Los ladrones creen que todos somos como ellos. Y luego también dicen que robar a un ladrón tiene cien años de perdón. Yo no creo en los refranes porque todos los refranes se dirigen a un público que sepa interpretarlos, no que aludan a alguien en especial. Por ejemplo: a cada cerdo le llega su San Martín. Y dice el aludido: ¿me llamas cerdo? y esas cosas. Tus pies en la calle imitan a la aurora. ¿Por qué tardas tanto en decirme que me odias? Las penas son menos si hay pan y todo es mohína cuando no hay harina. La muerte nos silencia y nos aquieta a todos, así que dad las vueltas que queráis por la faz de la tierra que ya nos veremos en el otro mundo, el gran viaje. Con ropas claras me vestí y salí a la calle, al sol reinante, a la caldera del verano.
Con solo cuatro días que vayamos a la playa
ya sabré de qué está hecho el turismo este aberrante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario