Los mentirosos, tarde o temprano caen en su trampa, una trampa que solo se ve cuando se cae en ella. El laurel cae en el guiso y se cree el mejor ingrediente del mismo. Por otro lado, la gente se ha hartado de individuos que decían defender al obrero. Los que viven como Dios no engañarán nunca al obrero por eso, porque viven como Dios y el obrero no lo hace. Dame el voto, dicen, y yo te solucionaré la vida desde mi escaño. Y una polla. Matan por los cargos y no por solucionar problemas como el de la vivienda. Hacen leyes que benefician al delincuente. Hacen leyes que van contra toda lógica. Y la vivienda y los sueldos, que es lo importante, no funcionan porque todo está muy caro. La mierda de la que se han llenado solo les permite vivir en un chalet acojonante. Solo. Pero para ellos es más que suficiente. Ellos querrían haber seguido en la política para seguir medrando pero el obrero no es tonto y sabe leer. Y, por ejemplo, votan a la derecha en Madrid. No es peor un gobierno de derechas que uno de izquierdas que trepa la cucaña que se jode. Y así todo. Sz es un jeroglífico dentro de un enigma. Nadie sabe lo que piensa ni lo que va a hacer, pero ha liado un tinglado político de difícil suturado. A mí no me gusta la política así que no hablo más de ella pero ojalá no surjan ya más laureles en el guiso y haya más patatas y carne.
Sánchez hará historia por la rareza inusual de sus políticas.
Pero también pasará a la historia por su propia rareza humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario