Los troncos de los árboles consisten en fuerza y gracia, así, elevándose casi al cielo, guardando en su seno nidos de broncos pájaros o avecillas tranquilas y diminutas. La vida está para saber qué hacer, disfrutar de placeres sosegados, fijándonos en los altos olmos y los blancos álamos. Por Castilla, esa Castilla que cantaron los poetas hay ribazos de los ríos que la cruzan que exhalan amor y ternura de la tierra. Los ríos cruzan una llanura excelsa antes de llegar al mar, una llanura solitaria y preñada de emoción si la recorres al lado del Ebro o del Duero. Qué bonito hace una manga enorme de agua por una alameda, por un verde prado donde los pájaros querellan, por un montañoso circo de piedra y verde de los helechos, por donde anda el lobo, por donde va la música titánica de los juglares antiguos que se guiaban por los ríos para cantar romances en los pueblos castellanos.
Si un día vas por Soria o por Burgos o por Zamora
no olvides los ríos beneficiosos que las riegan. No olvides el agua pura, el agua alada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario