Me gustaría pasar una semana en plena naturaleza. Solo oír el canto de los pájaros entre los afilados alfileres de los pinos, oír el sonido del viento a través de las rocas, ver el culmen de una montaña todos los días de esa semana. Y se acabarían pronto esos siete días, serían como un regalo del tiempo para estar siempre con lo mismo aquí en la ciudad. Pongamos que esa semana sería un combustible de tranquilidad y armonía en el que solo miraría qué pasa en un bosque, qué no pasa por mí en estos días convulsos del mundo: Palestina, Ucrania, Polonia. Me olvidaría de mirar las noticias del desasosiego, de ver gente problemática, de ser yo y la naturaleza mirándonos.
martes, 16 de septiembre de 2025
Ante los crímenes de un país contra otro en los que muere gente inocente, está bien que haya una respuesta, una protesta, un hacer algo. Pero que sea de forma pacífica y que no afecte a un tercero. Estos días seguro que habrá muchas manifestaciones para el orgullo de todos los cargos del gobierno de España y el líder supremo Sánchez ha sabido subirse al carro propalestino. Le ha venido muy bien liderar esta bandera de Palestina. Ha ganado enteros, la gente le ve bien, la gente ve que lidera una protesta mundial por Palestina. Pero Sánchez, ¿no actúa egoístamente?, ¿no se sube a este carro para que se olvide la gente de sus corrupciones? De todo hay pero también hay un oportunismo electoral muy grande.
Creo que fue Mao el que dijo que la muerte de una persona es un asesinato mientras que la muerte de un millón de personas es una estadística. Así se excusaba un líder de la izquierda. Hay otros líderes que también se excusan en intereses maquiavélicos para tapar sus crímenes. Esta vez, en Palestina, la excusa es la liquidación de Hamás. Pero está muriendo mucha gente inocente. Sánchez hace campaña con este genocidio. Otros países se suman. ¿Acabarán con el genocidio? No se sabe. El objetivo es tomar la capital de Gaza y la tomarán y pondrán un gobierno sin Hamás, que había ganado por mayoría absoluta a través de su brazo político. Es como si en España gobernara HB o Bildu. Hamás, para mí no son milicias, como dice El País, sino un grupo terrorista que ha cometido crímenes como asesinatos y torturas. O sea, que todo esto va de gente mala, malísima. Israel ha tenido su 11S. Pero la consecuencia de ese 11S israelí es descabellada.
Ayer Sánchez dijo otra mentira: la manifestación en Madrid fue "pacífica". Con mentiras y manipulaciones y aprovechando cualquier causa para tapar sus propias causas, Sánchez va avanzando. Dicen que ya son muchos países en los que se manifiestan propalestinos. Lo que pasó el domingo en la Vuelta a España parece haber tenido eco. Yo creo que sí es un genocidio lo que se está haciendo con Palestina pero yo siempre recuerdo la figura de Gandhi, mi héroe de la fuerza pasiva. No debe haber violencia en una manifestación, eso la desacredita a mis ojos y a los ojos de la gente pacífica. Pero bueno, así fue la revuelta, la protesta en contra de Israel. Ya están tomando la capital de Gaza las fuerzas militares israelíes. Por un lado, ya era hora que los que están en contra del genocidio se les hiciera ver.
lunes, 15 de septiembre de 2025
Cuestiono mi sistema de vida: tantas pastillas. Y me voy a la calle: los hay peores: sin pastillas y adictos a toda una variedad de mierda psicoactiva. En fin. He comido panceta y un café con leche y me he acostado pero no me he dormido. Había que estar vivo aun en las ocasiones de ausentarme un poco de la vida. Me canso de ser yo mismo que no anda, que no va a la playa, que no surge de sus cenizas. Estoy un tanto depre, qué le vamos a hacer. Mi pelea es conmigo mismo, dulce pelea de darme cuenta de que valgo, que soy mucho mejor que esos que visten muy bien y luego no saben nada de lo que aprendieron. En fin. La gente anda de acá para allá y al final, no hace gran cosa.
Las aceras sufren ese extraño engaño de la existencia. Dormir sería una solución intermedia entre quitarse de en medio y volver a encontrarte vivo. Tomo pastillas para no soñar, para dormir, para sentirme bajo de tono, para calmar mis deseos. Se lo montan muy bien los psiquiatras para no tener problemas con los pacientes. Me tienen atontado y flojo, sin deseo sexual ni moral. La moral no sube, la moral está baja con tanto Xeplion, Plenur, Tranxilium y Zyprexa. Pero da igual. Hoy voy a pasármelo bien contándome chistes a mí mismo, de memoria, de mente. Mi horizonte es muy declinante, todo va llano y feo como una autovía en medio de la nada.
Ayer, ronda de cubatas Ballantains coca. Yo, solo coca. Se habló de las fiestas y del caso Negreira. No me entono. Me piro. Tardamos en dormirnos por lo de la pierna inquieta. Por la ventana a estas horas dela tarde, surge una tranquilidad fuerte. No se oye voz humana ninguna. Si se oyera a los árboles seguro que pedían que lloviera. Otra temporada de sequía por el centro de la península. Y van muchas. Viene un moscón que suena y sueña con el aire dulce de las urbanizaciones. Land of plenty. Tierra de abundancia con guerra al fondo. Es triste no saber dónde ir ni qué hacer. Haremos lo posible por desterrar esta estado de mi mente.
Me tiendo, intento dormirme pero no puedo. Hace una claridad muy irritante que trae el sol este de septiembre. Quiero ir a la tarde a sentarme en un banco y beber una cerveza. Quiero que venga Paco conmigo. La llanura de la mente aun no la he alcanzado, hay una cumbre que subir todavía. En el recóndito cuadro de césped y álamos se respira una calma transitoria. El concierto de las estrellas no se ve en la ciudad, no se oye tampoco el sonido celestial que producen. Las manos se ciñen a un sueño que no llega nunca, pero seguiré leyendo, escribiendo, viviendo.
domingo, 14 de septiembre de 2025
No tengo ganas de fregar el suelo, ni de ducharme, ni de leer, ni de salir a la calle. Por la ventana viene un olor a hojas de los árboles, a césped, un olor a naturaleza verde. Se oyen conversaciones de sudamericanos, se oyen gentes extranjeras, se oyen acentos de ultramar. España es rica aunque esté todo más caro. Para estas gentes que vienen de fuera, España es una garantía de progreso si trabajan duro. De hecho, a los que veo yo con los pantalones de trabajo son a los sudamericanos. Son gente sencilla que se tapa el pecho con una camiseta sin grandes alharacas ni aparento. Los sudamericanos mandan grandes remesas de dinero a su familia y todos, los que están aquí y los que están allá, prosperan y se hacen un casa rica. Y ya digo, no aparentan riqueza alguna en el vestir.
Las rosas exhalan su olor gratuitamente y es bonito que entre ese olor por tus narices y lo disfrutes. El campo está ahí con sus caminos para que los andes, también para que los disfrutes gratuitamente. Los pinos dan su sombra de balde, no cobran, y su olor a resina y a pinabete es muy profundo. Pero la gente se mueve en otra onda, quiere emular a la grandeza de la Tierra y gastar. No se llevarán nada de todo lo que han adquirido con tanto esfuerzo. Porque estos que emulan a la grandeza, deben trabajar para costearse su tren de vida. No hay otra forma para ellos de ganar dinero que trabajar. Les puede tocar la lotería pero no. Yo he bregado con adolescentes durante 20 años. Ya he escrito aquí y en otros sitios de la dureza de vida del interino en educación. Me han dado una pensión, pero gasto poco, el dinero es muy necesario ahorrado en el banco.
A sus cuarenta años ya había fundido una fortuna. Entre visitas a tiendas de ropa exclusivas y a otros establecimientos exclusivos, en los que una camisa valía doscientos pavos, no se cortaba este tipo de aparentar riqueza en sus ropajes. Si iba a correr por el campo, llevaba un pantalón corto de cien pavos, una camiseta de otros doscientos pavos y unas zapatillas de trescientos. Casi nada. No sé qué dispositivo psicológico le hacía derrochar a este tipo como si fuera rico. A lo mejor se creyó todo el tiempo que era el favorito de la casa y así, se creía en la obligación de vestir caro siempre. Sus padres le adoraban y también gastaban todo lo que tenían en vestir caro, así que sus padres llevaban también ese ritmo de vida tan rimbombante. Cuando miraban la cuenta en el banco, se sorprendían de lo poco que había a fin de mes y no se daban cuenta de que visitaban muchas tiendas exclusivas entre semana.
El estúpido del notario insinuó que al testamentario le quedaban pocos años de vida pero no pensó que se podría morir él antes que el anciano que tenía delante, como ocurrió. Hubo que sustituir al notario por otro y así, siguieron las diligencias cuando murió el abuelo. Y todo era la división por cuatro de todo lo heredado, al formarse la familia por cuatro hermanos. Parecería que salían ganando los dos hermanos que vivían juntos y salían perdiendo los dos huérfanos de padre del hermano difunto. Pero así estaba establecida la herencia. Podría haber eso que llaman quitas o mejoras para los que no salían tan beneficiados pero no se sabía bien. La realidad es que la herencia estaba dividida en cuatro partes.
La Seguridad Social es un inmenso complejo de aportes y dividendos al final de una vida trabajada. Si te mueres nada más jubilarte, has aportado para otros, no para ti. Pero queda la pensión de viudedad. Y de orfandad. Siempre queda algo, digamos. Las herencias son formas de adquirir dinero como si fuera un regalo, sin comerlo ni olerlo. Y así es la herencia como el esfuerzo que ha hecho el muerto a lo largo de su vida para conseguir su patrimonio. Y hay herencias que rompen familias y hay herencias ordenadas porque el fallecido escribió un testamento donde lo dejó todo escrito. Y hay quién hereda una casa o una finca porque así lo quiso el fallecido. Y ante eso, poco debe discutirse porque a la decisión de ceder la casa le sigue la ley de la voluntad del fallecido.
Pusieron en sus manos pan de amor. Y lo tomó y fue más feliz que antes de aquella desgracia que cayó sobre su casa. Y olvidó la muerte y la tristeza de ser pobre. Olvidó la amenaza de que todo saliera mal al final de sus días. Comió del pan hecho de trigo molido, hecho del amor a las cosas y a las gentes y no le fue mal, todo recobró una dichosa armonía para siempre. Sabía que de viejo no le iban a llamar tonto y no le mandarían a pasar sus días a la casa del engaño. Pasaron los años sumidos en un plan de amor de los días y los que paseaban y los que saludaban atentos por las mañanas. Y todo era pan y todo era amor hasta el final de sus días.
A falta de originalidad, voy a contar qué hice ayer. Ayer me levanté y salí a dar un paseo por la calle de siempre. Tomé un café en el bar de siempre. Vi a una chica y me invitó a una cerveza. Hablamos de cosas psicológicas, como hablar solo y estar solo. Y yo estuve con ella un tanto tenso. Luego vine a casa y escribí blogs. Comimos tallarines de los que hice el jueves. Me tumbé y logré dormirme. Fui a poner una cura a mi padre por lo del melanoma en la cabeza. Fui andando a Las Rozas y volví andando. Cené y fui a la calle a ver la fiesta. Había mucha gente en la calle. A eso de las 10:00, me volví a casa. Vi a una chica vestida de cuero que no parecía de este planeta.
sábado, 13 de septiembre de 2025
El que no asienta la cabeza, se da con ella en la realidad de la vida. Y la realidad de la vida no es muy amable que digamos. Llega una edad en que ya no podemos jugar al fútbol, pero podemos andar unos kilómetros. Llega una edad en que no valemos para las fiestas y tenemos que renunciar a ellas y la fiesta está en casa y la fiesta cede el paso a la tranquilidad del hogar, a los libros y a dedicar tiempo a los nuestros. El que no asienta la cabeza nos parece raro, nos parece que, en vez de tener unos años cumplidos, tiene tonterías que no comprendemos. Hay una edad para todo, hay una edad para decir que no a ciertos caprichos. Hay una edad, en suma.
La Biblia tiene en sí el Pentateuco, que son cinco libros sobre los inicios del mundo. Luego tiene libros de profetas y tiene también el libro de la sabiduría, los salmos y el Nuevo Testamento. La gente lee la Biblia aunque no lo diga. Hay en ella cierto alivio contra la cruel vida que llevamos. No se libra nadie de sufrir males. Y los males del mundo nos recortan en el universo como las tijeras recortan una cartulina. Somos recortes de nuestras desgracias. Somos papelitos esbozados por la amargura de vivir. Leer la Biblia te indica que toda la Humanidad no ha dejado de sufrir, de dar cabezazos contra la realidad, de sufrir los males que sufrió Job. Solo los inconscientes rechazarían las enseñanzas de la Biblia, que es, en cierto modo, un manual de supervivencia anímica o espiritual.
Uno de los libros que más me ha gustado leer ha sido "Ébano", de un polaco de difícil apellido. Es magistral cómo cuenta las cosas ese hombre en ese libro. Va de África. El mundo africano que él vio estaba sumido en el caos y la inacción: no parecía trabajar nadie. Hacía un calor mortífero todo el rato. Las aventuras dependían de que no se rompiera el motor del coche. La vida andaba muy barata, valía poco en ese continente. Me gustó ver otro mundo dentro del nuestro, del land of plenty que llaman los anglosajones. África habrá evolucionado después de la publicación de "Ébano". Ese escritor ha muerto. Recibió el princesa de Asturias. Estamos hartos de todo, tenemos más de lo que necesitamos y también estamos tristes, amargados por tener un poco más. Si leyeras ese libro, pensarías de otro modo. África es o era una lección contra el estado de bienestar.
Hubo una época en la que yo me preocupé sobre la soledad. E hice un pequeño estudio sobre ella. No muy amplio, de lo que saqué de las páginas web (antes de las redes sociales todo estaba en webs) y me salieron unas 30 páginas más o menos. La soledad no querida genera una sustancia que obtura la circulación de la sangre. La adrenalina. Cuando uno está solo, toda cosa que hace le supone un estrés añadido. La soledad es un mal de nuestro tiempo, aunque parece que podemos tener un amigo en Málaga, un amigo virtual. La vida de los solitarios conduce a ideas negativas, negras, de desaparición. La soledad implica aguantarla o sufrir. Los que la aguantan, pueden vivir tan felices como los que están rodeados de gente. En Inglaterra han creado el ministerio de la soledad. No tener con quién hablar de tu libro crea frustración y soledad intelectual, interna, soledad del diferente.
Una mujer muy del pueblo empezaba a quedarse sola. No se casó nunca, nunca tuvo hijos. Tenía ciertos familiares y amigos de los que no sabía gran cosa. La soledad empezaba a hacerle mella hasta el punto de hablar sola. Por el pueblo la veían haciéndose preguntas y contestándose a sí misma. Nadie pensó en llevarla a un médico, ni su familia ni sus amistades. Los veranos eran muy largos para ella. Los inviernos se acostaba muy pronto porque encontraba refugio en las mantas. Un día salió a la calle y la vio tan inhóspita y llena de desconocidos que pensó que ese día era el primero y último día de su existencia. Y regresó a casa con una sensación muy triste. Se metió en la cama y estuvo un mes en casa sin salir. Y, al salir, ya no volvió a ser la misma: rejuveneció por dentro, se valoró y dejó de hablar sola. Se había encontrado con su soledad y la abrazaba con ganas.
Habrá por los pueblos jóvenes que escriban después de haber leído mucho en la biblioteca de su pueblo. Han leído a Zola, a Balzac y a los escritores actuales. Han tomado notas para una novela que han escrito y que sitúan en un desierto o en Estambul. Los personajes son de aventura, de un sentimiento herido, de los que escapan a un ambiente gris. Estos escritores aficionados rellenan muchas hojas, emborronan muchos folios blancos, los llenan de acontecimientos literarios, palabreros. Y un día, pasan el día entero en Madrid con sus quimeras por las calles y sueñan con la fama, con triunfar en el mundo de las letras. Y el sueño se agota en su propia cabeza. Y no triunfan. Se hacen auxiliares administrativos y se echan un novio o una novia. Se casan. Y guardan en el recuerdo esos días que escribían por las tardes.
Cela, premio Nobel de literatura, Delibes, Torrente Ballester, etcétera, fueron nombres que sonaron en su día y que hoy en día están olvidados. ¿Quién quiere leer "La colmena", ¿quién quiere leer "El camino"? Unos libros de introspección de un grupo de personajes o de análisis psicológico de un niño. No pasa nada en esos libros. Son solo la visión del escritor de un alma inquieta o tierna. Con el libro de "Los santos inocentes" todo el mundo se quedó con aquello de "milana bonita", no con la denuncia social que conlleva. Estos escritores estaban en boca de todos durante su vida. Luego, después de muertos, triunfa en la novela el misterio y el crimen. La literatura ha dado un vuelco tremendo porque ya no se tiene en cuenta el estilo narrativo, sino simplemente lo que se cuenta. Los términos cultos ya no valen, hay un estilo de telegrama en las novelas. Todo se pierde.
La originalidad del día surge en estas líneas. Sin ellas, el día sería igual a otro que pasó o que vendrá. Por las calles de Madrid la gente camina despacio, tan despacio como una voluntad tranquila puede caminar. Son tiempos de guerra. Pero da igual. Somos parte del oeste de Europa, muy del oeste. Pero las amenazas del dictador de Rusia nos atañen, nos dicen que ese tipo está loco, quiere la guerra en todos los sitios del mundo. Va a desangrar su patria en usar todos los misiles que tenía almacenados para dar miedo. Es un tipo enormemente desequilibrado. Se cree que la guerra es la solución para que su patria triunfe. Hay otros caminos que este hombre no ve. Hay una pulsión de muerte en este hombre. Ojalá no se líe la cosa de modo irreversible y nos vayamos todos a hacer puñetas.
El tambor anuncia un mal temporal. Y no nos deja vivir en paz. Los enviados a la muerte resuenan en Europa. Hay líderes del abuso y la provocación bélica. Mal asunto para las economías. Mal asunto para el apaciguamiento de las relaciones entre naciones. Muerte de los misiles, de los drones. Un dictador asesino quiere resaltar su figura de padre de la patria a costa de más conflicto. Vamos mal. No es lo que necesita el mundo. Dios quiere personas sobrias, justas y religiosas, no soberbios de última hora. La paz está muy lejos, muy lejos y el futuro está hipotecado por un antiguo agente de la policía represora de la antigua URSS. Nada parece contener a este imbécil del odio hijo de la guerra.
He tenido un par de días que he estado sufriendo un bache, un revés, un agujero. Hoy veo las cosas de otra manera. La tristeza ha dejado paso a la normalidad del pensamiento. Las aceras son besadas por las suelas de los zapatos, las farolas hace tiempo que no lucen, es ya muy de mañana, he dormido bien. Me esperan días iguales como sombras del asombro. No haré excesos de reír. No haré excesos musicales contra el viento. No pecaré del pasármelo bien, de beber y fumar y sin parar de carcajearme bajo la luna. Los ciclistas se visten de ciclistas y van con la bicicleta a no sé dónde. La vida pasa por mí como podría pasar por el aire. Nada me inquieta y todo me estremece. Otro día más. Otro patrón de la quietud.
viernes, 12 de septiembre de 2025
La caja estaba vacía, escondida tras los libros, olvidada. Allí estaba la esperanza de que los dirigentes no odiaran al resto de la población. Pero pudo más su alianza con el partido y hubo desamor y odio. Desde todos los sitios se atacaba al gobierno. Las hojas de las acacias, tan finas, notaron ese anhelo de despreciar. Las aceras inverosímiles agitaron sus baldosas de cemento. No se podía andar sin hacer daño a alguien. Había la xenofobia, la homofobia y otras fobias que convertían a la población en puro odio. Y ellos se compraban buenos pisos en plena crisis de la vivienda y llevaban a sus hijos a colegios de pago.
Tengo que entretenerme casi a la fuerza. Estás mirando las nubes, la ciudad aquella que rompe sus casas frente al mar. Es un vivir de sabios no hablar mucho, tener pocos amigos, andar por andar y mover el corazón. Alzaron la copa y brindaron por esta España desgarrada, España de pocos amigos, España triste siempre por el cabreo que suscitan sus políticos. Luego, pasaron a echar la siesta. Al despertar vieron el mismo cielo, la ciudad que descargaba en la playa y un deseo de calumniar a Dios. Pero no todo valía. Y un rayo de la tormenta creada partió a uno de ellos por la mitad. Hubo óbito y aceitunas. Y todos se retiraron a sus casas de donde no deberían haber salido.
jueves, 11 de septiembre de 2025
Mi enfermedad es sinusoidal. Tan pronto estoy triste como alegre. Pongo música, paseo por la casa a ver si me quito de encima esta desagradable sensación de estar triste. Y lo consigo un poco. Entonces, escribo. De la radio a mi corazón hay un paso nada más. He de retorcer el cuello al cisne cuanto antes. La vida son tramos de emociones que hay que sufrir o disfrutar. Ayer estuve paseando por un pueblo y las acacias de las aceras lloraban a mi lado. Mi hermano estuvo de aliado de las emociones buenas. El paseo se acabó. Pensé por la noche en ordenar un tanto mi vida. Las luces de las farolas que veía desde mi cama se extendían por mi frente. Hoy me he levantado y no tenía ánimo. La mañana ha sido muy grande para mí hoy. La mañana me ha tapado el corazón con el telón de un final dramático. Menos mal que he puesto la radio y el pasillo estaba ahí.
A ver si me da la imaginación para perderme en un arroyuelo de palabras significativas. Salgo a la calle porque aún es pronto. Doy unos pasos no muy largos. Veo gente anónima, gente que no me dice nada ni me saluda siquiera. Echo una perra al alto. Si sale cruz, me siento en un banco y fumo. Si sale cara, sigo caminando otro ratito más. Sale cruz. Me siento, fumo y observo. Las carnes se mueven, las carnes sujetan el cielo y la tierra y el sol. El ser humano es el ser preferido de Dios, Él sabrá por qué. En la acera pasa el viejo, la jovencita y el pecado. No nos dejes caer en tentación. La mañana se incrusta en el corazoncito del solitario, casi hace daño, casi penetra el desasosiego de no tener con quién hablar. Una novela muy mala podría ser mi vida. Las películas del mundo entero no pueden con la sensación de estar perdido en las horas primeras.
miércoles, 10 de septiembre de 2025
Lo único que me consuela de estar pendiente de médicos y jeringuillas es fumar. Fumar me ausenta de todas esas obligaciones médicas, de todo ese llevar mi cuerpo a que me lo traten. Fumar me marca un tiempo, me evade por unos minutos de dónde estoy y por qué estoy allí o aquí. Fumar me incita a escribir, me incita a poner orden en la mesa donde escribo, a seguir una narración y no dejarla incompleta. Fumar me marca el diálogo con los demás, me quita un poco del aburrimiento, me aleja de la rutina de los días. Fumar me ayuda a concentrarme, me mete en el día, en la gente, en la novela que escribo.
Escritores que escriben un libro y luego dan conferencias sobre ese libro hay a porrillo. Se monta en la Casa de Cultura del lugar una mesa con tres o cuatro sillas y sus correspondientes micrófonos y a esperar a la audiencia. Libre hasta completar aforo. Y resulta que van diez y uno se ausenta en medio de la conferencia porque no aguanta más rollo. Supongamos que el libro va de la posguerra española. El escritor que habla, habla siempre de lo mismo en cada conferencia para no cometer muchos errores. Habla mucho del feminismo. Habla mucho de la crueldad del dictador. Pero consigue aburrir a todo el mundo en poco tiempo. Y la gente se larga a tomar un gin lemon al bar de siempre y no dice que ha estado en una conferencia no le vayan a catalogar de mariquita o cultitonto.
Tenía una idea yo sobre este verano y sobre nosotros dos: que si no nos hemos distraído en ir a ningún sitio y no hemos ido a ninguna fiesta, podríamos sufrir una depresión cualquiera de los dos. Hemos llevado una vida tranquila estos dos meses de verano pero, ya digo, sin divertimento alguno. Era una idea que se me metía en la cabeza y no me dejaba tranquilo. Pero luego se pasó. Ha habido mucha gente que no se ha ido de vacaciones y no les pasa nada. Pero habría que pensar que Paco y yo somos enfermos mentales y tanto tedio acumulado podría hacer de las suyas. No sé. Solo era una idea que me anduvo rondando por la cabeza.
Como no sé de qué escribir, escribiré de mi vida como enfermo mental: me tomo mis pastillas todos los días. Siete pastillas diarias. Me pongo una inyección al mes. Veo al psiquiatra una vez cada dos meses. Me hago una analítica cada dos meses. Estoy totalmente medicalizado. Todas estas citas suponen 3 visitas al hospital o al ambulatorio mensuales. A veces no tiene uno ganas de ir a ningún lado pero no he dejado de ir a mis citas médicas nunca. No he dejado nunca de tomarme las pastillas aun estando deprimido o con manía. Y así, parezco alguien normal a los demás pero mi normalidad cuesta todo eso que he apuntado.
Estoy intentando escribir algo pero no sé el qué. No sé si hablar de algún libro de los que he leído últimamente o de los que estoy leyendo ahora. No sé si hablar del tiempo, que está nublado. No sé si hablar de la sociedad, ese ente del que todos hablan y otros lo sufren. Yo no suelo pensar en la sociedad porque no sé siquiera lo que es. He estado viendo en Youtube una entrevista a Miguel Delibes. Habla con precisión ese escritor, no se anda por las ramas. He leído muchas obras de él. Creo que está este escritor y sus novelas en el más puro olvido. No hizo universal este narrador a ninguno de sus personajes. Es una lástima pues creo que Delibes escribía muy bien. El Nini, el niño protagonista de "Las ratas" me cayó muy bien cuando lo leí. Es una pena que nadie se acuerde de Delibes. Bueno. En España, nadie se acuerda de nadie cuando muere. Lo archivan en una lápida y adiós muy buenas.
martes, 9 de septiembre de 2025
Estoy escribiendo un libro de uno que se obsesiona con la falta de insectos que hay en la Tierra. Por lo menos, se obsesiona por los pocos insectos que ve allá donde va. No ve saltamontes y eso le preocupa hondamente. Va al parque y mira al suelo y se lleva una fuerte decepción. Lee libros modernos sobre la extinción de especies. Apenas ve hormigas y algún escarabajo. Y eso le llena de la idea de que el ser humano está destruyendo algo valioso. Cuando se lava los dientes, piensa en dónde irá a parar la pasta dentífrica. Piensa en los plásticos que ensucian y contaminan todo lo que tocan. Piensa en sí mismo, si no se estará extinguiéndose poco a poco por el aire que respira. Y este hombre que creo en mis páginas puede ser cualquiera porque cualquiera puede preocuparse por lo mal que va el medio ambiente. La muerte de un ser indica la muerte de otros muchos, es el lema de este protagonista de mi novela.
lunes, 8 de septiembre de 2025
No tengo muchas ganas de escribir porque solo llevo un par de horas levantado y no me vienen ideas a la cabeza. El lunes está tranquilo pero como con ganas de torcerse, de desviarse de la calma mañanera. Solo si estás distraído con algo que te reporte una ganancia parece que el lunes tiene sentido. Los lunes salen de la noche invadiendo la semana, llenándola de imperiosas demandas para el trabajador. Los lunes son tremebundos a veces, te meten en el lío de la mañana a empujones, a golpes de realidad triste. Luego, por la tarde, parece que los lunes se apaciguan un poco, matan su ira de inicio de semana contra la pared de las horas ya pasadas. Pero no hay que confiarse: los lunes duran, duran más de lo que aparentan o miden las horas difíciles.
El BUP era Bachillerato Unificado Polivalente. Vaya palabros difíciles de entender. ¿Unificado? ¿Qué unificaba el bachillerato aquel? ¿Y por qué era polivalente? Nos empeñamos en calificar a los entes que nos gobiernan o marcan la vida de forma artificiosa. Así muchos términos que perduran en siglas incomprensibles. Ahora mismo no se me ocurre ninguno pero hay un montón de ellos. Nos hacemos más difícil la vida a nosotros mismos con ese montón de designaciones que ocultan la verdad de las cosas. La vida está llena de unas denominaciones burocráticas que nos abruman y nos confunden. Voy a beber agua y luego voy a seguir escribiendo algo por aquí.
Delibes creó a Daniel el mochuelo, ese chico que no quería irse a la capital a estudiar, que quería quedarse en el pueblo y que admiraba al musculoso herrero que vivía allí, en la aldea. El lenguaje que habla este personaje no es propio de él, sino de un trasunto culto del mismo. Inexorable, emperejilado, indecoroso serían términos que un niño de pueblo no conocería en su vida. El libro en el que Daniel el mochuelo habla de su pueblo se llama "El camino" y lo mandaban leer en 1º de bachillerato. Es un libro difícil lleno de cultismos impropios, ya digo, de un niño de pueblo. Lo que yo me pregunto es si Daniel el mochuelo es un personaje universal. Creo que no lo es. Podría haberlo sido si hubiera rememorado su vida en el pueblo con un lenguaje más sencillo, más ajustado a las características de ese personaje. Aprendí muchas palabras de ese libro, muchas palabras cultas, pero no aprendí a ver cómo se crea el lenguaje propio de un personaje. Creo que eso sí pasa en otra novela de Delibes llamada "Los santos inocentes".
sábado, 6 de septiembre de 2025
Los niños juegan, en eso se les va mucho tiempo. Las demás gentes, hacen por la vida, cobran un sueldo para poder ir al supermercado y avituallarse de todo lo necesario para el cuerpo. Los autónomos viven de sus facturas, de lo que cobran por un servicio. Nos sorprendería a qué se dedica algún autónomo con mucha imaginación. Algún autónomo vende un poco de humo a buen precio. Pero está ya todo inventado. El crecepelo que vendían los charlatanes ahora está difuso en miles de inventos para la piel, para el colesterol, para la energía sexual, etc. Me gusta saber de la gente de qué vive, qué trabajo ejecuta. Hay gente que vende el piso a su propietario. Hay gente que vende patatas fritas al instante. Y hay gente que vive del paro o de una subvención. Hay gente que tira todo por la borda y se va a algún sitio donde se vive de hacer cadenillas y muñequeras.
Yo conocí una alumna en Getafe que era anarcosindicalista. Vivía en un local ocupa. Era muy guapa. No era tonta del todo. Qué habrá sido de su vida. Me tengo que leer "Un caballero en Moscú" que va de cómo se vive en un hotel, el Metropol, en tiempos de los bolcheviques. El conde protagonista se tiene que hacer camarero de ese hotel, pero no se cuenta si ese conde percibe un sueldo. En Rusia, en tiempos de Stalin, había planes quinquenales que dirigían la economía de ese país desde el Estado. La revolución marginó a gentes sospechosas de ir en contra de la revolución y para eso se creó una policía política que enviaba a Siberia a los acusados. Se llamó exilio interior. Como a Unamuno, que me parece que se le envió a Fuerteventura.
viernes, 5 de septiembre de 2025
Hay que ver de lo que soy capaz de escribir, líneas y líneas, para ver si pasa el tiempo pronto. Soy un enemigo del tiempo que pasa. A lo mejor, no se considera trabajo esto de escribir, pero hay que escoger las palabras, los adjetivos, los verbos que hacen la frase y el párrafo final. Y eso es trabajo mental. Los camioneros trabajan por kilómetro recorrido. Debe de ser enajenante ver pasar kilómetros. Marx habló de la alienación que sufren los trabajadores porque el trabajo que ejecutaban se les hacía ajeno. Marx también predijo que la sociedad en la que vivió sufriría un cambio brutal hasta la dictadura del proletariado. No ha habido nunca la dictadura del proletariado. El comunismo no existe ni ha existido nunca. Lo que hay es un socialismo en el que el Estado interviene en la economía. Y lo que hay es una corrupción en el socialismo español, del psoe. Los trabajadores de este mundo en que vivimos ya no sueñan con la revolución. Sueñan más bien con que sus hijos aprendan y sean algo en la vida.
Debe de estar la gente en sus puestos de trabajo. No se la ve por la calle, en los bares, esas iglesias de los obreros, como decía Marx. Debe de andar la gente metida en oficinas, conduciendo un taxi, tras la barra de un bar, en un andamio, cortando el césped, etcétera. Yo aquí voy poniendo que Marx llamaba a las tabernas las iglesias de los obreros y a la religión la llamaba el opio del pueblo y a la ganancia del burgués la llamaba plusvalía. Y el producto del trabajo del obrero no estaba pagado convenientemente. Entonces, se hacía una huelga y a ver qué pasaba. O se pretendía una revolución que sofocaba el ejército. Ya no hay huelgas, ya no debe de haber ni obreros como tal. La sociedad está inquieta, deseante. El dinero marca la pauta antes que la revolución. La gente vive mucho mejor que los obreros de antes. Yo escribo aquí que muchos dicen que Marx se equivocó. Pero no parecen hacer caso.
No me fijé ayer si la noche venía, si las farolas se encendían, si la gente desaparecía en sus casas. No me fijé ayer si mi alma se detenía en el amor de la vida, si los niños lloraban, si yo valía la pena en este mundo. Estoy hecho de trozos de pensamiento. Estoy hecho de carne madura. Estoy aquí una y otra vez. Me apaño con cientos de visiones. Hablo con mi mente más que con mi boca. Comento las pintas de la gente que veo. Hoy debe de ser viernes si hacemos caso a la semana que ha pasado, a los horarios de la gente, a esos que andan echando horas por dinero. No nos juzguemos unos a otros pues todos estamos llenos de pecados. Ayer no sabía si la noche llegaba. Hoy no sé si el viernes ha hecho su aparición ya esperada.
En el amanecer pasado habrán muerto muchos y muchos habrán nacido. Es la ley de la vida, hay que hacer hueco. Lloramos los muertos por lo que han sido, quizás personas valiosas en su profesión o personas que han sabido dar cariño. Gorgio Armani tenía 13.000 millones. ¿Por qué unos pocos tienen tanto dinero que no les ha valido para nada? ¿Para qué quería ese tipo esa fortuna? Preguntas sin respuesta ya que el dinero a veces se convierte en una cosa casi molesta, insultante, creador de buitres que lo sobrevuelan. El que sabe gastar, el que disfruta del dinero bien le vale. Pero, ¿tanto? ¿Para qué tanto se acumula en manos de alguien que no lo va a usar? En fin. Ese dinero valdría para ayudar a muchos a salir del agujero de la pobreza, a financiar países en desarrollo, etcétera. Y hay en el mundo un puñado de personas que acumulan muchos millones y millones. Es algo que no se entiende.
Son las 11:10. Los periódicos anuncian un eclipse que hay que ver a eso de las tres de la mañana. Las guerras no cesan. Las guerras son caras. Muere mucha gente en las guerras. Un misil de esos que lanzan vale 20.000 euros. Rusia ataca la retaguardia, al igual que hace Ucrania. Putin, después de hablar con Trump, después de aparentar que quería la paz, se ha dedicado a atacar la capital ucraniana. El líder chino parece también prepararse para la guerra, haciendo una demostración de fuerza en la plaza de Tiananmen. Y hay más guerras en Asia y en África. Y la guerra de Palestina. Ojalá acabaran todas estas guerras para bien del mundo entero.
miércoles, 3 de septiembre de 2025
Era una persona muy importante, que vendía cara su estampa. Su estampa hablaba por él. Entonces gritó: "las patatas están frías". Y su madre fue corriendo corriendo a la cocina a calentarlas. Y hasta la fecha. Pero otras obligaciones lo han desmañado. Me recuerda a Sánchez. La estampa que comía en silencio rodeado de sus familiares. La estampa azul celeste que atravesaba el amplio mundo, el silencio al que estaba pegado esa estampa, las pocas luces y la poca gana de caer agradablemente si quiera a sus abuelos. Y así pasó la sombra, que ya no estampa a mi parecer, los días de pasarlo bien y montar en un barco, en una montaña, en el mar bravo de las gentes.
martes, 2 de septiembre de 2025
Desearían haber nacido ricos y famosos. Pero son pobres y no de dinero sino de ética. La ética es importante. La ética conduce a estar contento con uno mismo. Estos no están contentos porque desearían tener mucho más dinero del que tienen. Desearían haber sido Julio Iglesias. Desearían haber sido un personaje de fábula. Desearían no haber tenido que desear toda su vida. Y así les va. No han dudado en robar. No han dudado en joder al prójimo. No han dudado en hablar en nombre de los demás sin autorización. Y van de mal en peor. E irán de cráneo hasta que ingresen en una caja y se les diga adiós con alegría.
Voy a mear un momento y ahora sigo. Yo propondría que dieran el telediario en francés o ruso. A lo mejor, podríamos aprender idiomas. Y que en Rusia dijeran el telediario en español o polaco, por ejemplo, por el mismo motivo. Si no, no hay manera de aprender nada del telediario. Mentiras y mentiras enlatadas en minutos, eso es un telediario. Y la tele en general. Y los partidos de fútbol en los que los jugadores se rebozan en el césped que parece que los matan. Y no los han tocado apenas. Todo es mentira en este mundo. Todo va como en burla y cachondeo. Todo es susceptible de engaño. La verdad anda a rastras estos tiempos. Pero, ¿cuándo no ha ido la verdad a rastras en el mundo? Buscarla es principal tarea de la gente cabal
La entrevista al presidente, la canción de Sergio Ramos y otra gilipollez por el estilo. Esto es lo que da la televisión de sí en vez de clases de inglés, italiano o alemán a unas horas decentes. La gente está hasta las narices de Sánchez. Sergio Ramos también ha salido mucho y cualquier gilipollez en la tele es costumbre. Así nos anima septiembre la tele y los que la perpetran. A mí me gustaría que sacaran en la tele algún programa del que se aprendiera algo, pero los de la tele no están para enseñar, sino más bien para lo contrario: confundir, mentir y asustar a la gente con los 40 grados del verano. Esto es: te cuelan que ha sido el verano más cálido de la historia no siéndolo.
He apuntado en un papel cuatro asuntos a resolver. Lo he mirado otra vez detenidamente y se han reducido a uno. Se cortará el nudo gordiano y santas pascuas. Y ya no sé qué más poner aquí. Me aburro hasta la hora del paseo. He estado escuchando música. Los minutos casi suenan en el reloj, no avanzan. Puedo oír lo larga que se hace la tarde, puedo decir que la televisión me da asco, puedo decir que las luces del cielo me atrapan los ojos como si fueran moscas. Y solo puedo decir que el verano se agota, se comprime en unos días, se afila como una espada en la piedra. Son las 17:00 horas. Media hora más y un paso tras otro a la centelleante acera.
martes, 26 de agosto de 2025
El mar estaba lejos e inasequible. El mar bullía de olas de aquí para allá, inacabables, infinitas, permanentes. Las fiestas seguían produciéndose. Un gentío incontable se apiñaba en la plaza. La música volaba por el aire. Yo leía unos libros por la tarde después de comer. En esos libros había personajes que conocían un poco el cielo. En esos libros había una música producida por las palabras, una música sutil y casi inaudible. Las tardes pasaban como pasa la efímera mariposa, el aire de verano, la luz del cielo arriba. Todo pasaba, las ganas del mar pasaban. Era todo un estar tranquilo y un besar el aire.
lunes, 25 de agosto de 2025
Me ha llamado la atención una noticia sobre una serie que se emitirá en Antena 3: dura 8 capítulos de media hora cada uno y lleva mucho suspense. Va de amoríos y de líos familiares. Sale en el anuncio una chica que parece que discute con un chico en un escenario de jardín. Me he echado un cigarrillo después de venir de comprar y merendar. Por otro lado resulta que tengo una novela que va muy bien hasta la página 108. Después de esa página, todo lo que cuenta esa novela es muy aburrido. Así que lo voy a cambiar y poner mucha acción y diversión a ver si la refloto.
viernes, 22 de agosto de 2025
Dice el refrán: madre muerta, familia deshecha. No sé si es al revés; o sea, que se crean nuevas familias que andan por nuevas constelaciones que no se rozan ni se juntan. Eso creo yo que pasa. Pero la familia sí que se rompe de algún modo: hay nuevos intereses y nuevos seres a los que hacer caso. Hay personas que siempre estuvieron en la periferia de esa familia y ahora siguen en esa periferia pero se nota más la periferia en la que andan. No se enteran de nada porque ya no participan en nada. A cambio, esos de la periferia quisieran que los que están en el centro, no les molestaran.
Alguien les dijo que me había salido un grano en la pierna. El que no llamaba nunca, llamó: que me han dicho que te ha salido un bulto. ¿Qué tal es ese bulto? ¿Es peligroso? Solo le faltó decir si me iba a morir por el bulto. No volvió a llamar. Quizás si se entera de otro bulto, llama a ver. A ver si es definitivo el bulto. No volvió a llamar en tres años. No hubo bultos. Hubo ingresos. Pero eso no les interesaba. Les interesaban los bultos. Qué deseo de que nos pase algo a nosotros. Será porque a ellos no les ha pasado nada en años y años. O será porque si nos pasa algo, nos quieren ayudar, ayudar mucho. La verdad es que nos quieren mucho. Cuando nos sale un bulto, llaman. Es una fortuna contar con el amor de estas gentes tan majas, tan cariñosas, tan dulces ellos.
Yo me quiero hacer de un aire en medio del vendaval. El vendaval es triste, no lleva más que egoísmo encima y debajo. Las lunas operan la noche con su filo de órgano quirúrgico. Poco a poco iremos dando la vuelta a este mundo de satélites ignorados e ignorantes hasta que no se vean ya más por el espacio. Cortaremos todos los cables que conducen a la miseria moral, al deseo de fastidiar, al polucionado mundo de los amantes de las piedras. Piedras son ellas que andan deseando un yate, una joya, algo exclusivo que colgarse del cuello. Dan mucha pena estos que quieren solo la dureza de la vida y no el alma de las personas. Pero existen, no dejan de existir.
Hay unos que te quieren por lo que eres y otros, por lo que tienes. Estos últimos, no te quieren. No preguntan qué tal estás, su diálogo es corto y evasivo. No te llaman en todo el año, solo llaman si te sale un bulto en la pierna. Si ingresas en el hospital no te van a ver. Andan de acá para allá y si se enteran de que tienes una diarrea, llaman, pero, ya digo, si has estado en el hospital, no vienen a verte. Llaman. Dicen: qué tal estás y cierran todo diálogo. Los ves cuatro veces al año de casualidad. No comparten ni un minuto contigo. No te dan la oportunidad de saber de ellos, no quieren que sepas nada de ellos. Ellos sí que quieren saber de ti, sobre todo si te ha salido un grano. No merece la pena saber nada de ellos. A ver si les sale un grano a ellos.
jueves, 21 de agosto de 2025
Lo legal es que la ley defienda a los débiles frente a los fuertes que abusan de ellos. Yo buscaré en la ley que me defienda de mi propia familia que ya ha dado muestra de su indiferencia por mi hermano y por mí y de desear meterse en nuestras vidas. No dudarán en un futuro para meterse con nosotros a ver qué sacan o abusar de nosotros como dice el informe. No me voy a quedar parado a que un sobrino me saque los untos si le dejo. O a mi propia hermana. Se da dinero por no verlos ya que no los entiendo ya para nada, no conozco a sus hijos, no me dicen ya ni hola y son familias aparte de mí y de mi hermano. Pero debo andar con ojo no se metan en mi vida porque lo único que podrían hacer es destrozármela y abusar de mí.
En la Comunidad de Madrid hay muchas instituciones que protegen al enfermo mental. Lo hacen, según el informe que leí, de su propia familia. El único que me ha ayudado en todos los ingresos de mi hermano ha sido mi padre, que iba a verle a la planta de psiquiatría y yo descansaba ese día. A mi casa no ha venido nadie a decirme si necesitaba algo cuando mi hermano estaba ingresado. Llamaban, decían qué tal y hasta luego. Entonces, no miento si digo que mis sobrinos y mi hermana no se preocupan de mí ni de mi hermano. Una vez, mi hermano y yo nos pegamos. Yo me vine a casa. Nadie llamó para decirme cómo estaba.
Si yo leo en un informe de psiquiatría que los enfermos mentales no solo es que no son cuidados por su familia sino que hay abusos de la familia contra ellos, pues lo primero, es que no miento, lo dice un informe que se puede leer en Google si se pone: "el enfermo mental y abusos de su familia" Y lo segundo, es que debo andarme con ojo con mi familia por futuras coacciones (ya hubo en el pasado). Luego, otra historia: es verdad que a mis sobrinos los veo cuatro veces al año y de casualidad. No me invento nada. Y tampoco invento nada si digo que mis sobrinos no se preocupan de mi hermano ni de mí pero que sí están interesados en mi patrimonio. No miento si digo que mis sobrinos son unos materialistas insensibles a la enfermedad de mi hermano y de mí pero que les gusta el dinero, que es de lo que realmente entienden.
A mí mis sobrinos me importan ciertamente poco, que es lo que mi hermano y yo les importamos a ellos. Los veo de casualidad por la calle como a otras personas. A mis amigos los veo de una a dos del mediodía, esa es la diferencia. Que quedo con ellos. Fui a la boda de uno sin ganas. Sus hijos no me dicen ni hola, no me conocen. Son familias aparte todos ellos, no me conciernen para nada. Pero ellos tienen un interés económico en mi hermano y en mí: nuestro dinero y nuestro piso. Todo lo tuyo es mío, dijo uno de ellos. Ya veré yo cómo se reparten esos dos patrimonios. Tienen que pasar muchos años para que yo me vea mal, para que pida ayuda, pero no se la pediré a mis sobrinos, que estarán muy ocupados con sus familias. La pediré a otras instancias.
Conozco dos personas mayores con enfermedad mental en la ciudad. Hacen cosas raras pero no son un peligro social. Decía una psiquiatra que había que convivir con la enfermedad mental. Se cree la gente que los enfermos mentales buscamos peleas o vamos matando gente por ahí. Yo creo que eso sucede cuando no se lleva un tratamiento bueno de la enfermedad. Yo no he faltado ni a una sola cita con el psiquiatra, me he puesto inyecciones mensuales sin faltar ni una, me he hecho los análisis pertinentes todos los meses también. Paco dice que los enfermos mentales estamos medicalizados. Es verdad. Al cabo del mes tenemos unas tres citas que cumplir. Yo las cumplo así que es muy difícil que yo falle en mi salud mental. Puedo llevar una vida normal ahora y en mi vejez sin que nadie tenga que venir a salvarme de nada. Habrá en un futuro alguno que quiera intervenir en mi vida por intereses económicos solamente pero le diré que se guarde sus intenciones para otro.
Los troncos de los álamos tienen la anchura de un hombre gordo. Las hojas están verdes, no se otoñan, como las hojas de los árboles del Retiro. No sé qué será de mi vida, como dice la canción. Los acontecimientos futuros darán a mi vida su forma, su característica. Estaré solo con Paco, seremos olvidados o seremos centro de atención, no lo sé. Mi vida solo me pertenece a mí, yo decidiré si compro el periódico o no lo compro. Yo decidiré hacerme viejo y no depender de nadie. Yo decidiré qué es bueno para mí. Nadie ha de meterse en mi vida. Cumpliré años tranquilamente, sin que nadie intervenga en el cumplimiento de esos años.
Estoy contento y no sé por qué. El caso es que no me aburro demasiado, no noto el vacío de las horas. Tampoco envidio a los que se han ido a la playa. Creo que mi vida no está mal, podría ser peor. Siempre hay personas que lo están pasando peor y están al otro lado de la esquina, no hace falta irse muy lejos. Majadahonda se ha quedado inhóspita. Mi padre dice que nunca la ha visto tan despejada de gentes. Se han ido hasta los borrachos y drogadictos de la plaza de Pizarro. Ayer discutimos Paco y yo sobre el hecho de hacer la comida. Hemos llegado a un acuerdo. Por lo demás, todo tranquilo, mi vida va tranquila. Nunca ha tenido un adjetivo, tranquilo, un significado tan acertado como ahora en mi vida.
He repasado una novela escrita por mí hace años y no me gusta. Al principio, va bien, llena de acción y diversión pero luego, en sus páginas centrales, se hace tediosa, muy tediosa. Tengo que cambiarla casi todo para que resulte atractiva. Me inventaré otra trama, otra historia sustitutiva de la que hay hasta ahora. El personaje se lo merece pues creo que he creado un gran personaje. La novela se llama "La moneda de la soledad" y solo la ha leído mi amigo Antonio, al que ya no veo. Veré la manera de podarla todo lo que pueda y reescribirla de modo que tenga más atractivo, no que se demore en una prosa vaga y triste que no me gusta ni a mí ni a cualquier lector. El protagonista es un arquitecto pero yo no sé bien qué hacen los arquitectos. Será un arquitecto que se salga de la norma.
miércoles, 20 de agosto de 2025
Me sobrevuela la mente una persona, no diré cuál. Pero no es muy molesto este pensamiento, ya digo que me sobrevuela, no que me obsesione. Es curioso que el ocultamiento de una conciencia cree un pensamiento obtuso y alterno. No es esta persona una persona directa, sino más bien, escurridiza y oscura. Si me dijeran si conozco a esa persona, diría que no. O que casi no lo conozco, que es, como se suele decir, un particular. Y no tiene gran misterio esta persona, es tan ignorante como otras personas. Pero, indirectamente, yo he sabido cosas de esta persona que no son muy amables. La gente, por no decir, no dice ni buenos días. O sí lo dicen, para callar después todo el rato. Pero la gente sabe. La gente no es tonta. La gente se da cuenta de las acciones de los demás.
Lo dijo Cervantes: en la amistad no debe haber ni la más mínima sospecha. Los amigos están ahí para dar charleta, para pasar el rato. Tampoco se precisa que los amigos hagan grandes cosas por ti. Que no las harán: tus problemas son tus problemas, de nadie más. Los amigos están para aconsejarte a veces de algo que no te das cuenta, los amigos te abren los ojos porque te conocen un poco. Los amigos llaman cuando estás en apuros, a ver si pueden hacer algo por ti. Los amigos hacen en los lavabos agujeros. Los amigos pueden suplir a familiares que no te hacen ni caso. Los amigos son los mejores habitantes de este planeta cuando necesitas un poco de comprensión. Los amigos se comportan muchas veces mucho mejor que los familiares. Los amigos buscan sus piedras filosofales rondando por sórdidos arrabales.
No me puedo creer la tranquilidad con la que he estado pasando el verano. Quizás se deba a que he dormido bien, del tirón y muchas horas. Quizás hayan tenido que ver los libros que me han tenido entretenido. El caso es que no recuerdo un verano tan sosegado y templado como este. Los días de este verano han ido pasando leves y sin problema alguno. Lo de la ITV quizás haya sido el problema que más me ha soliviantado pero ya se arreglará. He leído el periódico a veces pero de tanto Gaza y de tanto Ucrania, me he cansado. A ver si se resuelven estos conflictos y dejan, para bien, de ser noticia. No he sentido tedio vitae. He estado al pueblo y he charlado con los vecinos. He leído cuatro novelas. He pasado el tiempo a gusto y complacido con él.
El que se traga un hueso, responde de su pescuezo. Este verano no he tragado hueso alguno. No he hecho nada arriesgado, no he tomado decisiones clave, no he tenido que poner en el tablero mi vida ni mi prestigio. Así le habrá pasado a mucha gente, creo. El verano trae una laxitud grande en cuerpo y espíritu. El verano trae holganza y largas tardes para ver el ocaso desde un hotel o desde una casa rural. La gente se une al verano para estirar bien el cuerpo, para mantener una calma infinita ante la mañana que empieza y trae una tarde para seguir gozando del dolce far niente. Los veranos son largos pero también se hacen cortos porque lo bueno dura poco. La gente tiene que volver a sus trabajos, al otoño, a la caída de la hoja.
Por la calle del viento un coche se estropeó. Una lucecita que lucía no dejaba de lucir. Hubo que llamar al técnico de las lucecitas. Era un cable muy pequeño que recorría las entrañas del coche. Pero estaban de vacaciones. Al cabo fueron al examen y el coche lo pasó. Los automóviles rompen el silencio de la mañana y echan al cielo su inmundicia. El transporte público hace su función. Contamina menos y llega a la hora indicada si madrugamos un poco. Se arregló lo de Caparrota y lo ahorcaron. Madrid estaba despoblado, fantasmal, lacio de gentes.
Los días en la universidad eran bonitos. Veías compañeros que tenían el mismo objetivo que tú. Nos reíamos de los profesores, los imitábamos, hacíamos burla de ellos. Algunos inventaban canciones sobre la filología, unas canciones divertidas. En clase no nos dejaban hablar, los profesores no preguntaban nada. Un día, sin embargo, me preguntó uno que qué era una gavilla. Yo se lo dije. Y ahí acabó todo mi protagonismo en el aula. Íbamos en autobuses incómodos a la facultad, muy de mañana, las clases empezaban a las ocho. Hubo un año en que me dormía a primera hora, estaba yo mal. Tuve que repetir cuarto curso. Perdí todos mis amigos. Luego hice otra pandilla. Jugamos un día al fútbol. Y nos comimos un jamón.
martes, 19 de agosto de 2025
Ojalá este otoño-invierno traiga mucha agua, pero no como en Valencia sino de modo pacífico. Sería cuestión de comprarse unas botas de agua y un chubasquero para no renunciar a mis paseos. Es fundamental hacer ejercicio para mi cuerpo y para mi mente. Ya casi no voy a los bares, ya casi no escribo nada, ya casi no hablo con nadie. Pero al paseo no quiero renunciar. Es mi modo de expandir mi conciencia. Mientras doy un paso tras otro, mi mente va hablando, resolviendo alguna incógnita de esas que les gustan a los callados, a los absurdos, a los inexpresivos. Y se llega a una mesa donde tomar un café y luego, de vuelta otra vez.
Las gentes caminan, se casan, tienen hijos, van al bar, callan todas sus cosas, como si fueran top secret, dicen gilipolleces que nadie entiende, como por ejemplo: ya no vas por allí. ¿por donde voy?, ¿qué es allí? Hablan en un tono transcendente cuando hablan para no decir nada, hay que preguntar por cada cosa dos veces a ver si dicen algo. La inexpresividad es su norma. Callan los asuntos a ellos referidos como si uno no pudiera averiguarlo, como sus ladronicios, sus cabreos, sus estupideces. Se da dinero por no verlos, por no saludarlos, por no oír nada de ellos y sí oír paridas de sus bocas. ¿Y esas zapatillas tan originales? Son del Corte Inglés. Ah, vale.
A mi modo de ver, el matrimonio es un juego de poder, de mandamases, de expandir la personalidad de uno a costa del otro. Hay gente que se ha casado o juntado que ha perdido toda su voluntad en la del otro. Y toda su forma de ser que tenía antes. Si era generoso, se ha vuelto rácano, como su pareja. Si fumaba, ha dejado de fumar, como su pareja. Si era sociable y amable con los demás, ya no lo es, como su pareja y se mete en casa y no ve a nadie. Si le gustaba pasear, ya no pasea porque su pareja tampoco lo hace. De correcalles, se vuelven hogareños. De ser alguien, pasan a no parecer nadie, de lo opacada que queda su imagen pública por la pareja. Te casaste, la cagaste. Te casaste, te han vuelto como un calcetín.
Tú Llegas a una librería y está llena de libros. Has de escoger aquellos que te vayan a gustar. Miras en la solapa a ver de qué va ese libro que tienes entre las manos. Va de la propia literatura, va de un escritor. Y te gusta que ese libro vaya de un escritor pues tú pareces un escritor. Un escritor que solo ha publicado "El profesor enfermo". Pero con esa publicación se da por contento pues trata en ella del desconocido mundo de los profesores interinos y la enfermedad mental. Dos temas interesantes y muy desconocidas por el público lector, que solo parece saber de crímenes ficticios y horrendos. Mi libro es muy interesante, se parece un poco al "Lazarillo de Tormes" (servicio a varios amos). Mi libro es bueno pero no me dejan hablar de mi libro.
Hace algún tiempo, me salían mejores blogs que estos que escribo estos días. Se me ha ido el vuelo poético, el don de la ebriedad creadora. La pena es que no domino los adjetivos adecuados para definir sentimientos, colores, penalidades. Estoy contento estos días de agosto, es lo que sé decir. Si hubiera la posibilidad de poner los pies en una playa, sería indefinible mi dicha. Sería un subidón de dopamina lo que me ocurriría. Dopamina hasta la manía. Dopamina para tirar todo el año. Las oscuras alas de la golondrina vendrán este verano a decirme lo de siempre. Nosotras nos vamos, tú te quedas.
lunes, 18 de agosto de 2025
Ayer salió un tipo en la tele, ingeniero de montes, que hablaba del estrés hídrico (sequía) que sufren los árboles del Retiro. Y se les caen las hojas. Pues digo yo que por qué no los riegan. Los álamos que veo por mi ventana están verdes, no se les caen las hojas. Debe de ser que tienen las raíces muy profundas de donde sacar el agua. Porque estos álamos son imponentes, de unos troncos de un grosor muy grande. Las palomas surgen de los tejados y van al suelo donde picotean la comida. Las urracas dan más vueltas, suben y bajan, andan de allá para acá. Graznan cuando otra urraca se mete en su territorio. En Madrid, ya se prepara la vuelta al cole. El dinero se ha acabado. Los libros son caros, el uniforme es caro. Hasta la tortilla de patatas sale cara a la vuelta.
domingo, 17 de agosto de 2025
A veces leo la Biblia, el libro de la sabiduría, y me quedo entusiasmado de cómo el autor de ese libro valora que un hombre sea sabio. No erudito, sino sabio para el Señor. Yo he ganado cada euro que cobro, yo he ganado mi piso a pulso. Mi dinero y mi piso irán a parar donde yo quiera. Cuando sea viejo tomaré las oportunas medidas para repartir mi patrimonio. Igual que aquel coronel. He vuelto a leer "Fortunata y Jacinta", voy por la página 147. Qué bonitos personajes, esa Fortunata tan guapa y esa Jacinta que sueña con niños y no los puede tener. Le olía la boca a patata cocida envolvente.
Yo, por primavera, tenía la habilidad de hacer de este blog un ejercicio poético. Ya he perdido esa habilidad. Ahora no me salen más que churros de actualidad aburrida. Iré a ver a los de Colón. Ha venido a la charla un tal José que es barrendero y se aprende mucho de él. Es un buen tipo que está de vacaciones y ha tenido a bien juntarse con nosotros y hablar. La vida sigue su curso, su curso variopinto. Cuántos habrán dejado la Tierra hoy. Cuántas almas habrán subido al cielo tremendamente, brutalmente, sabiamente. Todo es un pasar, escribir esto es un pasar. Todo pasa y todo llega pero lo nuestro es pasar.
Se sienta en la butaca y ve pasar el tiempo. ¿Es bueno, es malo? El tiempo lo dirá. Los geniecillos verdes que andan en los bosques han tenido que salir corriendo delante de las llamas. Esto es escribir por escribir, no tiene más sentido. El Retiro luce su laguna, su estatua del ángel caído, su arboleda fantástica y sus calles anchas para acoger a todos los madrileños que deseen pasearlas. Sería un lujo vivir al lado del Retiro madrileño. Las vidas de los muertos no importan a ningún político. La gente muere y ya está, se va a otro mundo pero los políticos siguen enredando, tensionando la convivencia. Le olía la boca a cocido, a cocido rancio.
Qué le estará pasando al probe Miguel que no sale. Tiene de excusa al calor pero más excusa es la manía que ha cogido a la gente en general. Eso sí, duerme bien y lee libros, sustitutos de la gente. Los soles se suceden imperando los incendios, que no se abaten. Los pequeños petirrojos del pino andan de rama en rama piando tenuemente, no los vayamos a hacer algún daño. Hoy para ti la vida sale, sale. Puentecito santo. La gente que iba a Galicia en tren se ha quedado en la estacada. En una estación a ver si los llevaban en autobús a la tierra añorada. Oh, Dios mío, cómo le olía la boca a patata cocida.
sábado, 16 de agosto de 2025
Lo único que consume es aburrimiento y hace reflexiones tontas en un cuaderno. Se sienta en la butaca y espera a la nada, al vacío interior, a la rebatiña. Es tonto. Se busca su propia ruina mental. Parece mentira que no espabile con el historial que tiene a sus espaldas. No quiere ver a nadie, no quiere hacer nada, ni siquiera comprar el pan. Va declinando de su obligaciones para con sus amigos y para consigo mismo. Ya he dicho que es tonto. Es muy tonto porque él mismo se mete en la cueva de la sinrazón. Pero espero que salga antes de que sea demasiado tarde, de que alce la voz para decir tonterías.
Este verano pasa como un incendio, como la forma que tiene la suerte de enredarse en el azul. Poco a poco, todo pasará y llegaremos a septiembre de alguna manera. El dolor de pasar calor ya lo he experimentado. Pero poco. Los paseos han sido buenos para la circulación de la mente. El día ha traído la soledad del que se mete en casa. La gente no es mala en sí misma. La gente respeta el turno de palabra, las mentiras y los ocultamientos. La gente es buena. La gente es mejor. Es más saludable charlar un rato de naderías que escribir que los adolescentes tienen adicción a internet. El mundo se acabará, mi mundo. Tras vivir tontunas de unos y de otros, el mundo se me acabará y cederé mi cuerpo a las nubes del cielo.
Como un óleo de paz, colores y amistad se extiende mi vida por el mundo. Los pocos que me conocen saben que soy sociable, amigo de los amigos, con una palabra siempre en la boca para ellos, para agradecer o para preguntar por su vida. No me desvío de las buenas costumbres, siempre quiero que, en mi presencia, esté la gente a gusto, aunque me valga solo de la palabra para ello. Me gusta charlar sin encender la ira ni la animadversión del interlocutor, así que no hablo de política ni de religión ni de fútbol. Sé llevar una conversación pero aquellos que no dicen nada me echan para atrás y no deseo estar mucho rato a su lado.
Una mirada hosca, un desacuerdo por las palabras dichas, un enclaustramiento duro. Me preocupa. La gente que se mete en casa y no sale a lo mejor acaba mal. Pero en casa hay mucho que hacer. Yo tampoco saldré hoy de casa por el calor. Ayer hizo mucho calor. Le temblaron los labios inferiores como si buscara enfrentamiento. Está de un modo defensivo, susceptible por cada palabra. Habla mal de la gente, de toda la gente. No quiere ir ya más a ver a los amigos. Ya solo tenemos esos amigos. En casa, aparenta tranquilidad pero escribe unas cosas muy raras. En fin. Habrá que transigir.
viernes, 15 de agosto de 2025
Prendido de su chaqueta llevaba un clavel. Era verano. Empezó con esto del güisqui coca como de pequeña empezó con las muñecas. Tuvo una hija, la tuvo que dejar a la comunidad para que se la criaran. Ya no la ve. Desde que la dejó en un bar toda la tarde de fútbol, allí, entre los hinchas vociferantes, se la quitaron porque la niña casi muere de sed y hambre y chillidos. La gente del bar la conocía y dijo a la policía, eso, que la había abandonado. Lleva un clavel en la chaqueta. Fue a la sierra, a desintoxicarse. Se la ve con un tipo de catadura aviesa. Menos mal a su padre, que le pagó la clínica. Ya no bebe. Se ha quedado embarazada. Ya no volverá a olvidar a su hijo en un bar. Le han dicho los médicos que tiene cirrosis. Lleva un clavel en la chaqueta.
Si voy al pueblo por las fiestas, llevaré la cartera llena para invitar, claro. Como hay gente allí que solo tiene para pagar lo suyo, pues voy yo y le pago hasta lo suyo. Es que el dinero es muy bonito tenerlo intacto en el banco. Los que se me arrimen, pueden contar con mi cartera. Un día es un día pero siete, una semana. Aún así, por un día, que no quede: calamares, croquetas, gambas, todo va de mi cuenta. Y por la noche, cubatas de todo tipo: ginebra tónica, güisqui coca, ron limón, etcétera. Ya digo que un día es un día y el dinero es para gastarlo aunque sea en vicios ajenos.
Yo he estado en el mar menor, en Santander capital, en Laredo, en San Vicente de la Barquera, en Santiago de Compostela, en Cádiz, en Zamora y en Valladolid. Y en muchos sitios más. Estoy tranquilo y feliz en Majadahonda, que es un sitio bueno para pasar el verano. En Majadahonda hay cine de verano, cine de invierno, centros comerciales y tiendas chinas para comprar pan y bolsas de patatas fritas. En Majadahonda siempre hay alguien con quién charlar. Y se puede pasear por su gran vía para matar el rato. En la petanca también me lo paso bien, viendo cómo un hombre con sombrero dice por dónde hay que tirar la bola. Y luego, también puedo ir a dar una vuelta por el Rodilla o los cien montaditos.
La gente se va a las playas y quita bultos de las ciudades del interior. No muy tarde, el bulto que quiten será definitivo. La vida es breve, el arte es largo. Pasa el tiempo y todo se atempera. Las uvas de las vides ya tienen el mosto en el culo. Los álamos de la ribera transcienden toda idea de permanencia. Los álamos y los pájaros quedarán, nosotros, no. Nosotros tenemos el camino trazado. El camino es el camino, no hay otra solución. Mientras, podremos rezar, si así nos consolamos, o cultivar el espíritu viendo cómo los niños nos dicen verdades, nos afean esa idea de perdurar en el mundo, como si fuéramos simiente. Vita brevis est. Cave ut animum est cautivus idea.
jueves, 14 de agosto de 2025
Ojalá un viento fuerte trajera la mar. Ojalá que tu nombre surgiera del sol. Ojalá mis deseos se cumplieran como se cumplen las malditas horas. Andando, andando surgen los amigos. La luz de la mañana me afecta en el hígado, no en el corazón como a todos los poetas. La vida se retuerce dormida en un rincón. Va pasando el día y los anhelos de libertad van muriendo guillotinados por el ocaso. Muchos duermen la santidad común, la esperanza de la luz de su rostro. Unos ya están llenos de gloria y otros luchando por ella. Pero yo no me encuentro triste por muchos esfuerzos que hago por sentirme eso, triste.
Comeré mañana con Paco y mi padre. Iré a casa, meteré un libro en la bolsa y me iré a Moncloa. Allí, cogeré un autobús a Segovia. En Segovia, otro autobús a Zarzuela. Habrá actividades lúdicas en el pueblo con motivo de las fiestas. Participaré en ellas. A lo mejor, hay juego de rana o de calva o de frontón. Tengo una raqueta en casa. En la casa del pueblo. Iré a una casa rural, la más apartada de la plaza y me ducharé y esperaré leyendo a que llegue la noche. Cuando llegue la noche, me iré a la plaza, al baile. Y beberé cerveza sin alcohol y coca cola. Me acostaré y el sábado estaré de vuelta.
Que conste que he escrito un libro que se llama "El profesor enfermo" y que se puede adquirir en Amazon y en la Casa del Libro. La vida de un profesor interino no es muy conocida, no sabe la gente los sacrificios que comporta. En ese libro lo podrán saber. Luego tengo la historia de una divorciada a la que una voz, en sueños, le dice que vaya al sur y esta se va a San Cristóbal de los Ángeles, donde vive diferentes aventuras. En San Cristóbal estuve yo un año casi entero dando clases. Es un barrio pobre, lleno de necesidades y los alumnos allí no se dejaban dominar ni enseñar pero yo, con paciencia, los enseñé. Vaya si los enseñé. Lo cuento en "El profesor enfermo".
miércoles, 13 de agosto de 2025
Nos lo montamos mal mi hermano y yo por no ir a las fiestas del pueblo. Deberíamos ir a oír un poco de música, a charlar con los vecinos del pueblo, a beber unas coca colas y a bailar, si se terciara. La vida es muy breve y hay que disfrutarla. Paco no quiere ir y yo podría ir en autobús y alojarme en alguna casa rural de las que hay pues creo que mi sobrino ocupa la casa esos días. Iría por la tarde, ya comido, y esperaría a que comenzase la fiesta leyendo los libros que tengo para leer. Iría el viernes que es la Asunción, mejor que el sábado, no sé por qué.
Voy a buen ritmo de lectura, lo que me satisface y me enorgullece. Son dos libros muy buenos los que estoy leyendo. Uno, de un caballero en la revolución rusa y otro, de una mujer que sale de Londres y aparece en Hong Kong, donde tiene un niño. La lectura enseña y entretiene, como los periódicos. Lo que pasa es que en los periódicos hay noticias y, en los libros, hay ficción. Aunque hay libros que hablan de sucesos reales como "A sangre fría", de Truman Capote. Los libros de aventuras se me olvidan enseguida. No hay libro más bonito para un chico de 12 años que "La isla del tesoro" de Stevenson.
En los "Essais" de Montaigne aparece un ensayo sobre la tristeza. Quizás no es lo que siento yo sino una desilusión más o menos honda. Un salmantino alquila un piso en Murcia. Y yo no alquilo nada. Esa es la desilusión. Pronto llegará septiembre. Y no he visto la bendita playa. Esa es la desilusión. No veo por el ventanal más que la curva que hace la farola, algún transeúnte y coches, muchos coches que aparcan o se van. Así es cómo cunde la desilusión. A Dios gracias, no cunde la tristeza, solo la desilusión. La desilusión es llevadera, a lo mejor un día se arregla. Las playas cuentan cuentos a los que las pisan. Yo no me sé ningún cuento de playa.
Si yo ejecutara aquí un poema en prosa como los de "Platero y yo", me daría por satisfecho. Pero no es mi día poético, no es mi día de pensar en grandes cosas que la humanidad ha hecho para mí. Me dan envidia las fotos del Facebook de gente en la playa, me pongo malo de pensar que quedan muchos días como el de hoy por pasar. Quizás haya un mundo abierto y cercano para los que, como yo, se ausentan de la civilización veraneante. Quizás me pierda en palabras como estas para no decir nada. Las farolas ahuyentan la posibilidad de hacerme rico en experiencias. Las señales de tráfico son para otros, que no para mí. A 20 voy por mi vida, pisando algún charco de la tormenta de ayer.
martes, 12 de agosto de 2025
Hoy iba a hacer un gran discurso. Se ha quedado todo en agua de borrajas: mentiras, intentos de imposición por todos los lados, como siempre. Ojalá se los llevara a todos la corriente y desembocaran en una playa maldita llenita de brea. No estoy nervioso sin embargo. Que acabe todo como tenga que acabar y punto, como dicen los soberbios. Y punto, como dicen los que mandan. Y punto, como dicen los chulos de barrio. Al anochecer, la vida creará una barrera inmensa contra el muro, contra el muro de los hombres que se creen algo en esta vida. No habrá más discursos ni más pensamientos.
Las vacas se quedan mirando al tren. Los gatos andan por los tejados, expuestos a una caída de pie. Nosotros caemos, caemos en la rutina, en el pecado, en la soberbia y en otros defectos propios del ser humano. Yo creo que no se puede ser tan insulso ni llevar unas zapatillas exclusivas del Corte Inglés. No me gustan los soberbios, esos que dicen al final: y punto. La gente debería ser más humilde, transigir con la voluntad de los demás y no imponerse con altanería. Los seres humanos están transidos de soberbia, de que ha de hacerse lo que ellos digan. No respetan ni a Dios, los muy altaneros.
Resuena todo como una colmena azul, como una colmena dulce y tranquila del campo. Hoy no hay calabazas, higos ni membrillo. Por septiembre quizás. Aduce el viejo que hay que servirle bien. El joven se retrepa en el sillón y no quiere hablar. Interviene una señora que no ha hecho en su vida más que el gilipollas. Y ya todo es confusión. La colmena se agita y las abejas surgen al aire y quieren defender a la reina y pican, pican a todo bicho viviente. Eso pasa por ir en contra de los acontecimientos y el sentir de los demás. No intentes hacer fuerza a nadie, dice un refrán chino de Confucio.
Cuatro costados bañados en los mares (Cernuda), ausente en los días en que el verano anuncia su calor. Se mete en el agua salada, tus ojos me recuerdan las noches de verano. Tus pies, esos pies tan raros, circulan como cuerdas de un instrumento muy antiguo, quizás, de los persas. Y, como un dolor antiguo que viene de mi familia, todo tiene que ser como lo piensa mi hermana y mi padre. Las lunas ya cantaron su canción en noches desestrelladas. Las lunas son sabias y me darán la fuerza de decir que no a los eruditos a la violeta que en el mundo son.
A la fuerza tenía que ser que Arturo nos llevara en su coche, pero Arturo no estaba de humor y no quería conducir. Así que Luis intentó convencer a Pedro y a Ana para que fueran en taxi. Como no cedieron, empezaron las llamadas a Arturo. Y Arturo los mandó a los dos a la mierda. Luego, al comprobar ellos mismos que Arturo no cedía, planearon ir en taxi. Los olmos añosos respiran por sus hojas una respiración pausada y silenciosa. Llenan el ambiente de oxígeno, de frescor ante la ola de calor. Otra ola de calor. Muchas olas de calor. La vida se arrebuja en la mañana, se contonea por la tarde y llena de decepción a los obtusos.
Esta semana vamos a comer pasta en ensalada. Con atún, huevo duro y pepino. La cosa está así. Tu destino es escuchar lo que te dijeron en la cuna. El calor vence la voluntad de salir a la calle. Ola de calor para los españoles, incendios. Mejor, salir a eso de las 8. Yo tengo que hablar con mi padre. A propósito de Henry. Los amores se viven cuando el corazón palpita fuerte. Luego, no son amores, son convenciones. Adonde se concierta fuerza y gracia, allí está la creencia. Los rezos llegan al Señor, que espera tranquilo a que desaparezcamos de este mundo traidor. Voy a beber agua. Es el mejor antídoto contra la sequedad del cuerpo.
lunes, 11 de agosto de 2025
Tenían que ir en taxi al pueblo porque Daniel se había negado a ir y era el que conducía. Bueno. No era muy grave. Se llamaba, se pagaba el taxi entre los tres y ya estaba. Pero no. La burriciega de Marga se puso a llamar a Daniel, que cómo nos haces esto, que por qué no quieres ir al pueblo. Daniel la bloqueó el móvil. Marga se enfadó aún más y quiso verle, a Daniel, para decirle lo malo que era. Hasta que Miguel se cuadró y le dijo a Marga que dejara ya en paz a Daniel, que nos fuéramos al pueblo y en paz. En el camino, Marga siguió maldiciendo a Daniel hasta que yo intervine y le grité: déjanos en paz a todos, ¿vale? Y Marga se puso a llorar. No he conocido una chica más gilipollas y cansina.
En un instituto, hice migas con una profesora de inglés ya talludita, casada y con hijos. Le pedí que me ayudara con unos documentos para la inscripción en la oposición de ese año. Y me dijo que la acompañara a su casa. Me llevó en coche y arreglamos los documentos. Vinieron los hijos suyos, adolescentes pero muy sensatos y obedientes, serían una rara excepción. E iba a sacar la comida para los cuatro. Yo le dije que me tenía que hacer unos análisis esa tarde y decliné a tiempo. Sacó del frigorífico una pasta marrón que me dio verdadero asco. Me dijo que eran albóndigas del otro día y ensaladilla rusa pasadas por la túrmix. Me dio tal asco que di una arcada y dije que se debía al estómago vacío que tenía. Hay que comer bien, pasar alguna hora en la cocina para no dar estos espectáculos asquerosos, es mi opinión.
Yo no descanso. Yo sigo escribiendo blogs y haciendo empanadillas (me han salido comestibles pero feas). Me gustaría estar en la campiña inglesa porque ahora recuerdo un libro que me regaló una chica japonesa en la facultad. En ese libro, llamado "Los restos del día", sale una descripción magnífica de ese paisaje inglés. Al leerlo, dan ganas de estar allí. Es un paseo que un mayordomo venido a menos da en un coche para llegar a una granja o algo así. Es muy bonito el recorrido. Es asqueroso que siendo tan grande el mundo, yo no me atreva a recorrerlo. Es como tener una mochila de piedras en la espalda que te dijera: no puedes, no puedes. Me quedan los libros.
A Emile Zola le pusieron una multa de 7000 francos y un año de cárcel por defender a un judío. Murió pobre, claro. Una cosa es defender una causa y otra es que pringues por motivo de esa causa. Zola escribió "Naná" que es la historia de una prostituta que se mete a hacer teatro (a salir desnuda en un escenario se entiende) y todos los jovencitos de clase alta (los que podían ir al teatro) se la benefician. Naná pasa un tiempo a cuerpo de rey hasta que el chollo se acaba y luego, pasa hambre y necesidad por las calles de París. Actualmente, hay muchas mujeres que enseñan su cuerpo y viven de él, de lo que dejan ver. No sé si las pasará como a Naná, cuando llegue su ocaso, pero se podrían ver en esa tesitura.
Yul Bryner, desde los 12 años, se fumaba 5 paquetes de tabaco diarios. Murió a los 65 años. Fue un gran fotógrafo, embajador de la ONU, cantante y actor. Hablaba 6 idiomas. Decía que era hijo de una gitana. Pero se lo inventaba. Siempre inventaba sus origines para burlarse de la prensa. En realidad, era ruso, hijo de un arquitecto y una cantante. Apareció en la película "Los siete magníficos" y otras más. Su calva era mítica en Hollywood. Se afeitaba la cabeza por sugerencia de su representante. Es verdad que le gustaba el mundo gipsy, gitano y su folclore. Yo fumo dos paquetes de tabaco. Yo no soy Yul Bryner. Yo no voy a la playa. Yo hablo en este blog de lo que me salga de las narices.
Me maravillo por poco. No veo atardeceres junto al mar ni junto al río ni junto a la montaña. Los caminos están vedados para mí, que no me muevo del sitio. Tengo este blog para contar miserias, solo faltaba que no pudiera contar mis miserias en este blog. Somos sombras de algo, del cuerpo, del alma nuestra. La vida parece decirme que no hay holganza para mí. Que debo permanecer en el puesto y por eso escribo esto. La vida parece decirme que soy un enfermo, que no debo viajar porque me puedo poner malo y no dormir y sufrir una manía o una depresión en el sitio de mis vacaciones que nunca tengo. Ya te digo: los atardeceres me pillan siempre en el mismo sitio.
Decía Napoleón: si quieres que algo salga bien, hazlo tú mismo. Hay otro refrán que dice: eres más tonto que mandar de encargo. Las cosas, mejor, no encargarlas y menos en estos tiempos en que la empatía y la responsabilidad están en horas bajas. La gente ya no se hace cargo de la gente. Le cuentas un problema a una persona y poco más o menos que se ríe en tu cara. No hay que contar problemas a los demás. En este blog está bien contar problemas familiares o de otro tipo porque así me desahogo y no lo van a leer personas susceptibles de poner un comentario quejándose. Nadie pone comentarios en mi blog. Contar un problema en el blog es como hacerlo en el agua: pronto el olvido lo borra.
Hoy tengo que hacer empanadillas. Se ponen las obleas en la encimera. Se cocina tomate con atún y se van rellenando las obleas, que han de doblarse sobre sí mismas. Luego, se fríen. Espero que me salga bien. Pero es un rollo. Mis escritos podrían valer para algo si los revisara porque tienen muchos fallos. Tenía un amigo, que ya me abandonó, que era filólogo como yo. Fuimos juntos a la universidad. Y tuvo a bien revisarme la novela "La moneda de la soledad". Al final, dijo que era 100% publicable, pero no la publiqué. Mi amigo tenía un editor. Yo no tengo editor. Ni agente literario. Solo tengo mis escritos pelados.
domingo, 10 de agosto de 2025
Me estoy leyendo "Un caballero en Moscú" de Amor Towles. Va de un conde que es vigilado en un hotel. De tener una finca grandiosa con siervos, pasa a vivir en el sótano del hotel. Y no puedo añadir nada más. Lo que se aprecia es que el hombre no acusa demasiado el haber dejado en San Petersburgo todas sus riquezas. Lo acabo de empezar. Se lee bien. Esta tarde avanzaré un poco más. Ah, no he dicho que la acción transcurre en plena época revolucionaria bolchevique. No me gustan las revoluciones ni los golpes de Estado. Me gustan las revoluciones silenciosas que vienen con la bondad y la educación de los pueblos.
Hay una cosa en la religión cristiana que se llama la comunión de los santos. No he indagado nada sobre esa comunión pero quiere decir más o menos que los vivos y los muertos están en relación. Cuánto pensamos en los muertos, ni se sabe. Yo creo que pensamos mucho en ellos. ¿Nos trae ese pensamiento algo bueno? Si no es así, es mejor, claro está, pensar poco en ellos. Yo pienso mucho en mi madre por lo mucho que me quiso. Siempre que pienso en ella, pienso en esas horas en que estábamos viendo un concurso en la tele antes de irme a la universidad. Eran bonitos los diálogos que tenía con ella después de comer, viendo ese programa. Y también pienso en el trabajo que le dimos mi hermano y yo. Y cómo nos atendió. Y cómo nos quiso. Como mi padre también nos quiso. Y sin ellos, todo hubiera sido mucho más difícil.
Algunas veces es difícil esto del blog. Ahora mismo estoy sin saber qué escribir. No sé por dónde tirar en esto de la narración, mi imaginación está huera. Trabajos de amor perdidos, dice un verso. Y, a lo mejor, tirando de ese verso, puedo construir un blog de estos. Los trabajos de amor son muy sutiles. Siempre hay uno de los dos amantes que más soporta la personalidad y los defectos de la otra persona. Hasta que se cansa. Y la manda a paseo. Yo tengo solo una experiencia de los trabajos de amor. Y tanto me cansaron, que abandoné a esa persona y no vertí lágrimas negras sino que esbocé una sonrisa benéfica al dejarla.
Los que no creen en Dios, creen en otra cosa u otras cosas. Lo malo es que se decidan por creer en el puto dinero. El dinero corroe las entrañas de aquellos que piensan una y otra vez en él desde por la mañana. El dinero deforma el alma, la convierte en un cartón recio y correoso que no acepta el consejo de los demás, la humanidad de los demás. Los que creen en el dinero miran las cosas así: esto me aporta dinero y esto me lo quita. No doy un pavo a nadie, allá se esté muriendo de hambre. Y van al bar sin él, para no perderlo. Y para que los invite alguno que no piensa tanto en el vil metal.
sábado, 9 de agosto de 2025
Me he ganado la vida de profesor. En el libro "El profesor enfermo", cuento todas mis vicisitudes en este oficio. Le eché ganas para pasar por 17 institutos de interino y luego, sacarme plaza estudiando mucho. No todo el mundo puede decir que se ha sacado una plaza de profesor de instituto. Éramos miles a luchar por esa plaza. Mi hermano me ha dado quehacer, he tenido que cuidar de él. Quise ser siempre escritor y lo soy, mi modelo ha sido siempre Galdós, del que he leído todas sus novelas. He leído, además, cientos de novelas extranjeras y patrias, clásicas y modernas. De todas ellas, he sacado la conclusión de que somos carne, huesos, ceniza y humo.
Desde que no trabajo de profesor, mi trabajo ha sido escribir y aquí lo demuestro todos los días. Digo, en mi blog. Pero siempre tengo otros espacios donde escribir. Ahora mismo, estoy escribiendo la historia de un niño que se fascina con "La vuelta al mundo en 80 días" de Verne. Y el niño, ya adulto, quiere hacer el mismo recorrido que el famoso Phileas Fogg. Me tengo que documentar de los sitios adonde Verne situó las aventuras del gentleman inglés. Pero no lo haré exhaustivamente, solo para dar unas pinceladas a unas sensaciones que tiene el protagonista de mi novela. Escribo poesía también y ya voy por el sexto libro de poesía escrito. Total, que no dejo de escribir ni de leer. ¿No es un trabajo este? Pues hazlo tú a ver qué consigues.
Algunos sustos he tenido que vivir con mi hermano por culpa de la enfermedad mental. Se ponía violento en casa y yo llamaba al 112. Violento solo verbalmente. Una vez nos pegamos, eso sí. Pero la pelea duró segundos. Ambos fuimos conscientes del error de ejercer violencia física con el otro enseguida. Acudían policías a mi casa, bastantes. Intentaban calmarlo y lo conseguían y lo llevaban en ambulancia al Puerta de Hierro. Allí, o lo ingresaban o no. Dependía del estado en que llegara mi hermano o la evaluación que le hacían los psiquiatras. Luego, mi padre y yo íbamos a verle a las seis de la tarde a la planta de psiquiatría, hasta que mejoraba. Luego, Paco llegaba a casa y se terminaba de curar.
Quizás, solo quizás, mis descendientes podrían sacar algún beneficio de todo lo que he escrito. Mi blog tiene partes poéticas, históricas, personales (podría leerse como el diario de un enfermo mental), estudios literarios (generación de poetas del 50). Solo tendrían que acceder a este blog, leerlo, seleccionar textos y publicar lo seleccionado (también se puede entender este blog como un estudio personal de la literatura). A lo mejor, alguna editorial lo publicaría. Mis novelas tienen algunos fallos porque no las he revisado, pero quizás también podrían ser publicadas. El caso es buscar un agente literario, que va a porcentaje de lo ganado por publicación. Yo no quiero meterme en la industria del libro porque no podría aguantar al público, si es que lo hubiera. A mí no me gusta mucho la industria del libro. Escribir, sí. Aunque no tenga un público lector.
Los que piensen que vivo una vida regalada, tienen razón: no madrugo, no trabajo, hago lo que quiero. Pero estoy sujeto a una medicación. De todos modos, no me he instalado en el ocio: he escrito seis novelas, tres colecciones de cuentos, dos obras de teatro y cinco libros de poesía, aparte de más de cinco mil textos en este blog. No descanso de escribir ni un solo día. Ya voy por la página 83 de otra novela que estoy escribiendo. Leo un montón de libros para estar al día de las novedades editoriales. No me relajo del todo, no estoy todo el día tumbado. Claro, que mi trabajo no es el de un taxista o un camarero. Es el trabajo de escribir lo mío. El que no lo valore, seguirá pensando que no me merezco la vida que llevo. Allá él.