viernes, 19 de diciembre de 2025

 Este era un señor que no encontraba las ganas de vivir por ningún lado, ni por el lado externo de las cosas ni por el lado interno. E iba al bar y decía: quiero ganas de vivir. Y le decían: aquí solo se sirven licores y refrescos. Las ganas de vivir, búsquelas en otras partes. Y se fue a una iglesia y le dijo al cura: no encuentro ganas de vivir por ningún lado. Y el cura le dijo: cree en Dios y hallarás esas ganas de vivir que tanto buscas. Y este hombre creyó en Dios pero le duró poco. Solo una tarde. Luego volvió a sus tristezas íntimas. Hasta que encontró a una mujer rubia un domingo por la mañana y esta mujer rubia le llevó a Chinchón ese domingo por la tarde y ya allí, en Chinchón, gracias a un beso muy bien dado de la rubia, encontró las ganas de vivir que tanto había estado buscando.

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