viernes, 27 de junio de 2025

 El tribunal dijo que sí pero luego dijo que no. Las montañas azules del fondo de la fotografía se volvieron cenicientas, como sucias, como abandonadas. Los hombres cogieron sus maletas y se fueron al desierto a ver si allí les hacían más caso. El delincuente tuvo su amnistía, el vendedor de helados tuvo su oportunidad. Los cielos no ocultaban agua porque ya era julio o agosto, no recuerdo. El número uno disfrutó de vacaciones en palacio. El número dos y tres contaban su dinero, el dinero de nadie, el dinero de todos. Y va bola, decía un hombre bebedor en la taberna.

Señor cura, baile usted

que Dios todo lo perdona.

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