Escribir es una aventura tonta que no va seguida de una consecuencia, aunque aquí he hecho alusiones muy directas a mucha gente. Pero ya no suelo hacerlo. Prefiero hablar del sol que alumbra nuestros ojos y bolsillos como el humo del pan recién hecho en el amanecer. Me doy cuenta de que yo estoy medicado y la medicación me tiene sujeto a no desear más de la cuenta pero aún deseo. Las pastillas no pueden conmigo. Yo ando, nado, vuelo como un pato. Me meto en el rato y lo agoto como puedo. Lo acogoto más bien hasta que ya no dice nada nuevo y voy a romper otro rato al reloj de la desdicha de ser enfermo mental en la segunda década del XXI. Y ahí sigo. Me meto con la gente porque soy signo escorpión pero no es mi intención dañar a nadie.
Mira cómo corre el tiempo. Quizás sea el corredor más cruel
de largo.
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