Fue Víctor Frankl el que habló del sentido de la vida después de sobrevivir al lager (campo de concentración nazi para judíos). El sentido de la vida, para cada uno es diferente. Se trata de dar respuesta a esta sensación de moverte por la vida como en un gran océano al que no se le ven las orillas. El dinero se va marchitando, no conseguimos lo que queremos gracias a él. Hay gente que necesita mucho dinero para ser feliz, para comprarse un yate como hacen los famosos. Hay una tierra al lado del río sembrada de trigo, de trigo del hombre. El pan de cada día debería bastarnos para ser felices. Las llagas de cada día se limpiarán ese mismo día si sabemos hacer de la necesidad virtud. Las gente no sabe que la vida es otra cosa, es una cosa grande, compleja, en la que conviene pasar con austeridad.
El vaticinio está perdido. No era esto lo que soñé para mí.
Viviré, no sin echarme la culpa de no haber llegado a la cúspide de mis anhelos.
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