He pensado elegir un tema de esos de oposiciones y leérmelo por encima y lo he hecho con la narrativa de Hispanoamérica en el siglo XX. Lo he dejado a la mitad, por el boom de los años 60. Yo tengo la costumbre de no meterme con nadie y así quiero que nadie se meta conmigo. Mi aspecto es poco belicoso. Dice una canción gaucha así: me ven de poncho y uyuta, todos se ríen de mí; por fuera nada parezco, por dentro tal vez que sí. Hay gente que, por su aspecto, ya se ve lo que son. Van muy tildaditos y tal, muy preocupados por la sensación exterior que ofrecen, van con unas posturas que casi dan miedo, van de modo imperioso. Y eso es lo que son: imperiosos. Pero estos se equivocan más que los que pasan de largo sin suscitar atención. Por la vida, me he dado cuenta, hay que ser sobrio y escueto de ambiciones y pasarla casi en silencio.
Mi corazón flotará en esas rizadas lejanías
que se descubren al tiempo que se descubre a uno mismo.
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