lunes, 15 de julio de 2024

 Escribir sin ganas le puede pasar a cualquiera. A mí me está pasando. No recurriré al lamento del escritor perezoso y haré un poco de poesía en este blog, así me rompa la cabeza. Brusca carne y hueso rezuman vida mientras atrapamos el oxígeno básico de nuestros días. Luego, ¿luego? Pues luego ya no somos más que podredumbre. Y el alma se alzará en un devenir bonito en las manos de Dios bondadosas. Y suspiraremos la gloria de ese Dios que creó la Tierra y el Cielo. Porque yo creo que no puede haber Tierra sin Cielo y viceversa. Las dos estancias se complementan, se agitan y un día se juntan en nuestra espiritualidad como dos realidades: una más agria, la de abajo y otra hecha de amor, la de arriba.

Mirada y sonrisa se muestran en tu rostro.

Yo rio también al verte pues tú eres humano como yo y sé de qué están hechas esas expresiones de la cara. Y me gustan. Vaya si me gustan.

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