miércoles, 25 de junio de 2025

 Como he cogido carrerilla (en mi pueblo dicen carrenderilla), voy a escribir otro blog. Y lo voy a hacer sobre una cuestión que me llama la atención. Y es el tema de la espiritualidad. El espíritu debe ser algo que emana del ser humano hacia Dios. O hacia modos de vida en los que ya se ha apartado la materialidad del mundo y se aspira a algo más que una vida ordinaria, sujeta a necesidades corporales. Hay que comer, sí, eso nadie lo duda, pero también hay que tender un poco hacia la transcendencia, hacia la comunicación con algo superior a los que nos rodean. El espíritu transciende la relación con los demás seres humanos. Perseguir al espíritu se hace individualmente. Hay gente en el mundo que nos hace transcender este mundo en cuanto que nos hace pensar en lo maravilloso que es Dios, que crea cosas y personas muy bonitas para quererlas. Gracias a gentes como esa, podemos elevarnos espiritualmente. Lo espiritual surge cuando nos preguntamos sobre la perfección del mundo o el montón de cosas que hay en el mundo para atrapar una sola cosa: el alma de Dios. Dios anda entre nosotros en forma de reino fuera de este mundo. Hay que hacer caso al reino de Dios en la Tierra.

Uno es espiritual

en cuanto se pone a hacerse preguntas sobre este mundo y no lo entiende.


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