Hoy he visto a Reques, que ha venido de Asturias. Su mujer murió hace unos meses y ahora, los hijos se preocupan por él en demasía y eso no le gusta. No hace un calor de esos de estar en casa metidos con el aire dado a toda potencia. Son peores los hijos de puta que todo el calor del mundo. Ese vivir soberbio molesta a los demás, crea problemas, va haciendo una palabra falsa por donde va. En medio de la plaza y sobre tosca piedra el agua brota y brota como encendido cristal de las auras limpias. Y así, con el deseo de romper esta muralla de fuerzas vivas, me agoto y agoto la existencia de las palabras en agudo estremecimiento de horas y horas. Por Asturias se come bien y barato. Hay que ir a Asturias, no queda otra. Apergaminados rostros de personas claudicantes van anunciando un velero que se interna en el mar. Sit tibi clarens acqua bona. Sit item meum.
Huyo del viento y me doy contra la luz espeluznante
de un día claro, medido, consumido y meditado.
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