miércoles, 24 de diciembre de 2025

 Esta mañana no sé escribir algo propio así que tengo que ayudarme de los versos de otros poetas para después, alzar mi prosa. Así que voy a declarar otro verso de otro poeta para tirar del hilo poético. Y el verso dice así: Abrupto el horizonte por cercano a medida que el sol lo desdibuja. Y yo sigo: el cotidiano paso del día nos pone en una situación de mansedumbre con nuestro destino pues todo lo huye el tiempo. Decimos mañana y ya mañana es. Pasamos como ciervos que andan ramoneando el verde, como gallinas con el susto encima, como cerdos a los que les aguarda la matanza. Es abrupto el día porque los humanos estamos ceñidos a mil inconvenientes, pero el día pasa, vaya si pasa. Y el sol come el horizonte en el crepúsculo malo o bueno de las jornadas, de las horas que sazonan los días.

 Como no tengo qué hacer hasta la hora de comer, seguiré escribiendo. Y un poeta que se llama Ángel González Quesada escribió un día, no sabemos si por la tarde o por la mañana, este verso: marcas tus pasos reencontrados hacia el mundo de dioses que inventas y te aguardan. Siempre estamos inventando si no dioses, refugios en los que pasar unos cinco minutos echando un cigarrillo o bebiendo una cerveza o dejando la mente en blanco a ver si nos besa la vida. Y en esos minutos inmolados a la más íntima soledad de perdedores que somos, se agita la fe en la vida y se agita la fe en los otros. Porque la fe está en saber que la realidad no es tan mala como la imaginamos sino que está hecha de almas dulces, amables almas que nos conducen a querer el mundo.

 Voy a recurrir a un libro de poesías para escribir este blog. Y el verso dice así: acabó el fin del mundo sin peligro. La vida es asomarse al fin del mundo casi cada día. Es como un respingo que te recorre las vértebras así que te levantas de la cama y piensas: hoy podría ser el último de mis días en el globo terráqueo. Y ese es el fin del mundo. Y el dolor de no ser vive también mientras existimos, ese vaso que la vida pone ante nuestras narices y que hay que beber, queramos o no. Y nuestra vida falla un poco cada día, se inclina al terror, se inunda de sombras y termina fastidiando el desayuno. Luego, las horas pasan más inconscientes pero la mañana ha sufrido un simulacro del fin del mundo en el que nosotros estábamos y no estábamos.

 Esto de escribir es un reto. No sé si grande o pequeño, pero reto al fin y al cabo. Porque no sé muy bien qué van a decir mis palabras que sean buenas de leer. No sé muy bien hoy de qué escribir. Así que dejaré que mi invención vaya despacio, que cobre sentido según mi imaginación se enrede en las cosas. No tengo gran cosa que hacer en la mañana. No tengo tiempo que gastar. No compro ni vendo. No haré una gran cena de navidad. No gano nada con estas fiestas. Ni mi ánimo está encendido ni mi vida va a cambiar un ápice desde el mes pasado. Celebro que diciembre se esté agotando. Recibiré el año nuevo como recibí este. No me ha tocado la lotería, el otro acontecimiento de estas fechas. Me voy a fumar un cigarrillo y me voy a preparar para el suceso de este día, como el de otro cualquiera.

martes, 23 de diciembre de 2025

 He leído algo sobre Pessoa. Vivió en Lisboa y era un oscuro oficinista que bebía aguardiente en las cafeterías de esa misteriosa ciudad mientras escribía su literatura. Tuvo un amor pero no quiso casarse. No tuvo hijos. Creó hasta ciento y pico personalidades literarias desde su niñez. Todos su escritos los guardó en un baúl, del que se están publicando obras suyas a día de hoy. Cuando murió, a los 47 años, parecía un viejo de ochenta. En su vida, no alcanzó reconocimiento como artista de las letras, aunque fundó una revista con otro poeta portugués. Yo he leído su libro "El libro del desasosiego", del que no entendí nada.

 A ver si se pasan pronto estas fechas piensa más de uno. Es verdad. Estas fiestas son para las familias y los niños montados en el trenecito o en el carrusel del tiovivo y venga fotos. Los demás estamos como en una deriva ausente de motivación para reír estos días. Hay que hacer previsiones para cenar y comer durante dos semanas. Y la gente se harta y se come un huevo frito en nochebuena y ya está. La gente sola se siente más sola aún estas fiestas. Pensando que hay el 50% de vidas unifamiliares en España, ¿no es una tortura una fiesta que dura 15 días para ese tipo de familias? Habría que racionalizar la navidad y que no durara tanto. Yo quitaría la fiesta de nochevieja y año nuevo.

lunes, 22 de diciembre de 2025

 Yo fui de un pueblo pequeño, un pueblo con discoteca en la carretera, un pueblo de la matanza del gorrino hace mucho. Yo andaba por las calles de ese pueblo llenas de boñigas de vaca hace ya mucho tiempo. Todo es hace mucho en ese pueblo. Ahora estoy metido en una habitación escribiendo de ese pueblo antiguo, de esos amaneceres por la carretera, de esas coca colas nocturnas que agitaban mi mente. El ruiseñor cantaba en los viejos olmos cercanos a la nacional. Y yo bajaba la cuesta de mi pueblo como podía, como me dejara la emoción de ser de mi pueblo. Ahora ya no sé mucho de ese pueblo, no voy, no disfruto de la despoblación de ese pueblo en el que se venden casas, se llenan los salones, se toca la gaita y el cura dice misa a gentes ya extrañas.

Es como si hubiera paseado por la ciudad pero no ha salido de casa. Ha visto en la calle lo soso de la vida, la gente de cartón piedra, la acera sucia y cansada. Ha salido a la calle sin pisarla realmente, la ha recorrido tontamente. Quizás un hola, buenos días a alguien. Luego, la llegada a una plaza, más gente iletrada, más gente al tun tun, más gente desaborida. Ha andado desde su habitación el mundo que conoce y no conoce. Las piernas le decían vuélvete al calor de la estufa, vuelve a tus libros, los mejores amigos. Y no ha hecho nada más que dormir en esta mañana vieja ya de 2025, en esta mañana de villancicos repetidos por megafonía, en esta mañana de chocolate caliente, en esta mañana de gordos de otros años.

 Hay una calle que se llama resignación. La he andado demasiado, la he pisado con calma, es una calle oscura y sin gente o la poca gente que hay me ha acompañado. El supermercado está lleno de esas gentes que, como yo, se ha quedado sin piscina, sin niños, sin ocupación de horas macabras, se ha dormido a la puerta de la vida. Los signos de la resignación son la cabeza gacha, el dolor de vivir y la quinta sinfonía de un músico sin corazón. Las tardes frías de diciembre se arremolinan en torno a la aceptación cruda de un sinsabor grande de la vida. La vida no sabe a nada esas tardes. La vida se congela como los langostinos esas tardes de una pesadilla leve, pero pesadilla al cabo.

 Hallado al fin el sitio del consuelo, dice el poeta. Venido a mí el remedio de la angustia. Es poco lo que se pide a la vida a veces: no sufrir. Pero es bastante pedir, quién lo diría. Llevo un tiempo de reclusión hogareña, llevo las esquinas de la casa en mi hábito dormido. Las luces de la navidad a mí no me alumbran, no me llenan de contenido vital. En un punto de las sienes está ella cuando miro por la ventana. Es la desesperación de ser yo más que nada. De ser un ser perdido en la maraña de las cosas. Las sensaciones crudas del día perjudican mi salud mental. Ojalá esto pase pronto y no me dé por tirar de mi mañana tardía a mi ansiedad de mis rincones solitarios.

sábado, 20 de diciembre de 2025

 Me siento solo aunque esté siempre acompañado de mi hermano. Es una soledad social. Que no sé muy bien qué quiere decir pero yo me entiendo. He dormido bien pero me despierto bastante desanimado. No sé si iré a ver a mis amigos. Quizás con ellos me sienta algo mejor. Han sido días de novedades. Novedades que no me han gustado. He transitado por días de una felicidad a una tristeza honda. Mi mundo ya no es el mismo de hace un mes. Ayer cenamos en "La Oronda". Estaba llena de ancianas. La ancianidad se me está volviendo obsesión. La vida va llena de cumplimientos de años, de acercamiento a la vejez. Es muy triste pensar en mi propia vejez durante un tiempo.

viernes, 19 de diciembre de 2025

 La que se va a liar si gana la derecha. Cajeros quemados, bares asaltados, calles que arden hasta el anochecer. Dios quiera que no sea así, pero va a ser así durante un mes más o menos. Porque la derecha no gusta. La derecha se come a los niños crudos. La derecha impone una ley que no mola. La derecha, amigos míos, es la derecha. Un alumno aventajado preguntó al profesor: a los de izquierdas se los llama rojos y ¿ a los de derechas? Y contestó el profesor: los de derechas son fachas. Y, a lo mejor, siguió el profesor, no tienen remedio. Cuando vengan los de derechas, yo me iré a una isla desierta. Pero me tiene que tocar el gordo, el gordo de la lotería, se entiende.

 Por la mañana no me entran ganas de leer libros. Quizás la narrativa de las cosas, en mi caso, se dan vespertinamente o no se dan. Las sábanas tienen esa cosa entre dulce y respiratoria que me dejan tumbado cada mañana en la cama. Las camelias y los osos dan su fragancia rosácea tras de los cristales sucios. Los hospitales guardan su remedio a partir de las 7 de la mañana todos los días, todos los días. Es un placer llamarme como me llamo sin decir nada a nadie. Los primos del pueblo gozan un aire tranquilo y respirable desde que se levantan hasta que se acuestan. Y eso sí, el pueblo está muerto. Lo sabemos todos los que vamos al pueblo a declarar su defunción allá por los Santos. Y no nieva. Y no nieva lo que tenía que nevar.

 Este era un señor que no encontraba las ganas de vivir por ningún lado, ni por el lado externo de las cosas ni por el lado interno. E iba al bar y decía: quiero ganas de vivir. Y le decían: aquí solo se sirven licores y refrescos. Las ganas de vivir, búsquelas en otras partes. Y se fue a una iglesia y le dijo al cura: no encuentro ganas de vivir por ningún lado. Y el cura le dijo: cree en Dios y hallarás esas ganas de vivir que tanto buscas. Y este hombre creyó en Dios pero le duró poco. Solo una tarde. Luego volvió a sus tristezas íntimas. Hasta que encontró a una mujer rubia un domingo por la mañana y esta mujer rubia le llevó a Chinchón ese domingo por la tarde y ya allí, en Chinchón, gracias a un beso muy bien dado de la rubia, encontró las ganas de vivir que tanto había estado buscando.

 En la mudez de seda de la noche, dice el poeta. La noche trae una canasta seria de tenebrosos versos, un cáliz que se llena para que lo libes por la mañana, esa mañana como cucaña triste. La mañana se va alzando, bestial, sobre las nubes y el oro azul del cielo. Los pájaros no suenan, dicen que se va a teñir de nieve blanca el día y yo solo espero y espero que el día vaya muriendo como otro día que vino antes, antes de que esto se convirtiera en campo de batalla y las flores dejaran su consistencia para un futuro inerte tras las ventanas. Así, cada día es más triste y cenagoso que el anterior. Así, cada vez es más difícil sostener el alma entre las costillas.

 Un día, a la puerta del bar de mi pueblo, oí decir a uno: que viene la derechona. Nunca he oído, sin embargo, oír decir que viene la izquierdona. Lo que sí he oído en un bar de Majadahonda es hablar de los sociolistos. Y también se habla de los pijoprogres, que, según la SER, es un insulto. Cosas, inventos, denominaciones de la política, esa política que siempre está a la gresca y que por eso, un escritor y periodista como Juan Manuel de Prada llama a este sistema la demogresca. No sé cómo me irá hoy pero me he despertado muy tarde. Quizás el día atrape en su seno dolorosas formas de hacerme sufrir. O quizás no y todo pase como la seda pasa por el cartón.

miércoles, 17 de diciembre de 2025

 Ayer estaba yo depre y todos mis escritos no los valoraba ni un higo. Y sigo sin valorarlos. Es una cosa que me pasa. Cuando estoy depre, nada de lo que tengo hecho ni lo que hago lo aprecio. Luego, cuando me da la manía (es la euforia del trastorno bipolar) me da por pensar que lo que tengo escrito es la bomba y empiezo a pensar si no valdría la pena publicarlo. El bipolar no tiene término medio. Ayer todo estaba encapotado y gris, como la época de Franco. Ayer me levanté y me costó vivir. Ayer yo era un sonajero que solo sonaba tristemente. Hoy parece que el día es ya de altas presiones en el cielo. Ayer compré langostinos y chorizos para hacer unas lentejas y esas compras me levantaron un poco el ánimo.

 Dice otro poeta que hubiera preferido ser librero de viejo en una calle de Londres, tartaja e indiferente a la vida y de repente, llegaba a su tienda Julia Roberts. Y hablaba con ella largamente. A mí no me dicen nada las celebridades, me tiran más las playas deshabitadas y darme un chapuzón en ellas, como hice una vez que fui solo a Valencia. Los soles del verano se agradecen mucho porque dan mucho calor y tienden a la costa, a pasar una semana en la orilla del mar salado. Los trigos requemados recordaban al poeta la piel de la amada y su morena cara le llevaba a amar a esa mujer por todos los lados y comisuras. Los maduros campos volvían una y otra vez a rememorar la piel de aquella mujer, la copa de ceniza, las noches de verano. Todo ocurre en verano, en un verano de charla por la carretera.

 Pasé de vivir los libros a vivir la vida, pasé de la cantidad a la calidad, dice el poeta. Pero, ¿ quién pasa a vivir la vida si solo tiene libros ? Los amigos escasean y hay que cuidarlos. La vida no se deja ser vivida porque el dinero no alcanza u otros impedimentos: por ejemplo, yo no conduzco y no puedo ir lejos. Los obstáculos para vivir la vida son grandes, la vida no ofrece instantes de placer verdadero. La publicidad ha hecho que nos imaginemos una playa y una tumbona donde está un tipo o una tipa tomando el sol. Vivir la vida bien hoy en día es estar en Málaga o Tenerife a 20 grados y pasar de la navidad y de los libros y quizás no de los amigos. Los amigos nos los llevaríamos a la playa para mayor disfrute y tener algo que contar in situ.

 La sonrisa vertical es el coño. Había (no sé si seguirá habiendo) una editorial que se llamaba así y también un premio literario que se llamaba así, la sonrisa vertical. Y lo ganó una vez Almudena Grandes con una novela titulada "Las edades de Lulú" que yo leí hace ya mucho tiempo y de la que no recuerdo nada. Almudena Grandes salió del anonimato con esta novela. Se ha escrito mucho sobre si los escritores deberían en su obras de escribir sobre sexo o no. Si debería estar sobreentendido o sobre si habría que dar detalles en una novela, por ejemplo, que contara un triángulo amoroso. Yo leí "Bailando con espigas", que cuenta una infidelidad, la autora no la recuerdo, y allí se contaba el sexo explícitamente.

martes, 16 de diciembre de 2025

 Hay una mujer diciembre que es la última en salir de la fiesta. Esto lo dice en un verso un poeta llamado Miguel Gane, que es rumano y que no sé mucho más de él. Es verdad: la mujer diciembre tarda siempre en irse, se empeña en dejar la huella de los langostinos y el besugo en los platos. La mujer diciembre anda como loca, anda entre comercios y familiares que no se ven, anda pasando sus días en celebraciones acongojantes. La mujer diciembre anuncia el año siguiente pero con demasiada pereza. La gente se besa, la gente se abraza y tarda en irse el olor de la gente en el cuerpo de diciembre, tardan las tardes en hacerse noches, tardan las fiestas de madrugada, tardan las uvas de decirse doce. Para cuando llega enero, todo pasa a un olvido conmocionado de carne, exitoso de luces y cansado de familia. Y la mujer diciembre pasa como pasaron las otras mujeres estrafalarias del calendario.

 Cuando me he levantado, el cielo estaba muy oscuro. No me sale la prosa fluida, me sale a borbotones necios. Las palabras hoy no surgen como el otro día, no ahuyentan la vulgaridad con fuerza, no habitan el espacio inteligentes. Es que hay días y días. Últimamente, los lunes y los martes engrosan sus horas con un dilatado aburrimiento. Van muy despacio, muy torpes en su ejecución de días ordinarios. Yo hago lo que puedo para acelerar el sentimiento pero las horas pasan acordándome lentamente de mi padre, acordándome muy despacio de la primavera que vendrá y regocijándome solo un poquito en el dolor de ser un ser pensante. Los humanos sufrimos y gozamos de ser eso, seres humanos.

lunes, 15 de diciembre de 2025

 Hoy me está costando escribir y no me salen las palabras como yo quiero. En la cama se estaba bien, era como un útero materno en donde se estaba inconsciente, calentito y descuidado. Al mirar por la ventana, he visto el día. Y el día no traía más que desafección de vivir las horas. Lo dejaré todo para la tarde. A lo mejor, esta noche ha habido luna, una luna luciente y extraña que ha tomado venganza del día de ayer. Lo bueno es que ya dejamos atrás este año, se renuevan los tiempos, se revuelven los días, todo avanza. Para navidad, no he preparado nada. Ni tampoco para nochevieja. Total, será comer algo de poca gravedad e irse a acostar. No hay uva que no recuerde lo viejo y lo nuevo.

 Ayer estaba inspirado. Hoy no. Hoy me sale un churro esto de escribir, bastante forzado y grosero. Hace ya casi cuatro años que no voy a la asociación "Tú decides". Resulta que solo eran amigos cuando nos reuníamos. Luego, ni amigos ni nada. Menuda asociación. Y encima, no había más que hijos a los que papá les resolvía todo. No me arrepiento de dejarla. El que lo llevaba decía que no debía decirse enfermedad mental. También decía que el trabajo era malo para el enfermo mental. Y yo me tiré yendo allí tanto tiempo y tantas horas que acabé cansado de la gente que pasaba por allí. Llevo cuatro números de la lotería. Ojalá alguno toque y me vaya a una isla, a una isla tropical el día 23 de diciembre por la tarde.

 Ya estoy por aquí, otra vez a escribir. Hoy es una mañana de presiones bajas, hoy es día de quedarse en casa, hoy es feo el cielo, hoy se mata al deseo muy lentamente. Molaría mazo estar hoy en una isla, una isla ecuatorial y abrazar el mar tranquilamente. La verdad es que cuando me he levantado una maza oscura me ha matado el ánimo de hacer cosas. Tendría que ir a la farmacia y al estanco pero iré por la tarde. El viernes me pondré la inyección y haré un poco de vida social con las enfermeras o con el enfermero. Le diré al enfermero que eso de agacharme para ponerme la inyección es bastante indecoroso, que me la ponga de pie. La sanidad es muy rara, es bastante indecisa. La sanidad en España está hecha de contratos por horas. Igual que la educación. Demasiada interinidad. Es lo que hay.

domingo, 14 de diciembre de 2025

 Bebo agua, mucha agua. Quizás bebo agua porque fumo. Ya voy fumando menos, menos mal. Había un libro, hace mucho tiempo, en tiempos de mi niñez, que decía que por las mañanas había que inspirar fuertemente, hondamente, asomado a la ventana, para que el cerebro se oxigenara y despertara de la somnolienta mañana. Las pastillas que tomo para dormir me dejan por la mañana como tonto, ando por los pasillos y tardo en espabilar hasta que tomo café y fumo. Luego, salgo a la calle sin tabaco y ando una hora haciendo el flaneur (ya he explicado qué es un flaneur) pero hay poco que flanuear por la calle. La calle dice poco, la calle está llena de indocumentados (ya lo decía el gran Larra), la calle en sí misma son suelas de zapato que pisan las aceras, la calle es más mostrenca que las vacas, que las ovejas, que los seres humanos mismos.

 Desde mi pueblo, por la 110 dirección Segovia, pasado el puente sobre el río Moros, a la derecha, se va a un pueblo llamado Valdeprados. Es un pueblo pequeño pero con castillo. El castillo está habitado por un afamado escultor. Hay allí un pequeño bar con terraza. Los veranos, es muy bonito pasear por ese pueblo, tiene cierto encanto en su pequeñez. Los días pasan como por ensalmo. Hoy es domingo que pronto es jueves. Las lunas arañan el cielo nocturno con su brillantez prestada del sol. Llevo fumados 3 cigarrillos, a cigarrillo por blog. Son las 11:00. Quién diría que son las 11:00. Cualquier ser humano que se precie se pregunta alguna vez: ¿quién soy yo? Y la respuesta se queda en el aire como tonta, como irresoluta, como inútil. Somos esos que andan sin saber lo que es andar. Somos los que miramos sin saber qué son los ojos. Y somos lo poco que escuchamos habiendo tanto que escuchar.

 He comprado un turrón praliné de trufa y unas nueces sin cáscara. Dice un refrán alemán: el que quiera la nuez que quiera también la cáscara. Pero dijo uno de mi pueblo: la cáscara no la quiere nadie. Hace mucho que no voy al bar de mi pueblo, no sé qué ambiente hay a la hora del café en el bar de mi pueblo. No sé qué ambiente hay en el bar de mi pueblo a eso de las 10 de la noche un viernes o un sábado. La televisión abarca mucho tiempo de ocio. La gente ve televisión en vez de coger el coche e irse a algún lado o simplemente dar un paseo a pata. La televisión es muy barata, muy simple. Se trata solo de apretar un botón y nos llenamos de imágenes y mensajes. Voy a salir a la calle y voy a estar dando vueltas hasta que se haga la hora de fumar. Y digo: hace un montón que no veo la tele, con tantos escándalos y lluvias imaginarias.

 Resulta que hay una revista británica que dice que sz lo está haciendo bien y que es un político con talento. Ayer me duché. Salía el agua muy fría. Pero luego, se estaba muy a gusto, con la piel y el cuerpo renovados. El índice de precios al consumo ha subido. Como dice Rufián: una familia de tres: tres filetes a mediodía y pescado por la noche igual a 35 euros. Me tengo que afeitar. Ni llueve ni nieva y en esas noticias que vienen en internet, decían "que nos preparáramos para lo que venía (en términos meteorológicos) que lo que venía no era normal". Ayer vi a un amigo y le hablé de una novela de Balzac. Era casi increíble. Hablando de un monstruo de la narrativa a un amigo. Las cosas son relativas, todo es relativo, hasta beber agua es relativo. No sé en qué parte de España está nevando porque hace mucho que no veo la tele. Ojalá nieve a gusto de todos.

sábado, 13 de diciembre de 2025

En mi pueblo había, no sé si todavía hay, una expresión que decía: dar en tonto. Da en tonto todo aquel que quiere más de lo que puede apretar entre sus manos. Da en tonto aquel que se junta con el que no le conviene. El pájaro relincha y el caballo pía. Eso pasa en este mundo de locos. Hay también unos versículos de la Biblia en los que se dice que, cuando Dios quiera, el león se tenderá al lado de la oveja y el águila al lado de la paloma. O algo así. Solo sé que no hay un mundo más divertido ni más cabrón que este en el que vivimos. Apuremos los momentos felices porque luego todo será una eternidad de la que no sabemos nada. Es dura la vida fuera del útero materno pero eso ya lo sentimos hace mucho.

 El día está fresco. La oca maúlla y el gato cacarea. Las lunas que se suceden marcan la noche como con una cicatriz blanca infectada de penas y luminosas, muy luminosas. El efecto de la luna que brilla nos trae pesadumbre a las almas tiernas. Es una sinrazón la que hay en España últimamente, la sinrazón que a mí razón se hace tan sin razón me duele que no razono bien cuando estoy en la taza del wáter. Hay que enterrar ya a tanto muerto. Que si Lorca por aquí que si Lorca por allá. Tenemos de Lorca un poco todos los españoles. El que no sabe lo de Lorca es que no es de aquí. Santo Tomás de Aquí no es el patrón de los extranjeros. Me duele tanto la barriga que cuando me siento, baja por mi intestino un triángulo hecho de insultos y penas.

 Tardo en dormirme por las noches. No es muy grave pero es una consecuencia de estos días agitados. Hoy vamos a Madrid y solo con ver gente quizás relativice mi posición vital. Fumo lo menos posible, fumo bastante menos que fumaba antes. He hablado con el hombre de la ONCE sobre mi padre. La vida está tirante, todo muy caro. ¿De dónde saldrá la palabra "tirante" para llamar a la crisis, para llamar a la carestía de la vida? También dicen algunos "achuchá" y en una canción de Manu Chao en la que salen lo que parecen unas prostitutas, estas dicen: la vida va atómica. Parece que la vida va atómica algunas veces. El átomo de la vida nos va destruyendo poco a poco, parece ser. Bueno. Y ya no más. Vamos a hacer una tortilla a dos manos Paco y yo. Hay que ir a por pan. La vida es de central nuclear.

 Se está hablando mucho de un libro titulado "Anatomía de un instante" de Javier Cercas. Es la historia del 23F. Como si no hubiéramos visto ya las imágenes del congreso ya tantas veces. Resulta que Carrillo, Adolfo Suárez y Gutiérrez Mellado se quedaron en pie cuando sonaron las metralletas al techo. Me parece que los políticos decidieron dejar los agujeros de bala en el techo del congreso. Para seguir con el tema, Javier Cercas novela temas políticos desde que triunfó con "Soldados de Salamina" hace ya mucho tiempo. Yo leí un libro de él que iba sobre la delincuencia en Gerona, sobre una pareja de ladrones que se hacían famosos o algo así. Este Cercas escribe en "El País" y se ha avejentado mucho. Un día le vi en el programa "Plano General". No sé si es muy de izquierdas o no. También me da lo mismo lo que sea el hombre. Que le vaya muy bien.

viernes, 12 de diciembre de 2025

 Hay una palabra francesa que se dice flaneur. Flaneur es el que va andando por la calle viendo y y oyéndolo todo sin interesarse por nada en concreto. Yo hago mucho de flaneur por las aceras llenas de ese virus enorme que se llama gente. Pasan ancianos por las aceras, pasan mujeres rimbombantes, no tan rimbombantes como podría haberlas en el barrio de Salamanca, pero sí orgullosas de sí mismas. Pasan jovencitas, pasan personas como dolores, pasan viciosos del café, de la droga y el alcohol. Pasan compradores de pan, pasan quizás artistas desconocidos del gran público. A lo mejor, pasa algún escritor como yo que esconde sus escritos a la gente, no los publican. Y pasa el tiempo, ese gran dios que lo permea todo, que lo cruza todo, que lo posibilita todo.

 Yo me pongo una inyección mensual de un medicamento para mi enfermedad mental. Y cada vez que voy, hay un enfermero o enfermera nueva. El último que me pinchó dijo que la inyección, o inyectable, como dicen ahora, hay que ponerla donde la espalda pierde su casto nombre. Y me la pone agachado y con las palmas de la mano apoyadas en una camilla. Una posición un tanto indecorosa, con él detrás. Y volviendo a eso de la precariedad laboral en la seguridad social: ¿es que no pueden hacer fijos a los médicos y enfermeros? Es una situación mala para todos, para los pacientes y los sanitarios. Es una situación de inestabilidad, de pérdida de confianza, de precariedad laboral. Me recuerda a cuando yo fui interino. Dando mil vueltas por todos los institutos sin hacerme fijo.

 Hoy sí tengo ganas de escribir. Y escribiré sobre la palabra misma. Nos dijo una profesora que en el Polo Norte existen 10 palabras diferentes para decir nieve. Normal. Lo que no creo es que tengan una palabra para decir girasol. Y es que en el Polo Norte no hay girasoles. Pero con esto de la globalización y el deshielo de la placa del casquete polar, todo puede ser. Otro día hablaba yo de religión con uno del pueblo. Lo poco que se puede hablar de religión con uno del pueblo pues son muy reacios a tratar estos temas. Y dije yo que los milagros existían pues si no, no habría palabra para designarlos. Si existen las mesas, existe la palabra para designarla. Y luego le dije: ¿por qué dices tú san Antonio y pones el san delante? Si no hubiera santos, dirías Antonio, Roque etcétera, a secas. Le dejé pensativo sobre el uso de las palabras que para eso soy filólogo. Y usé las preguntas para que él mismo pensara las respuestas. No a mí, sino a sí mismo.

 Por causa de atender a mi padre a sus 95 años, la familia se ha juntado y se ha unido. He tenido por causa del ingreso en una residencia de mi padre, una conversación bastante larga y amena con un sobrino. Hacía mucho tiempo, muchísimo tiempo si no, nunca, que hablaba así con mi sobrino. Hemos hablado de licencias de taxi, de conductores a sueldo, de madrugar por las mañanas, de Carlos el de la Aguedita y de Carencho (vaya motes ponemos en el pueblo). Luego hemos hablado de sueldos, de ganancias, de impuestos. Y nos hemos tomado un café tranquilos mientras tanto. Esto de hablar así, tan largo y tendido es una novedad que espero se repita otro día. La verdad es que noto la familia más unida o que se expresa más. Espero que dure.

miércoles, 10 de diciembre de 2025

 Algunas veces en este blog, de forma solapada, me meto con alguien de la familia. Es que me preocupa y me sirve de terapia. Otras veces, hablo de literatura de forma ligera. Otra veces cuento algo de mi propia experiencia. Las letras no hacen daño. Lo que hace daño es la acción, los hechos. Sin embargo, hay una teoría, la teoría de los actos de habla, en la que se postula que lo que se dice hace cosas. Cuando alguien promete algo, se compromete con eso que ha prometido y lo ha de cumplir. Si no, miente. Ya que dice el refrán: prometer y no cumplir es lo mismo que mentir. Cuando un cura dice: os declaro marido y mujer hace algo, casa a dos personas. Esa pareja queda casada. Y si un dirigente dice: declaro la guerra a Lituania, la guerra ya ha empezado.

 Ayer me encontré a una amiga de hace mucho tiempo que está como mi hermano y yo; o sea, tiene una enfermedad mental. Y me dijo que se iba a poner a trabajar. El tema salió de refilón, no lo explicó mucho. Esta chica también me dijo un día que iba a hacer marroquinería y nunca lo hizo. También me dijo que había inventado un objeto para sujetar las cartas de mesa y que lo iba a vender en las residencias. Tampoco lo hizo. Esta chica también se iba a ir a Almería. También quería irse a Santander, de donde procede. No creo que haga nada da nada. Todo es marear la perdiz para nada. Pero quizás un día haga algo y, a lo mejor, la caga.

martes, 9 de diciembre de 2025

 La sensación de que mi casa está sucia me puede a veces y me llena de impotencia. Pero creo que mi casa no está más sucia que las demás. He estado pasando un rato cada día limpiando algo. La nicotina se queda pegada a los marcos de las ventanas: las he limpiado. He limpiado los cristales. Y la cocina, que es la que más se ensucia, la he repasado una tarde quitando todo lo que podía. No me apetece que venga nadie a limpiar mi casa. Lo que haya que limpiar, lo limpiaré yo o se quedará así como está. Pero me da coraje algunas veces de lo sucia que está mi casa. Aunque, ya digo, estará tan sucia o limpia como otras. Y nadie vendrá a mi casa a algo que puedo hacer yo.

 Creo que esta navidad la llevo mejor que otras, no sé por qué. Es todo más suave, menos estridente. No compro absurdas cosas que no me valen para nada. Como ligeramente de lo que yo guiso. No como mucho turrón y dulces de los que hay a miles de kilos en el supermercado. No hago grandes cosas, comparto el tiempo con mi hermano en buena comandita. No me importan ni los psicópatas ni los muermos ni los inexpresivos. La vida parece que fluye bien viviendo de modo muy sencillo, valorando las pocas cosas que hay a mi alrededor pero que son muy importantes para mí. Me gustaría estar en Málaga un par de días pero puedo pasar sin ellos. Ya iré a algún lado si surge la ocasión.

 Beber agua es muy bueno. Los intestinos lo agradecen pero también el pericardio del corazón y el epitelio de los pulmones. El tracto digestivo se limpia al beber el preciado elemento líquido. Los riñones agradecen el agua porque así filtran mejor las impurezas. El agua es vital, ya lo dice mi padre cuando ve un documental de animales. Dice siempre: el agua es vida. Beber agua trae consigo que muchas afecciones se marchen, como los eccemas que salen en los labios, como las pequeñas úlceras del colon, como las afecciones de la vejiga y de los riñones. Y hay que comer fruta, mucha fruta al cabo del día. An apple a day keeps the doctor away.

 Yo podría crear un triángulo amoroso de muchos celos, de muchos odios y al final, de mucho llorar, con caídas por las escaleras, peleas y locuras varias, locuras de amor. Pero yo no entiendo mucho de las emociones y pasiones que despierta el amor, así que me saldría un churro. Yo no he amado con intensidad límite, yo no sé muy bien qué es hacer locuras por amor, no sé qué son los celos monstruosos que salen en tragedias amorosas. No sé lo que es morir de amor aunque luego no se muera. No sé, en fin, qué es estar pendiente continuamente de otra persona que no es uno. La vida es muy loca y hay gente que no piensa más que con el corazón pero yo no soy de esas.

lunes, 8 de diciembre de 2025

 Yo podría crear un superhéroe interestelar que luchara contra el mal, las drogas y todo eso y hacerme rico en un par de semanas en las que esa novela se vendiera tanto como "La reconciliación", de D. Juan Carlos. Y destinaría parte de lo que ganara a los pobres y luego, me quedaría el resto y me marcharía a Jamaica, a la playa de Negrín. Y allí pasaría mis días escribiendo un blog y bañándome en el mar Caribe atestado de tiburones. Y conocería a la niña Chole, que, actualmente, sería una drogadicta adicta la régimen de Maduro y que se gastaría un pastón en coca. Y yo, como el marqués de Bradomín, me enamoraría de ella ante los reflejos del agua en el mar y ante las cálidas arenas de la isla.

 He bebido tres vasos de agua. Yo soy tan ajeno a mis familiares que me da un poco de pena pero ya cada cada vez menos. Qué es una hermana mayor con la que no me entiendo mucho. Qué son unos sobrinos que no veo en todo el año. En fin. No hay que romperse la cabeza y menos sentirlo. Allá películas. Hoy me he dado un paseo por la Gran Vía. Andaba gente mayor dando vueltas y saludándose. La gente joven, a lo mejor, ha salido esta noche y la mañana no va con ella, esperan a la tarde para juntarse en el montaditos. Lo dicho: la familia bien, gracias. ¿Y yo? Creo que también bien, gracias.

 Hoy, nada más desayunar, me he dado un paseo. Luego he visto a Iván y a Lourdes. He estado charlando con Iván de la amenaza de Trump a Venezuela y he estado hablando con Lourdes de mi novela. A Lourdes la conozco desde ayer mismo, de tomar un chocolate. Por fin alguien me pregunta sobre mi actividad literaria. Le he dicho que se trata de un niño que se aficiona a ese libro de Verne sobre la vuelta al mundo y lo realiza él también y sale en los periódicos y tal. Luego le dan dinero por anuncios de agencias de viajes aunque cae en desgracia y se queda pobre, en la puta calle y viejo. Nadie le ayuda. Duerme entre cartones. Hasta que alguien le saca de ahí y le da cobijo y ánimos para seguir viviendo.

domingo, 7 de diciembre de 2025

Entre diputaciones y farmacias tú vas pequeño gran hombre sabio haciendo el bien a los demás que te conocen y piden auxilio. Ya solo quedan unos días al año y te preparas par el año que viene para escribir y leer muchos libros, muchas historias que quizás no tengan mucha lógica pero que son más amenas que la novela de Ginés Sánchez titulada "El borde cortante". Menudo rollo de novela simbólica, estúpida y llena de una jerga juvenil-redes sociales que no entiende uno una mierda. Solo me quedan por leer dos obras muy dispares entre sí: una de una chica lisen cefálica y otra de una búsqueda de tiempo pasado para mayores que se jubilan y van a Suiza, a Zurich, concretamente.

 La Puebla de Montalbán es de Toledo. Por la Puebla de Montalván pasa el río Tajo. El autor de la "Celestina" era de la Puebla de Montalbán. Este autor tenía una biblioteca que incluía "El Libro de Buen Amor", con su trotaconventos y sus amoríos. La trotaconventos muere y el arcipreste de Hita hace un llanto a la muerte llamándola de todo, poniéndola de cruel para arriba. Yo tengo un amigo de la Puebla de Montalbán al que llaman Noni. Es un tipo gracioso y divertido. Para por Colón y nos echamos unas risas. Menos mal que hay gente buena por el mundo, no ladrones ni ambiciosos.

 Los cadáveres se descomponían al sol. Los civiles robaban las mantas a los muertos despanzurrados. Había soldados y civiles muertos por doquier. Muchos estaban buscando un cacho de pan y algo de sustancia para hacer un caldo en los vasos de los soldados caídos. Era enero y hacía mucho frío. El campus de la complutense arrojaba cada día ese escenario de muerte y mucho más allá por Moncloa, donde se instalaban las casamatas. El parque del oeste era campo de Agramante todas las mañanas. Por las noches, había estratagemas para matar a uno o dos milicianos descuidados, pero los sublevados no avanzaban gran cosa. Madrid estaba bien defendido. Los soberbios lo quieren todo para ellos.

Yo tengo un piso junto con mi hermano que pagamos los dos juntos, el piso es nuestro, de nadie más. Yo he cobrado un sueldo por ser profesor que me ha costado sudores y disgustos, madrugones y aguante ante unos adolescentes malcriados, maleducados, faltones, etcétera. Ahora, mi hermano y yo tenemos una pensión por haber cotizado que es nuestra, de nadie más. El que diga que todo esto va a ser suyo se equivoca de medio a medio. Nunca será casa, dinero ni nada de nadie más que de mi hermano y de mí. Nosotros dispondremos del dinero para pasar una vejez digna o deseable. Y nada más.Y el que quiera peces, que se moje el culo.

sábado, 6 de diciembre de 2025

 El agua se hizo amiga de la sangre. Todo era pavor de muertos en las calles. Yo andaba como hechizado por tanta destrucción. Los cuerpos muertos exhalaban un olor a carne tostada, a carne que se podría. Yo quería algo de comer entre todo ese caos reventado por las bombas y tiros de los enemigos. Yo no estaba seguro allí así que debía andar hasta un barrio de la ciudad donde no hubiera combates. Y me fui andando por unos kilómetros fuera del centro de la ciudad y llegué, después de mucho andar a un pueblo llamado Las Rozas. Y allí me acomodé junto a una familia. Y comí por fin un chorizo con unas algarrobas y un poco de sal. Y bebí agua de una fuente que había por allí. Y me sentí un hombre nuevo al beber y comer.

Este era un hombre que vivía con su hermano. Los dos habían comprado una casa. Era suya, de nadie más. Y tenían planeado venderla cundo murieran y el dinero de la misma entregarlo a Caritas. Para ganarse el cielo. Sería una acción de última bondad con los pobres. Los pobres se lo agradecerían mucho. Comerían un pastel muy bueno pensando en estos dos hermanos caritativos. Y en misa, un cura hablaría de estos dos hermanos elogiándolos por su bondad y generosidad. Y, cuando murieran, serían alabados como personas nobles y liberales como pocos. Y no sé si irían al cielo, pero cerca le andaba.

 Este era un hombre que llevaba sin comer tres días. Su país estaba en guerra y todos los días eran bombas, correrías de soldados crueles que mataban a los soldados y civiles del régimen y violaban mujeres a plena luz de la calle. Este hombre que digo no había conseguido comer nada, estaba exhausto y sediento. Hasta que encontró a una mujer que hacía la comida en una pequeña olla, a las puertas de su casa. Como combustible había utilizado astillas de una puerta reventada por una bomba. Le pidió algo de comer y se lo dio. Aquello era pan con verduras y carne cocido todo junto. Sabía un poco a precariedad e improvisación ( a lo mejor era carne humana la de este guiso montado con prisas y determinación). El caso es que comió y bebió un poco de agua que le ofreció la mujer y este hombre siguió dando vueltas entre ruinas hasta que ACNUR le llevó a un refugio y allí estuvo mejor.

jueves, 4 de diciembre de 2025

 Te equivocas conmigo, dijo el hombre y amenazó con el dedo índice levantado. La mujer que le había intentado dar un beso estaba bebida, casi se caía y no hizo caso de la advertencia del hombre que pagó y se marchó del bar. Era nochevieja y estaban en un pueblo como otro cualquiera. El vivía en la capital pero para estas fechas navideñas solía desplazarse al pueblo. El hombre se fue a su casa a ver la tele ya que no tenía ya muchos amigos en el pueblo, se encontró solo con tanta juventud que se sintió viejo y cansado de tantas navidades pasadas en el bar de su pueblo. Pero estaba contento de sentirse viejo y cansado. Otros por menos habían muerto. Y al otro día, en el aperitivo, pensaba resarcirse de esa mujer alborotadora y borracha. Y ya le dio un beso a ella. El que me pediste anoche. Me gustas más serena que borracha, querida.

 Solo con mirar por la ventana siento el frío de la mañana. Suena una sirena. La muerte pasa en ambulancias blancas. De la noche no quiero nada pues no me vino el sueño en ella. Además, ya está pasada. Ahora queda la parte que la luna cede al sol, mi amigo el sol. Ojalá el sol fuera una estufa de butano cerquita de mis piernas. El olvido del verano ya ha tenido lugar hace un par de meses atrás. Ya vamos camino de la primavera, pasando primero por la nochebuena. La nochebuena traerá amor entre los hombres de buena voluntad queridos de Dios. Yo no sé si soy querido de Dios. No me lo ha dicho. Ojalá lo fuera. Sería un título importante para mí.

 Si a tu padre o a tu madre le da por pegarte o son alcohólicos uno de ellos o los dos o uno de ellos te abandona de pequeño, ya tienes la infancia truncada. Pero luego pasan los años y ya no eres un niño y quizás seas tú mismo, padre. Y no querrás cometer los errores que cometieron contigo y no los cometes y crías a tus hijos como puedes pero siempre con respeto y amor por ellos pues son tus hijos y heredarán el cacho de tierra que tú dejes tras de ti. Y los hijos llevarán tu apellido cerca o lejos de donde tú has vivido y serán una prolongación de tu ser. Y, si ahora son pequeños, su futuro es un enigma para bien si son bien criados y no los pasa nada hasta que se hagan adultos.

 He cogido la variante K de gripe, que no es muy agresiva pero sí muy contagiosa. Eso lo sabrá una lectora de este blog que trabaja en un hospital. La sensación de frío por todo el cuerpo es grande. Apenas he podido dormir en toda la noche por tener las narices taponadas. He visto por la tele pasillos de hospitales inundados de gente. Debe ser por la gripe. Deben acudir al hospital niños, ancianos, embarazadas y gente con problemas crónicos de salud. Pero no todo el mundo ya que el virus se puede combatir en casa. Hoy tengo que guisar ternera con patatas. A ver qué tal me sale.

miércoles, 3 de diciembre de 2025

 Me estoy leyendo otro libro llamado "Soy Julia" pero no tiene nada que ver con la mujer de un emperador romano ni nada de eso. Va de una niña lisen cefálica. O sea que tiene el cerebro liso al nacer. Y esta chica va creando un mundo de fantasía que engloba fundamentalmente a sus padres. Cuando nace ni los médicos saben si tendrá poder digestivo. Es una chica que ni ve ni oye y que tiene muchos espasmos y crisis de epilepsia. Está contado en un tono de humor constante, en un inventar situaciones y personajes divertidos que rodean a la niña como Supermao o Elfisio. Está muy bien, es algo densa y difícil de leer pero se agradece ese tono cómico tan sugerente.

 Decía una señora del pueblo: no hay mejor lotería que el trabajo y la economía. Yo me impongo por las tardes un trabajo: estoy escribiendo una novela muy bonita. Me tiro una hora escribiendo y otra, corrigiendo. Tan importante es escribir como pulir lo escrito. Cuando acabe esta novela de la que llevo ya unas cien páginas, pero aún me quedan unas cien más para desarrollarla al completo, no sé si la publicaré porque creo que esta sí que es buena, de calidad. La mandaré a una editorial o contrataré a un agente literario. La novela va de unos viajes y un libro mágico. Y un personaje excepcional. Seguro que hay por hay libros mucho más malos que este que estoy escribiendo. Por ejemplo, ese que leí de unas chicas que se escapan de un psiquiátrico y pasan el fin de semana en un chalet: no he leído cosa más aburrida y absurda en mi vida.

 Yo creo que a todos nos gustaría que la vida fuera dejarnos llevar, sin hacer nosotros nada, sin emplear nuestra voluntad en la existencia. A lo mejor, algunos llevan este tipo de vida. Me imagino a aquel que le hayan tocado 100 millones en la lotería y se da al lujo y a la incontinencia de todo placer: comer, beber, fiestas báquicas y dionisiacas. El ganador de lotería no engordaría porque no comería alimentos procesados sino de los más frescos y caros. Tendría, de hecho, un cocinero contratado a tal fin, comer bien. No se sabe si este hombre tocado por la fortuna fumaría o no. Yo creo que no. Los ricos no fuman. Y viajaría muchísimo pues tendría a un chófer contratado para tal fin. Y así me imagino yo una vida en la que no hay que aplicar empeño en vivirla, solo que amanezca y hacer lo que a uno le diera un poco la gana.

 A esta hora, llevaría fumados 3 o 4 cigarrillos pero hoy me he levantado y no he fumado. Ojalá dure la abstinencia. La adicción a la nicotina es fuerte pero también se han dado mucha gente de baja del cigarrillo y no les ha pasado nada. Bueno. Sin embargo yo creo que hubo gente que yo conozco que dejó el tabaco y poco más tarde, murió. Recuerdo a Félix. Recuerdo a Epifanio. Otros hubo. No sé si tuvo que ver la abstinencia del tabaco o que ya llevaban mucho castigo los cuerpos. El caso es que empezaron a llevar una vida sin tabaco y sin alcohol y les pilló el maldito mal que mató a tantos. Esto sucedió en mi pueblo. En mi pueblo, a este mal lo llamaban peste. Como si fuera algo contagioso. Y es que murieron muchos en poco tiempo. Un rezo por sus almas y a pensar en otra cosa.



martes, 2 de diciembre de 2025

 El marroquí que me ha cortado el pelo, lo ha hecho con paciencia. Luego, nada más llegar a casa, me he duchado con paciencia pues casi todo hay que hacerlo con paciencia en este mundo que nos dio Dios o quien fuera. La vida es a modo de compartimentos llamémoslos horarios: un momento para querer a los demás; otro momento para cocinar; otro momento para cualquier otra cosa. Y así es cómo se va distribuyendo la vida. Hay momentos en que no hay que hacer nada quizás. Y esos momentos pueden aburrir o hacernos pensar, recordar cosas del pasado, ensimismarnos en el propio paso del tiempo. Todo en la vida está hecho de tiempo. Un tiempo que para unos es precioso y otros lo dejan pasar.

 Dice internet que la nueva Filomena ya está aquí. Abrazaremos su capa blanca con amor. La vida en el mundo peligra más que nunca. Muere gente a punta de pala de enfermedades, guerras y conflictos. Nunca hubo tanto cáncer, tanto ataque al corazón, tanto berrinche por la política. Nunca hubo tanta esperanza de vida, por el contrario. La gente dura y dura, no se hace vieja del todo nunca. La luna se equivoca al salir y luce como una mascarilla embozada en las nubes. El sol, sin el cual no viviríamos, nos pone la cabeza tibia si nos dejamos acariciar por él. Y luego está la Tierra, donde vivimos y respiramos un montón. Y nunca estamos conformes. Es el sino del ser humano: nunca estar a gusto con lo que tenemos.