No te metas con nadie, me dijo un viejo que podría ser mi padre. No te quejes mucho, me dijo otro viejo que podría ser mi padre. La verdad es que con ese par de consejos aplicados se tiran muchas millas. No iré a charlar este mediodía al parque. La luna ya dejó el relevo al sol, que lo llena todo de luminiscencia. Hoy comemos el pescado que congelé en su día y ahora toca comerlo. Pero no tengo mucha hambre. Mi diccionario de sinónimos y antónimos reposa en la mesa. Hace mucho que no lo uso pues no escribo más que aquí cuatro chorradas. Marx debió de ser inteligente y eso pero ha creado mucho caos en el mundo a mi humilde modo de ver. La violencia para tomar el poder desacredita cualquier poder. Los árboles se desbordan de hojas verdes y por el envés, blanquecinas. Pronto tirarán hoja, no hay cosa más rápida que el paso del tiempo, con su tenaz movimiento lento pero constante, constante, constante. Ya digo: hoy comemos pescado. Los soberbios arrastran tras sí a todas gentes que le siguen sin caer en el error de que el soberbio solo piensa en él, nunca en los demás.
Se me ha pasado el rato. Mi reloj da y cuarto. Flojea la voluntad.
Así llegaran los minutos a mi vida con tal soledad, placidez, tranquilidad. La gente que quiere mucho, mucho desea en vano.
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