Yo no sé de política. A veces hablo de ella para comentar algún caso o recorrido de una persona o comento un modelo de hacer política, pero muy por encima. Las mentiras hacen mucho daño porque no se las espera, porque son un arma que todo lo trastoca y lo vuelve irracional. No mintamos, no falseemos las realidades que vivimos con los demás. Los días esbeltos ya no transitan por mi cuerpo de latón y hojarasca. Mi vida es un paseo, un paseo ni más corto ni más largo que mi existencia recién visitada por la nueva mañana. Ayer pensé en una dictadura. Una dictadura hecha de truhanes, de gente que muere por dinero, pero muere por dinero indignamente, pero muere por dinero pues no conoce el cariño a los demás.
La sangre extraviada de los psicópatas
marcha con el ansia de hacer daño, con la ambición de doler al más débil, con la historia de esa sangre que contiene la ruina.
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