lunes, 30 de junio de 2025

Este era uno que decía: si venís por el pueblo, espero vuestra visita, no dejéis de ir a verme. Y luego, sacaba una coca cola de dos litros y se enteraba de todo lo que pasaba allende las fronteras del pequeño pueblo. O sea, que lo hacía por puro cotilleo, por enterarse de cómo se vivía en la ciudad. Y ya se lo habían contado miles de veces. Así que ya no iban a visitarle. Le decían: si quieres vernos, sube a la plaza, que es de todos y allí todo el mundo habla. Pero nuestro personaje no quería pisar la plaza, quería que la gente viniera a su casa, era más cómodo. Pero ya no volvieron a ir a su casa porque su casa olía a pies. Así, como lo oyes: su casa olía a pies.

Si tu casa huele a pies

no vendrá a verte nadie.

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