Hace mucho calor así que nos hemos quedado en casa al fresco, como dicen los ingleses. Eso de que se equivoca Wikipedia vamos a dejarlo. La equivocación es la del pedante, la del abusador de los versos, la de quien dice por decir. Los hombres se amontonaban a la puerta del cine. Nunca lo habían visto. La candela propia debe estar encendida para saber uno quién es y lo que hace en el mundo. Ya leí "Los últimos románticos" que ni son últimos ni son románticos sino una colección de gentes que buscan su sustento. Por París me daría un paseo, por esas calles que cita Baroja, con sus personajes tan raros tan marginales, tan propiamente barojianos. Me falta por leer "El tiempo entre costuras". Pronto la acabaré sino acaba ella conmigo. El dolor de vivir es un hilillo fino que no anda por las carreteras y sí por el borde del corazón achicándolo un poco como si fuera una fruta sinuosa y seca y calumniosa.
Mi grito corporal es el grito con el que concito la vergüenza
de no salir de la ciudad, de guardar el tiempo entre dos calles.
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