La tengo muy en consideración. Es una vecina que sale con un perro todos los días, no falla nunca, y que, cuando hablo con ella, me da una conversación amena y divertida. Es una gran señora y todo parece indicar que se pasa más tiempo paseando que en casa. Compra, pasea, habla con los vecinos con amabilidad. Mi padre también es un hombre que trata, por todos los medios, de ser independiente y lo consigue. Sale por las mañanas y por las tardes. Su paso corto va indicando que la prisa no va con él. Yo creo que nunca ha ido con él la prisa, pero ahora, menos. Mi padre es una lección de vida que anda despacio, piensa despacio y triunfa de algún modo, despacio, sobre la vida.
Los ancianos dan su lección:
vive despacio, no irás muy lejos.
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