jueves, 26 de junio de 2025

 En la cumbre de Navacerrada, ahora mismo, se está fresquito. Y si tienes a alguien allí con quien hablar de libros, es un tarde ideal. Te fumas unos cigarrillos, te tomas unos refrescos o cubatas, te pones del lado que viene el viento, y te dan unas ganas grandiosas de mearte pantalón abajo del gustito que te entra. Y luego seguís con que en la novela esta yo quitaría la maldad tan fuerte de este personaje o que yo no estaría más de dos hojas describiendo la ciudad donde pasan los hechos narrativos o aquello de que un personaje es tan triste y misérrimo que no parece real. Y luego hablaríais de los estilos: uno corto, ateniense. Otro más almibarado. De los hispanoamericanos ni hablar, pues escriben novelas que dan pena con la excusa del realismo mágico. Y pasaría la tarde y llegaría la noche y nos acostaríamos y al día siguiente, más libros.

Navacerrada. Libros. Entendidos en novela. Conversaciones.

Y el fresquito de la sierra y un café.

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