A algunos se les ve el plumero en estas ocasiones. Yo les enviaba a Cuba a vivir bien, si es que pueden. No les mandaría de turistas a ver el malecón y la tabernita de Hemingway, sino a las putas calles asquerosas donde lo que se reparte es el hambre a manos llenas. A ver qué pensaban luego de estar un mes con un chusco de pan diario y algo de qué sé yo que es. Dirán estos expertos del comunismo: en Cuba se respira libertad. Sí, una libertad cojonuda. Pendiente todo el mundo de una cartilla y callarse porque si no, incluso te la quitan. Eso es lo que hay en Cuba. Que hay muchos médicos muy buenos. Que los haya. Que hay muy buena educación. Que la haya. Pero la libertad está atada y bien atada al estómago de cada cubano.
Dijo Marx: hágase la revolución.
Y se hizo. Y Marx ya no estaba para verla.
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