leche de las madres. La feroz desnudez de la despedida nos hace querer historias, otras vidas, augurios de algo mejor, leer continuamente en los ojos el amor de los demás.
No lucho ya con mi cuerpo.
Lucho con las sienes y mis ojos.
En abril quemó una vieja el mandil. Hace frío fuera. Las sensaciones son buenas, sin embargo. Si la labor de las nubes es clara, ¿cómo iban a dejarme los ojos oscuros? El cielo se rebela contra tantos años. La peripecia de la lluvia es emboscarse en el gris. Y sacar a los ríos de sus casillas. Muchas cosas están pasando tan llenas de ternura y de secreto. Avivan las farolas su claridad atajada. Las aceras se marchan hacia el final de la calle, donde no sé lo que pasa en realidad. Empiezo a sentir una preciosa libertad junto a mí, una incipiente toma de razón o no sé qué que me vuelve importante. Iré a la plaza, tomaré café y quizás un argumento de novela ingrese en mi cabeza para depositarlo en palabras mañana por la tarde.
Como una paz sin acuerdos
está pasando la tarde.
¿Irse uno de Madrid a Valencia es una aventura? Claro que es una aventura. No como las aventuras que suceden en las novelas en las que hay zombis, virus, mortalidad, huidas a no se sabe dónde, estados distópicos como los de "1984", guerras, destrucción, extraterrestres mortíferos, etcétera. La aventura es coger una mochila e irse a algún lugar donde estés solo y tú solo has de saber qué te conviene, qué has de comer, qué has de ver y qué autobús te lleva a la playa, a la bendita Malvarrosa. Y esa es la verdadera aventura. Y hay que vivirla y estar solo todo el rato. Y ver un partido de fútbol en un bar para matar la tarde antes de ir al hotel y dormirte para el otro día a ver qué pasa. Y el autobús te lleva y te trae, pero nada más. Y quizás hay un museo que cierra los lunes. Y es lunes. El lunes día dos de aventura. Y coges otra vez el autobús y te piras y llegas a Madrid y ya todo es igual.
Levántame mañana en otro lugar.
Así seré otro, seré ese que no sabe dónde está.
Tengo dinero que gastar. Estoy deseando gastármelo. En una comida, en un viaje, en un trayecto ameno, frente a un mantel. La vida se pone tonta si el dinero no circula. La bolsa se añeja y deja de tener sentido. Hay que gastar el dinero pues hay muertes repentinas que nos acechan a cualquiera. Que si fumas, que si el colesterol, que si la tensión. Es mejor darse un atracón de lo que sea. Un atracón de sol, de kilómetros, de cochinillo, de fritura, de lo que sea. Ir y largarse de este andar por andar que ando. Y disfrutar de la vida un poquito, el que nos deje las horas, el que esté para cada uno de nosotros. El dinero en el bolsillo apenas suena. En un restaurante, reluce como el diamante. Hay que gastar. Hay que ir al placer, a la carne, al pescado al sol que surja, al cielo azul y a matar penas diarias.
Coger un buen compás
y no perderlo entre los días.
El reseco de la tierra era ya calcinación. Y llegaron las lluvias. Quince días de lluvias sin parar. Qué bendición. El agua bajaba y bajaba del cielo con fuerza o parsimonia, con alegría o con tranquilidad. Las nubes eran la cubierta de todo el cielo, no dejando ver al sol que enviaba calor todo el tiempo durante la época anterior al temporal este que trajo humedad. Yo lo viví con fascinación: la lluvia al fin llenando pantanos, ríos. Los troncos de los álamos se llenaron de musgo. El suelo se llenó de caracoles y lombrices y otros animalillos. Los pájaros mojaron su plumaje. Los animales notaron la sensación beatífica de los millones de gotas que cayeron. El campo se vivificó, resucitó, subió a los cielos. Amor de agua. Amor por la naturaleza que da el íntimo placer de las nubes generosas.
El agua.
Ese ser líquido que a veces da natura.
Arrodillado frente a tantos días perdidos sin hacer mi voluntad, me da miedo ir a la tumba sin haber contemplado el mar que llega de camino, la playa inmensa de arena que se tienda a mis pies. El dolor de no recorrer una larguísima carretera hacia no se sabe dónde, charlando de no se sabe qué, riendo a toda pastilla, poniendo una problemática el conductor y poniendo una problemática el copiloto que se resolverá entre los kilómetros que se recorran con paciencia y buen humor. El año pasado fui a Burgos. Me gustó Burgos pero Burgos no tiene mar. Este año a ver si se alinean los astros para que yo vaya a algún sitio, a algún destino que mi voluntad forje entre la mochila y las ruedas, entre los kilómetros y el salitre.
Que despierte todo a la redonda.
Y que yo vea luz en algún camino.
Me dice el horóscopo que voy a meterme por territorios peligrosos. El mundo está lleno de vasallos que rinden al dinero pleitesía y no se sacan del bolsillo ni una perra para invitar a los amigos. Esa es la verdadera sumisión de algunos al vil metal. Les irá mal así pues solo en el cementerio, cuando les cuelguen en la lápida el cartel de "el más rico del cementerio" podrán lucir algún título que en vida les negaron. Suelen ser estos rácanos flojos de sabiduría y estudios pues, si miraran en los libros, verían que el dinero solo cumple si nos aporta placeres en nuestra triste existencia. El dinero por sí mismo son papeles y metal que se pierde forzosamente en vida y no nos libra de la muerte. El dinero, gastado, da placer. Guardado, germina la ruindad de su poseedor.
Dice el horóscopo:
gástate el dinero en un viaje. Pero yo solo ¿dónde iré?
lunes, 14 de abril de 2025
Hay quien pisa muchas tierras cuando deja la suya atrás. Y el movimiento le mantiene vivo y alerta. Pero lo suyo es hacer raíces donde uno nace. La vida te arrastra a veces a salir, a huir, a buscar mundos nuevos porque en la tierra en que vives no hay nada para ti, sino miseria y amenazas sobre tu vida. Y aquí está la acogida de esas gentes pobres y sin educación apenas que trabajan cuidando de ancianos y niños, que sufren la ausencia del terruño. No creamos que la inmigración siempre es un problema, puede ser la solución a una natalidad muy baja o puede ser la solución a empleos que nadie de nuestro país quiere ya. Ellos son agradecidos en cuanto encuentran trabajo. Démosles trabajo y algo de ganar y no darán problemas.
La inmigración.
No es mala por sistema, sino al revés.
Me viene bien escribir en este blog por las tardes. Me acompasa el consumo de tabaco y se me pasan las horas más amables. Dice la canción: "tú que te mereces un príncipe, un dentista/ te pones a mi lado y el mundo me parece más amable, más humano. El mundo debería ser más humano, quitarle de él toda vulgaridad. Lo insólito humano es difícil de encontrar por el mundo. Poca gente es insólita. Cuando atravesamos dificultades, se nos vuelve el interior, el alma, insólitamente humano. La gente es como una masa que consume toda ella las mismas cosas, piensa también las mismas cosas y se comporta de la misma manera, sin ningún espíritu crítico o sin ninguna altura moral. Pero lo insólito existe, lo inaudito en el ser humano. Hay que saber buscarlo.
Lo sorprendente no está en un autobús ni en una playa.
Está en el alma de las personas sufrientes o esforzadas.
Se ha muerto Vargas Llosa. Yo de él leí "La tía Julia y el escribidor" que es divertida, muy buena. También leí de él "Los cachorros" Intenté leer "La ciudad y los perros" pero me quedé a la mitad. Tampoco pude acabar "Conversación en la catedral", que me resultó un rollo horrible. Este hombre era muy detallista en todo lo que escribía y a mí me cansó en su escritura que descendiera tanto en la descripción de sentimientos, lugares, acontecimientos, etc. No dejaba espacio al lector para que imaginara un poco la situación narrativa. En fin, espero que este hombre descanse de sus trabajos en la vida y que vaya a buen lugar si es que se va a algún sitio después de muerto uno. La literatura da para mucho, para crear gentes que imaginan un mundo que nos distrae de la vida. Esa es su finalidad.
Tú te vas y yo me quedo
pero me recuerdas algo.
Llegue rogada, pues mi bien previene;/ hállame agradecido, no asustado;/mi vida acabe, y mi vivir ordene. Estos son versos de Quevedo sobre el postrer día que espantoso suena y que desanuda las miserias de la vida, viene piadoso el último día si tenemos la conciencia tranquila y nos ordena la vida ya cansada, ya ofrecida a ella todo nuestro esfuerzo por ser mejores y cuidar de los nuestros. No hay que asustarse porque es ley de vida, no hay dolor que no quite al final del todo, no sabemos muy bien qué es pero si tenemos un poco de fe podemos pensar que es un salto a la eternidad en la gloria de Dios. No debemos negarla, no debemos temerla, no debemos huir de este acontecimiento igualitario y firme porque cumple con todo el recorrido vital.
Seremos una mota de polvo en la historia general de todo.
Pero seremos llamados por Dios si cumplimos el designio que nos fue encomendado.
Que es la lumbre del sol más poderosa/y agrada más naciendo en Oriente/que cuando se nos muera en el Ocaso. Estos son versos de un tal Francisco de Rioja. Los amaneceres, que yo no veo nunca porque las pastillas que tomo me tienen arrinconado en la cama hasta las 10, vivifican el alma y el cuerpo. Si yo me levantara a las 7 de la mañana, fumaría muchísimo, no le veo la ventaja a ver el sol naciente del Oriente. Poderosa es la luz del sol durante todo el día, no nos abandona aunque se esconda en envidiosas nubes. El sol triunfante nos trae la vida, el verdor de las plantas y un no sé qué de aventura entre amorosa y vacacional y veraniega. El Ocaso siempre es símbolo de muerte pero los ocasos en una cumbre, allá el horizonte, con una bebida en una terraza de un hotelito de la sierra tiene mucho que decir.
El sol es la vida, es el que nos contempla amorosamente,
como un dios que velara eternamente por nosotros.
Es raro que sea ya semana santa y no esté yo con ansiedad. En los últimos tiempos me solía pasar. Me ponía malo de mi salud mental y lo pasaba mal, temiendo las horas por pasar, todo el mundo de vacaciones, no sabiendo qué hacer con mi vida. Espero que esta semana santa sea más ligera de llevar. Ayer paseé con dos amigas hasta el pueblo del al lado, con sus perritos. Estuvo bien. Hablamos de un noviete que se ha echado una de las dos: que si te conviene, que si no te conviene. Pelando la margarita. Los líos sentimentales a ciertas edades ya se viven muy calculados, no es el fulgor amoroso de los 18 años en que todo cabe como proyecto de futuro. En fin, me voy a echar un cigarrillo y a beber agua.
La semana santa.
Me quedo en casa y me da rabia.
domingo, 13 de abril de 2025
Zp aspira a Nobel de la paz. Lo leí hace tiempo y lo he vuelto a leer. Este hombre inclasificable, ¿a dónde va? Me parece que es el que dijo que SZ lo que hacía era cambiar de opinión. Me recuerda aquello de la desaceleración y que el que hablara de crisis era un antipatriota. ¿Por qué no le dan a ZP una muñeca chochona y se pira a su mansión de Lanzarote y nos deja en paz, este tío que se ha vendido a Maduro y a su dictadura sangrienta y narco? ¿Por qué no este tipo abandona todos lo escenarios para que no cause más daño a su propia memoria de bajarse los pantalones ante catalanes y vascos? ¿Por qué este estúpido que dijo, siendo presidente de España, que la unidad de España es discutida y discutible no se larga de los escenarios políticos de una puta santa vez? Denle a ZP una hoz y que siegue el jardín de su casa y que deje de meterse en jardines ajenos.
Putas hay muchas.
Putos políticos también.
Hay gente que se denigra por el dinero y los placeres que consiguen con ese dinero. Es la parte divertida de la corrupción: puticlubs, gambas, objetos de lujo, estancias de lujo en hoteles de lujo, putas de lujo, viajes de placer, langosta del Norte. Ponnos del whisky ese que tienes guardado, etcétera. Todo pagado por dinero público. ¿Qué hace España que no sale a la calle a abuchear en grandes manifestaciones a estos ladrones? ¿Será que son del psoe? ¿Qué tendrán estos gargantúas y pantagrueles que parece que a nadie molestan? A mí me molestan. Lo escribo aquí. También me irritan. Me ponen enfermo. Que dijeran que venían para limpiar la imagen de España, la opacidad, la corrupción del pp, que lucharían por la transparencia. Si no es por la transparencia de los camisones de Jesica... Putos ellos y putas ellas, menudo puterío.
En fin. Llamadas, UCO, la Begoña, el hermano ¿músico?
Menuda mierda.
Entre que pito un cigarrillo y bebo abundante agua, voy sacando blogs de mi imaginario personal. En Youtube aparece una escritora llamada Lucía Echevarría a la que denunciaron por delito de odio. No sé muy bien a quién odiaba pero lo pasó muy mal, con muchos juicios y dinero perdido. Ahora es ella la que critica al gobierno en todas sus vertientes, sobre todo, la de Podemos y, en particular la de Irene Montero. También habla de violaciones, de lo trans, que para ella es un negocio farmacéutico, de ministros del gobierno, de SZ, de su mujer, de Koldo y de muchos implicados en lo de las mascarillas, en las comisiones de Fomento. Ábalos fue muy duro con Rajoy en esto de la pureza de un gobierno. Ábalos mantenía 5 "sobrinas". Quizás Ávalos comía de lo mejor mientras los españolitos comíamos chorizo del Ahorramas. ¿Y Koldo? ¿Y Aldama? Con la coña de las mascarillas y otros putiferios visitaban los mejores restaurantes del país con el dinero nuestro. Que vayan a la cárcel quizás sea poco. ¿Y los de los ERES? ¿A santo de qué deben estar absueltos?
psoe:
cáncer de España. Centro de corrupción tras corrupción.
Esta luz que se alía con la sal, este domingo eterno que alza el sol hacia el infinito más cercano, este punzante azul derramado ante mi vista, me recuerda al mar, me lleva atado a un pliegue de la vida. No será hoy cuando me ponga a llorar. Quizás otro día tenga que escribir para darme ánimos, para salir de mí, para torcer el cielo de unas horas que se quedan pegadas a las farolas del mediodía. Es pronto y tarde, es doloroso y tranquilo este día del Señor montado en un borrico. No sé qué tienen las iglesias hoy que se llenan de gente, que se nutren de alabanzas, que agitan un ramo al aire, el aire endulzado de Dios que entra en Jerusalén.
Domingo de ramos:
7 días y todo acaba.
En "El Jarama" aparecen personajes de aquella época (años 50) que hacen de contrapunto a los jóvenes descuidados que vienen a bañarse en ese río. Los que hacen contrapunto son el tabernero Mauricio, el taxista Felipe y su mujer y su hermana y su cuñado, un pastor de ovejas, un peluquero de Vicálvaro, un carnicero, un tullido, un alemán, etc. La mujer de Felipe, la Dolores, le impele a Felipe a hacer unos ahorros para el futuro. Como Felipe le afea la intención a su mujer de meterse en la economía familiar, la mujer sale llorando y la consuela su hermana la Felisilla, que todavía no tiene hijos. El taxista tiene cuatro y se enfurece con ellos cuando roban la silla de ruedas de Coca coña, el tullido. Todo en esa taberna es una mezcla de quererlo pasar bien y preocupación por el futuro. Solo los valientes lo pasan bien siempre. O los adinerados. Solo siempre están alegres los que tienen el futuro arreglado. Pero, ¿quién tiene el futuro arreglado del todo?
El futuro viene al presente y nos dice:
¿Me has preparado algo?
Había una mujer jovencita a la que le cayó una bomba cerca, pero no la mató. Esta mujer, más tarde, se casó con Doroteo, pero este hombre no la mató. Tuvo que comer mondas de patata, mondas y restos de lo que a otros quedaba, pero eso no la mató. Tuvo cinco hijos pero esos cinco hijos no la mataron. Incluso alguno de ellos le dio una ilusión para vivir pues caminó por el camino recto de la vida. Se puso mala del corazón, pero su corazón mismo no la mató. Su corazón siguió palpitando con un poco de anormalidad pero no la mató. Y un día quizás Dios la mató; fuera Dios o el diablo, ella no lo supo, la mataron. Y su recuerdo no duró mucho. Su recuerdo también murió. Lo que pervivió fue su alma que ahora está junto a Dios ya que Dios dijo: los últimos serán los primeros. Y su alma se regocija en el seno de Dios, aunque esta señora jamás pisó una iglesia.
Para los que vinieron al mundo a pasarlo mal,
¿no habrá una recompensa?
Albert Camus, premio Nobel de literatura en los años 50 o 60, dijo que el hombre debe hacerse persona en su vida, debe comprometerse con algo en su vida, debe ir creciendo y fabricar una especie de alma para su existencia, ya que el hombre nace desalmado. Yo creo en cierta manera en esa teoría. Cervantes ya dijo que no culpemos a la diosa Fortuna de lo que nos vaya pasando en esta vida, pues somos nosotros los que la vamos haciendo tomando decisión tras decisión. Lo que nos ocurre no es lo que nosotros queremos para nuestra vida sino lo que fabricamos de nuestro propio marchamo. De Albert Camus yo leí "El extranjero", novela que me marcó mucho por la exposición que hace el autor del personaje: un hombre perdido en la vida, un hombre que no sabe qué hacer con su destino. La vida es esa exposición que hacemos ante la suerte de vivir.
Vivir llevado y traído no es vivir.
Vivir es que la vida sea nuestra, identificable por nuestra personalidad.
Hoy me he levantado menos alarmado que los días de atrás, cuando todo se me he iba en levantar la moral, mirar de frente al presente, conformarme con lo que había. Hoy mi cerebro me está dando momentos de serenidad. La vida fluye más lenta, sin alertas por el denodado paso de las horas. Me ha llamado hace poco una amiga, que si tengo tiempo para ella. Claro que lo tengo. Hoy tengo tiempo para cualquiera; el tiempo, hoy, no es problema porque lo tengo restringido, acodado en una taburete al lado de la barra de la vida, bien sujeto de un costado y del cuello de la camisa de los aconteceres. El tiempo hoy pasa como si pasara un gorrión ante mi vista, como si un perrito ladrara insomne ante las palmeras del desierto. Hoy es un día para dejarse llevar, no racionalizarlo, no acotarlo en frases, no pensarlo mucho.
Brilla la hora del mediodía.
Todo parece relucir y sacudirse la pereza y engrandecerse.
sábado, 12 de abril de 2025
Creo que si se seleccionaran algunos textos de este blog, textos poéticos o narrativos, se podría hacer con ellos un libro. No dudo de la calidad de algunos textos escritos aquí. Unos tienen la cualidad de una expresión libre de ideas sobre política pero son los que menos me interesan. Otros son comentarios a textos históricos de la Wikipedia. Otros son literatura por la literatura, un ejercicio libre de libertad lírica, no al estilo puramente vanguardista. Hay textos surrealistas, hay poesías, hay narraciones poéticas. En fin. Hay un poco de todo. Lo que se pretende es entretener y divulgar algunas cosas que el sistema oculta. Hay también resuellos personales que no tienen más valor que el desahogo de una situación mala.
El blog:
esa forma de comunicación diaria.
Gutiérrez Solana, escritor y pintor, estuvo rodeado de familiares con enfermedad mental. Salió adelante con sus pinturas negras de una España penosa, de mucha sacristía y hambre y curas que maldecían al pueblo si no iba a misa. La gente que retrata Solana va siempre de negro, siempre lamentándose, gritando al cielo para que les dé otra vida. Cuando le preguntaron a Solana qué le parecía la vida, este dijo: la vida es una mierda. Y con razón. Algo hemos mejorado de la España negra de Solana. Somos libres de creer en Dios o no. Tenemos la despensa llena. Hay obra social. La gente no va guarra ni necesitada. Pero todavía hay enfermedades que perduran y quizás deberían ser mejor tratadas, como la enfermedad mental. Aunque creo que se ha hecho mucho.
La España negra:
mendigos, curas tremebundos, mujeres sin libertad...
Y he dicho aquí que siempre, siempre, hay que tener la moral alta, sobre todo entre las tropas que han perdido una batalla para que estén dispuestas a ganar la guerra. El último día de la guerra, en la gran batalla final, así como en Stalingrado, se ve dónde está la fuerza de los que quieren ser victoriosos. Los rusos enterraron a la fuerza nazi para siempre. Así hay que actuar en la vida: batallar hasta el último día en que el enemigo dirá ya su última palabra vencido en el suelo: rendición absoluta. Y lo demás es castigo al perdedor por la barbarie cometida. Hay que mantener las espadas en lo alto siempre, no bajar la guardia nunca porque en la próxima batalla se puede decidir la guerra entera. Nuestros corazones esperan ese día. A lo mejor, para ganar la batalla final, en nuestros días, hay que perder la batalla de que nuestra bono loto no salga agraciada hasta que toque. Pues échala todas las semanas junto con el cupón de la once y no desistas.
El cupón de los ciegos:
esa gran batalla diaria.
Ya parece que estoy más calmado que esta mañana pero necesito seguir dándome ánimos esta tarde que va a pasar ordinariamente si Dios Todopoderoso lo quiere así. Puede que Dios, en algún rincón de esta ciudad, obre inteligentemente, como Él solo sabe, y dé una alegría a alguien, no sabemos quién, pues Dios también obra en silencio y en calma, sin que lo sepamos los humanos. Y puede que hasta un escritor escriba este pequeño milagro que obró Dios para que quede constancia de él para lección de muchos y conversión de otros pocos. Pero no sabemos mucho de los arrabales, de los vecindarios necesitados, de las vidas descarriadas a las que Dios quiere y, de vez en cuando, les echa una mano, allá por el puerto donde está izada la bandera blanca.
Alguien socorre a alguien.
Ahí está Dios.
Cuentan de un caballero que, como perdió una batalla contra los moros, se recluyó en una cueva a meditar su futuro y su corazón le dijo que se tenía que hacer musulmán. Se hizo musulmán cumpliendo un rito no muy elaborado y entró a servir en las huestes de un capitán moro. Y perdió una batalla frente a otro ejército cristiano. Se retiró a la cueva de marras y su corazón le dictó, después de llevar un año comiendo bellotas y pan y acederas que debería hacerse cristiano otra vez. Se bautizó de nuevo por un franciscano muy divertido por la veleidad de este caballero y fue católico otra vez. Y, después de mucho tiempo, se le juntó a este caballero la luna y el sol en un cataclismo sutil que le hizo romperse la cabeza contra un muro. Y ahí acabó la historia de este caballero que quería estar siempre con los ganadores.
Dios que buen vasallo
si hobiese buen señor.
¿Y por qué me he puesto yo en plan autoayuda, a levantar los ánimos como si estos estuvieran decayendo? Cuando miro alrededor, la gente está tranquila, quizás tomándose un café entre amigos o echando una siesta memorable o, en el peor de los casos, trabajando en las basuras o de camarero (gracias, señor, que tenga buena tarde). La vida no se sabe cómo es mientras que la ficción debe tener algún sentido. Por eso, yo escribo ficción para darle a mi vida el sentido que le falta. Por eso, mis personajes buscan algo valioso fuera de ellos o dentro de ellos para que la novela siga y siga. En algún rincón de la ciudad hay algo poético que todavía no se ha contado. A lo mejor, al lado de la iglesia vieja del pueblo, hay un corazón que late santo y cristiano. Debemos estar atentos al acontecimiento de Dios que se sacrifica por el género humano. Es lo que rememoran estos días que van a pasar. Una oración por los pobres y otra por los ateos, por favor.
Si anduviéramos toda la tarde por la ciudad
veríamos alguna cosa asombrosa.
En el camino de ir a ver a mi padre, he encontrado la cáscara de un huevo totalmente blanco. La vida se abre paso por donde sea. Estoy esperando una llamada para matar la tarde. Para que las miasmas que se acumulan entre los dedos se regocijen de pena. No hay ya mucho que hacer hoy sino ir a tomar un café regodeado en la tarde como un payaso de circo. Los circenses aplausos de las nubes se cuelan como mulas en la cuadra para dormir sin hacer ruido al alba de las torres. Las torrenciales idas y venidas de un agua que ya pasó vienen atormentando raíles de tren como águilas en disposición de arrebatar el sol a mordiscos. Y ya está todo contado de pe a pa sin pasar por la extraña condición de un mono azul asqueroso que se ponía amarillo al ver las balas venir. Y ya no más absurdos lingüísticos ni más carantoñas felices de un escritorzuelo que aspira a ver pasar la nariz del poeta atravesada por los caminos y las lluvias de mayo.
Trombón casero:
Mi hermano sonándose las narices.
Hoy ya casi no tengo nada que escribir. Ya he dicho que la moral siempre debe estar alta, de modo que, con poco, se haga mucho en el espíritu. Lo normal es desesperarse si algo no va como tú quieres. O muchas cosas no van como tú quieres. La vida es a veces pérfida como Albión. El miércoles juega el Madrid con el Arsenal a ver si remonta. Hay una gran pasión de la gente con ese partido. Yo no tanto. La vida es un gran expositor donde hay de todo. Coge lo que te apañe y, lo que no te dejen coger, déjalo y ponte a pensar en otra cosa. Voy a pasear un poco por la avenida, voy a mirar a mi semejante, voy a vivir como un señor a pesar de todo.
Vivir como un señor.
En la circunstancia que sea.
Me parece que hay una película que se titula "Perfect days" (días perfectos) en la que sale un hombre que limpia retretes y no hace gran cosa después de limpiar los retretes pero es feliz. Esa es la idea. Este hombre no sueña con imposibles. Los imposibles son difíciles de soñar. Así que este hombre disfruta de una sopa, de un cómic y de un paseo hasta que tiene que volver a limpiar retretes. La vida es un poco de esta manera que retrata la película. La vida no es lo que deseamos, si no lo que nos rodea. Si lo que nos rodea son retretes para limpiar y ganarnos la vida, adelante, pues.
Retretes, teléfonos, escaleras.
Cosas que nos atan a la realidad.
Hay que tener una moral inmensa para plantearse leer el Quijote por tercera vez en estos días de semana santa en que uno no puede viajar. Es una opción válida para los que tienen a la literatura como algo interesante y estimulante. No es del todo mi caso. Yo no me puedo abstraer del mundo en que vivo para zambullirme en una novela de mil páginas. Ojalá valiera yo para tener la paciencia de leer un clasicote como ese libro. Ni siquiera para leer las obras actuales que son más ligeras de escritura. Me gusta, sin embargo, escribir aquí lo que siento. Y lo que siento es que debo perseverar en pasarlo bien a costa de lo que sea. O creer que, escribiendo, inconscientemente, me doy ánimos y rompo la idea de compararme con esos que se han marchado. Yo puedo pasarlo bien con lo que hay.
El coche. Kilómetros.
La casa. Ese libro que leíste hace tiempo y que es válido leerlo otra vez.
La raíz del optimismo está en las horas flacas. De ahí, de esas horas que uno deploraría, surge la fuerza de no dejarse dominar por el abatimiento. Y yo lo pongo por escrito pero también hay que ponerlo en práctica. Un simple paseo que ejercite nuestras piernas puede servir. Y un libro que nos entretenga. Y hacer la comida. Y aquí que cada uno ponga su etcétera. A mí la televisión no me hace gracia, pero la radio, sí. Y el libro que me estoy leyendo: "La vuelta al mundo en 80 días". Todo puede valer. La cosa es no compararnos con nadie. La cosa es animarnos todo lo que podamos. Como un jardinero que le dice a otro jardinero: "seamos felices mientras podamos".
Seamos felices.
Nadie nos va a negar el intento.
Algunos, pensando en lo inestable del tiempo, se han quedado sin viajar. Se pueden hacer muchas actividades sin tener que viajar. Hay que dotar de sentido esas actividades. Parece que este año no son todos los días iguales unos a otros, secos y soleados. Ayer estuve en una plaza. Observé a la gente. Había tres chiquillas jugando con el móvil. Pasó uno vestido muy estrafalariamente. Vi a un personaje local de toda la vida. Miré y miré y se me pasó el tiempo. Pasaron horas y rostros, como dice una canción. Si no hay otra cosa que hacer, mirar a la gente es un entretenimiento válido. Todo es válido para pasar las horas si eso las mata. No nos queda otra. La vida está así. Andar, mirar, escribir y leer y hacer el pino incluso si todo es para engullir el tiempo y que el tiempo no nos ahogue a nosotros.
Miro a la gente.
Mientras miro, la gente vive.
Siempre hay que mantener la moral alta en todas las circunstancias. Para ello, nosotros mismos podemos sugestionarnos con palabras que alimenten una forma optimista de ver el mundo. No todo es placer en la vida. Existen momentos en que uno flaquea porque no puede hacer todo eso que sueña. Pero para eso están las arengas dirigidas a uno mismo. Para eso se ha inventado el lenguaje con sus verbos y sus nombres unidos en unas frases que hacen que lo normal se convierta en extraordinario. A veces, la vida solo ofrece el cielo y la tierra. Para motivarnos, cojamos de esa tierra en la que estamos y llenémosla de buenos deseos para pasar el día. No es tan difícil. Conformarnos con lo que tenemos es suficiente si lo comparamos con aquellos que no tienen nada y no se quejan.
Pasar el día con pocos movimientos, con poco a la vista.
Siempre hay algo para mirar.
Los que no nos vamos de vacaciones esta semana santa y puedo decir también los que nunca nos vamos de vacaciones en semana santa, ni en verano, ni en invierno, debemos buscar estímulos allá donde los haya. Es importante mantenerse ocupado con la lectura del periódico, que siempre aporta algo de novedad a los ojos y al espíritu. Hemos de ver a nuestros amigos para fomentar una charla animosa y amable. Hemos de leer esa novela que está llena de aventuras. Hemos de escribir en cualquier formato para escoger palabras que digan lo que pensamos. Hemos de pasear después de estar en casa para distender los miembros y hemos de sentarnos en la plaza para ver pasar viandantes como nosotros que no se van de vacaciones ni en semana santa ni en invierno ni en verano.
Está difícil moverse de aquí.
por aquí hemos de movernos.
viernes, 11 de abril de 2025
Escribo aquí, en el blog, para pasar el tiempo y quizás, para dar alguna idea. Afuera llueve. Las paredes son opresoras, parece que te anulan de un momento a otro. Hay que ser optimistas. Si esto es lo que hay, es porque no hay otra cosa y debemos, quizás, aceptarlo. Unos, harán punto. Otros, ven películas o, simplemente, la televisión a granel. Otros dan paseos por los pasillos para calmar la impaciencia. Y yo escribo. Unas líneas no muy ostentosas en su exposición, pero líneas al cabo. Líneas que dan cabo a unas ideas que quizás tenga todo el mundo en la cabeza pero que, en este blog, se hacen de un brillo, lucen un poco, comunican algo. La idea es seguir en ello, no dejar decaer el ánimo. Vienen días impredecibles, vienen días raros, entre fiesta y contrariedad. Hay que animarse. Hay que ceñirse al guion impuesto. No tenemos dinero para irnos a una isla a disfrutar de 20 grados. Quizás tú sí. Pues vete.
¿Por qué no me he ido a Las Canarias?
Tremenda cuestión.
Dicen en una película que la amistad es el tesoro más apreciado en esta vida. Contar con un amigo bueno en tu vida ya merece la pena vivirla. Pero la amistad es difícil encontrarla. El que la halla es feliz sin duda pues tiene un apoyo constante, tiene al amigo. Si tu hermano es tu amigo además, no pidas más. Si alguien deja cualquier cosa por ayudarte en cualquier momento, ese es tu amigo. Puede haber cuarto y mitad de amigo. Puede que se tenga un amigo para un rato. El amigo bueno es casi una utopía. Sin casi. Casi no existe. Así que si alguien ha encontrado a alguien para los momentos de problemas y de dolor, que se dé con un canto en los dientes, con uno bien gordo.
No hay amigos.
Dos amigos buenos el uno con el otro son difíciles de encontrar.
Quizás sea un poco de tontos esperar que nos hagamos ricos con la lotería. Hay aproximadamente una posibilidad entre un millón de que lo seamos. En el caso de la ONCE, hacemos también una gran labor social si jugamos. Si no fuera por estos desahogos que tiene la gente en estos juegos de azar, la gente estaría bastante más de los nervios. Así que la ilusión cuenta. Y la ilusión consuela unos corazones que casi han dejado de creer en todo. La política decepciona y mucho. La familia quizás también. Así que, ¿por qué no confiar en que un número salga premiado y lo llevemos en el bolsillo? Es un poco de locos pensar que algún día nos tocará el euro millón. También es de locos no tener ilusión por algo en la vida, aunque esa ilusión sea un número entre un millón de números. La gente sabe lo que hace. La gente calcula que un euro puede ser la puerta de entrada a muchos euros, así que juega cada día con la constancia de un martillo.
La suerte no se sabe dónde está.
Por eso un día puede estar a tu lado.
Quién quita que, al ser optimista, algo bueno te llegue o te suceda, pues ese es el papel del optimista, esperar algo bueno de la vida. Aunque parezca que los minutos pasen ahora inútilmente, puede que más tarde, algo aparezca si tienes esa fe del animado, del que espera sin desesperarse. Yo he escrito hoy por la mañana que la gente no me llama la atención como lo hacía antes pero no dejo de creer en la gente, esa pandilla inmensa que pasa a mi lado. Y debemos estar siempre al lado de quien nos quiera para que surja ese misterio propio del optimismo. No ha mucho tiempo que yo me desesperaba ante las horas. Ahora procuro que pasen sin pesarlas demasiado en mi mente. Algo surgirá en un horizonte próximo que me hará creer de nuevo en mí, en mis seres queridos y en la gente que me rodea.
El placer de dejar pasar las horas uniendo pensamientos con palabras.
Y un cigarrillo.
Esta tarde estoy en casa. He intentado ver una película que parecía buena y al final, no lo era tanto. Tampoco tengo ganas de escribir para pasar el rato. Pero puedo aquí escribir que las horas se pueden perder. Lo que no se puede perder es el espíritu optimista de pensar que todo está diseñado para nuestro disfrute, aunque sea una tarde al parecer anodina. Los semejantes no me estimulan, no me inspiran mucho, pero reconozco que todavía tengo en el espíritu alguna sensación de asombro a la que me puede invitar alguno de ellos. La gente es sorpresiva y asombrosa algunas veces. El mundo acoge, como en un caja misteriosa, seres realmente irreales, misteriosos. Solo hay que estar un poco atento a encontrarlos. Pronto, con las vacaciones que vienen, resurgirá algo nuevo de este mundo al parecer redondo pero que siempre guarda algo insólito en algún pliegue.
Lo óptimo siempre es algo nuevo.
Deseemos lo óptimo, pues.
Hay que vivir el presente con la mejor de las actitudes. Ayer estuve en una biblioteca de un pueblo. Al lado de un gran ventanal, leí historias de gente que ha triunfado en la vida como actor o cantante. No está mal triunfar en la vida y ser famoso. Pero también está bien estar rodeado de gente que te quiere y que quieres que su vida sea feliz y haces todo lo posible para que sean felices para que tú lo seas también. El común de los mortales, el viandante de la acera, ya no me dice nada, pero una corriente de simpatía todavía me une a él, aunque tenga más de vulgar que de grandioso. No es grandioso el que más dinero tiene sino el que es más amado. Santos, como la semana que viene, iremos todos juntos en pos de la felicidad, a comer todos juntos, a mirar al futuro sin hacer, a pasarlo bien y a vivir felices con aquellos que nos quieren.
Nos quieren, siempre nos quieren.
Y nosotros debemos quererlos también.
He hecho café y he tomado un vaso de ese café con un poco de leche. Es el café del común de los mortales. Es el café del idilio de estar en casa y fuera llueve. Hay que tener la actitud de que lo vamos a pasar bien, de que todo en este mundo está puesto para nosotros, para que lo disfrutemos. La gente ya no me dice nada, pero continúa una corriente de humor hacia ella en mi espíritu. La gente es graciosa, ríe constantemente, hace chistes, ve la vida como un gran teatro donde hacer el mejor papel. La gente es sabia porque no da importancia a esta vida impuesta. En la vida hay que inventar situaciones que no vengan dadas por otros. Así disfrutamos de la vida: inventándonos situaciones que queremos que salgan así, somos como directores de teatro y actores al mismo tiempo. Somos algunas veces como los que dirigen la vida y no al revés, somos esos títeres que se rebelan y dicen y gritan y chillan olvidándose del guion. Somos tierra fértil para la expansión de nuestros espíritus, somos la sal del guiso, somos santos como esta semana que viene.
La lluvia para intenciones.
Pero hay que salir, escapar y pasarlo bien.
Pensar que los días que tienes por delante van a envolver una gran aventura para ti y para los que quieres ya es sinónimo de que la vas a vivir. El futuro es para los optimistas, para los que ven en él enormes posibilidades de pasarlo bien. Después de haber llevado unos días de horarios a seguir, estos días de fiesta serán una destrucción de esos horarios para la construcción imaginativa de días bonitos de vivir. La semana santa, como su nombre indica, será santa si sabemos aprovecharla para dar rienda suelta a nuestros instintos y echarlos al sol de la vida feliz. Y no es tan difícil. Solo se trata de coger el coche, hacer kilómetros y alejarte de esa vida de horarios impuestos, de esos días en que el espíritu está atado y maltratado por esas ataduras. Mira los días que vienen como un trampolín a la felicidad, como a una montaña de cosas nuevas, como a un cumplimiento de deseos ávidos. Que la semana santa sea propicia si es que la imaginamos propicia.
Vacaciones:
esos días que se vuelcan como dulces movimientos de deseos que se cumplen.
Esta semana santa es una oportunidad para pasarlo bien. No sé cómo pero la oportunidad está ahí. Las torrijas, también están ahí. Los coches se ponen en danza, las carreteras bullen. No sé todavía dónde iré yo pero iré, de eso no cabe duda aunque ya el común de los mortales no me dice ni pum. Madrid es muy grande y ofrece un permanente espectáculo teatral, casi quimérico. En las revistas salen relojes que valen 30.000 pavos. Con 30.000 pavos casi se puede dar la vuelta al mundo. Las luces de la noche se confundirán con mi deseo de imaginarme una habitación donde un escritor escribe. Y las ventanas que dan a las carreteras me harán soñar con posibles argumentos de novelas con final feliz.
Escribe tu historia:
sin bolígrafo, de verdad, en carne viva.
Antes, cualquier ciudadano, viandante, individuo que veía me parecía digno de una ensoñación literaria. Ahora, eso ya pasó. Ya no me emociona el ser humano como motivo de ponerme a escribir. La gente pasa y la veo y ya no me dice nada. Era bonito ver a uno en la taberna de mi pueblo y pensar en un relato de su vida que yo podría inventar. También me sentaba en una terraza de algún barrio después de dar clases y la gente me emocionaba poéticamente, librescamente. E inventaba algo a merced de su observación con mi ojo de novelista que yo quería ser. Luego, escribí un par de novelas y me di cuenta de que un escritor no escribe de lo que quiere, sino de lo que le dicta un guion. Y ahora, no siendo algunos tipos raros que veo por Madrid, ya no me llama la atención el común de los mortales.
Antes, ahora. Antes, ahora.
Menuda mierda.
Da gusto sentirse uno bien con la vida, estar conforme con la realidad que uno desarrolla, haber elegido las cosas que a uno le ocurren y no andar resignado ante las tristes vivencias del día. Vale eso más que ser rico. Si te has rodeado de esos seres que amas, ya eres muy rico, más que todo lo que el dinero podría darte. Acumular o gastar dinero en tus deseos no llena una vida. Sí la llena si has elegido una persona con la que vivir con cariño. La llena mucho si tienes una conversación sincera y amable siempre que desees con esas personas que amas. Llena mucho la vida si tienes una coherencia vital grande y acercas a tu existencia, con esa coherencia vital, a gente que te hace vivir bien. Y el dinero no hace eso. El dinero colma placeres, no modos de vivir sanos. Y así, día a día, serás feliz con gente que te quiere y con la que haces excursiones y ríes y te dan alegría. Y nadie te la podría dar mejor que ellos.
Con el dinero se consiguen muchas cosas.
Pero las cosas no son cariño, dedicación, comunicación con los demás.
Hay un chiste que dice que se encontró al genio de la lámpara y le pidió: "hazme rico". Y se lo comió. Todos desearíamos ser ricos. Nos imaginamos la vida de los ricos en terrazas exclusivas donde los tratan como reyes: el desayuno de 80 euros, luego el aperitivo de otros 80 euros y así, suma y sigue hasta que se pasa el día de la mejor manera en playas privadas, volando en jet, comiendo muy bien. Yo hacía ascos a esta manera de ser de los ricos, tan reservada, tan lejana del pueblo e incluso de la realidad. Como dice una canción, era tan pobre que no tenía más que dinero. Cuando el acento está en el dinero no puede estar en el cariño ni en el amor al prójimo, base de toda comunidad. Los ricos piensan con el ombligo todo el rato, por eso no me gustan, solo se gustan ellos mismos. Yo no deseo ser rico, yo deseo ampliar mi zona de placer mundano con amigos con los que charlar. Si saben de libros, mejor.
Los ricos aman al dinero.
El dinero como toda idea a pensar es deshumanizante.
jueves, 10 de abril de 2025
Vivimos en un mundo muy poblado. Cada individuo consume muchos recursos de la Tierra. Es normal. Venimos al mundo a comer, vestirnos y a disfrutar de todo lo que haya en este mundo. Necesitamos muchas casas para alojar a tanta gente. Necesitamos comida en abundancia, libros buenos para la educación de esos que ahora son niños todavía. Necesitamos vestidos, pantalones, camisas, etc. Necesitamos colegios, hospitales (por si nos ponemos malos), museos, teatros, novelas, cubos y palas de plástico para la playa, utensilios para cocinar, coches para desplazarnos, talleres mecánicos, ordenadores, móviles para estar comunicados, tizas y pizarras y mucho papel para dibujar y escribir todo lo que se nos ocurra desde niños a mayores. Necesitamos gobiernos buenos y honrados que miren por el bien común del pueblo. Y lo que más necesitamos es cariño para darle al otro, al semejante. Y que todos estemos a gusto unos con otros.
Somos muchos, demasiados
y el mundo avanza naciendo y muriendo cada día.
Esta es una mujer y un hombre que miran al futuro con voluntad de hierro. Tienen dos niños pequeños, niño y niña. La niña tiene tan solo un año y medio, ya va diciendo cosas como papa y mama. El mundo gira para ellos de forma tranquila a veces y otras, de forma más acelerada. Los cuatro viven en total armonía. De otro modo, sería imposible llevar esa barca a buen puerto. Los cuatro avanzan en el tiempo y en el espacio. Van los cuatro andando y haciendo camino por donde van. Van los cuatro inventando chistes, anécdotas, aventuras pequeñitas o grandes, palabras graciosas, muecas de satisfacción o duda, según el caso. Pero lo que hacen es estar muy juntos los cuatro, como una piña cerrada, como un puño, como las semillas de un fruto de crecimiento futuro.
Se harán mayores los niños
y recordarán a sus padres para siempre.
No nos informan sobre las reservas de la biosfera que existen en el mundo. Hay unas ciento y pico y más que se nombran cada año. España es el país con más reservas de la biosfera del mundo, como la de Monfragüe, el valle de Arán, Picos de Europa, Grazalema, etc. La biosfera es la capa del cielo más cercana a la Tierra, es donde se da la vida (bio). Las reservas de la biosfera son de gran importancia en un mundo en que la acción del hombre empuja a otros tipos de vida a su desaparición. El Amazonas es una gran reserva de la biosfera, así como la sabana africana. Este año, la semana santa parte el mes de abril en dos. Ha llovido mucho. Se espera una floración inmensa allá para mayo. Va a seguir lloviendo estos días venideros. La biosfera respira por fin en España, se llena de agua, se humedece. La biosfera merece la pena, es algo vital para la humanidad.
Hay que proteger la vida en todas sus formas.
Así, nos protegemos nosotros mismos.
Quisiera resultar ingenioso, innovador, original en este blog. Sin embargo, no sé cómo hacerlo. Se me impone una ruda realidad de mañana limpia. Se me aparece con el sol el día muy barato. No se me ensucia la vida con la aventura. La aventura parece que la he de inventar yo. Una novela de aventuras se lee muy rápido, todo son peripecias. La peripecia que yo tengo no llega ni a la plaza más pequeña de la ciudad. El periódico trae la corrupción del gobierno. Los bancos del final de la calle parecen postizos, parecen enemigos de la acción. La vida del corrupto está llena de saciedad sexual y de la gula. Los corruptos comen bien, tienen grandes y gloriosos coitos con muchachas jóvenes, los restaurantes mejores les abrían las puertas hasta que los han pillado. A lo mejor, solo a lo mejor, estoy deseoso de ver a alguno de los corruptos en la cárcel. Voy a beber agua.
La mañana, esa mañana, el sol luciendo.
Los padres trabajando y los niños en el colegio.
martes, 8 de abril de 2025
El Nobel de literatura decía: "yo solo escribo historias. No sé de política ni de Historia con mayúscula, ni de ciencia. Pero creo que el Bien, al final, triunfa sobre el Mal". Este Nobel pasó 5 años sirviendo en la Royal Navy y participó en el desembarco de Normandía. El Mal eran los nazis. Escribió un libro que leyeron cinco millones de personas. Este escritor decía que le gustaría ser leído después de muerto y así fue. En sus libros aparecían niños y le gustaba presentarlos en una situación extrema, como aquellos que eran náufragos en una isla desierta. Dicen que se emborrachaba y pegaba a su mujer. Murió de un infarto creo que en el año 93. Se llamaba Golding, William Golding.
Vivir una guerra, reflexionar sobre el Mal, escribir de ello.
Y ganar el Nobel.