martes, 24 de junio de 2025

Ayer noche tardé en dormirme. De ahí quizás mi estado de desaliento que sufro hoy y combato escribiendo. No voy a contar grandes cosas como sobre el infinito, Dios y esas cosas tan excelsas que escribí ayer. Hoy no voy por las alturas y sí arrastrándome como un caracol hasta que por la tarde me anime, si es que me animo, remonto este estado de cosas en mi pequeña alma, pues creo que se me ha encogido en exceso. Había un negro a la puerta del supermercado hablando por un móvil. Nadie le daba nada. Porque tiene un móvil, precisamente. Yo tampoco le he dado nada. Estaba yo peor que él, rompiéndome la cabeza por ser feliz y la felicidad no acudía a mí. Voy a esperar a la tarde que, ojalá, venga con una dichosa lluvia que dure toda la tarde. Creo que así, sería feliz.

La lluvia quita el calor del día.

La lluvia anima al alma, la pone alegre. Quiero que llueva.

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