domingo, 6 de abril de 2025

 La rosa química florece de ansiolíticos acuosos. Ya va entrada la primavera y la hipotimia y el dolor de mirar al sol y a las nubes como eternos enemigos. A veces se nos despierta bajo las axilas el dolor de ser nosotros y no un vecino que no piensa, que no agudiza el ingenio para saber quién es, quiénes somos, qué hacemos aquí, en este sembrado de cabezas de ajos, decía mi madre. No respira bien el que tiene inquietudes, el ser pensante y por tanto, se ahoga. Se ahogan las ganas de comprender esta loca posición en el universo, esta sucesión de estaciones y estados, esta calcomanía del mundo que llevamos tristemente en nuestras cabezas. Y todo durará un instante. Y los extraterrestres nos miran con incredulidad desde sus telescopios. Dicen entre ellos: qué seres más raros. Y procuran estar lejos de nosotros lo más posible.

Ningún ser humano entiende el mundo por completo.

Pero, ¿hay alguien que entienda al ser humano?

 Colillas en el cenicero. El libro de historia contemporánea y el de psicología social. Libros de poetas, de novelistas, de lentas líneas, el diccionario de sinónimos y antónimos, biografías, refranes, un libro de ensayo sobre la violencia de Luis Rojas Marcos (jefe de psiquiatría de NY). Y luego el ordenador y luego, yo. Pían los pájaros con desinterés más allá de la ventana. Escribo. Quizás escriba sin muchas ganas, sin ser el tema de escritura muy allá, sin saber casi que escribo. Escribir es un misterio de la vida. ¿Por qué o para qué se escribe? Comí naranjas podridas, palomas salitrosas. El mundo es tan grande que el ser humano no lo entiende. Así nos hizo Dios: hombres y mujeres que buscan en el mundo respuestas que no se les dan. El que quiera saber sabrá casi lo mismo que el que no sabe nada. Porque, como dijo el filósofo, solo sé que no sé nada. Quizás vaya a beber agua.

¿Para qué queremos saber un poco del mundo?

Será para justificarnos en el mundo.


 Hay que ver las gentes que contiene la ciudad. La ciudad es como una sopa agridulce de unos fideos únicos e irrepetibles. Me levanto por la mañana y salgo a la calle, la calle de la ciudad, y veo gente que no he visto nunca en mi vida. Y mañana también veré gente desconocida y pasado mañana y al otro. La ciudad contiene su propia disgregación poblacional, su desconocimiento entre las gentes. La ciudad está llena de inmigrantes, para lo bueno y para lo malo. La ciudad está llena de gente de Burgos o de Albacete. Los inmigrantes no saben ni de Albacete ni de Ciudad Real. Los inmigrantes solo saben de Madrid, Barcelona y Valencia, otras ciudades grandes. La gente que habita las ciudades vive sola entre una gran multitud que nunca llegará a conocer. Voy a beber agua.

Las dunas del desierto cambian.

Así las gentes, así las multitudes.

 La mujer que va sonriendo por los pasillos del Gran Plaza II. El divorciado al que se le ha diagnosticado cirrosis y ahora toma coca cola. El hombre que pasea al perro todas las mañanas por el mismo sitio. Esa mujer que veo por las tardes por el parque, también paseando al perro. Nosotros, que también saboreamos a veces ese sentimiento de estar solos. La familia de cuatro miembros que también funciona como una célula humana transitoriamente sola. Ese que, aunque esté rodeado de familiares, ninguno de ellos nota su individualidad, su peculiaridad y esto hace que se sienta solo también. Hay tantas soledades como individuos a los que no se les reconoce su singularidad. Y la soledad es mala si no se lleva querida, si no se lleva bien. Voy a beber agua.

Un ser solitario no es lo mismo que un ser solo.

Al mundo se viene a conocer gente.

 Si el signo de los tiempos es la globalización, todo lo que sea ir en contra de ella es un atraso y un impedimento para el crecimiento mundial. Y, además, se están creando bloques de países con intereses económicos, no con la finalidad del bien común de los pueblos. EEUU ha dejado de moverse por el mundo aliado a Europa y escoge a un tirano como Putin como compañero de juegos financieros. Es malo que Trump y Putin se lleven bien. Son dos megalómanos absurdos que usan a sus respectivas naciones para "brillar" en el mundo. Trump primero crea los aranceles y luego dice que quiere negociar. Es algo estúpido en sí mismo. A los pueblos todo se les encarece por culpa de una visión alicortada del presidente de la nación más rica de la Tierra. Ya hay manifestaciones en NY contra Trump y sus colaboradores. Las bolsas han caído mucho. Todos estamos perdiendo. Nadie gana con el proteccionismo en un mundo que va rompiendo fronteras. Voy a beber agua.

La democracia mundial rompe fronteras e invita a crearse otras democracias.

Pero la democracia norteamericana se equivoca, se cierra, se aísla.

sábado, 5 de abril de 2025

 Miro por la ventana. Hay un bloque de viviendas que pertenece a una urbanización con piscina. Hay una urraca en los olmos que está haciendo un nido. Las primeras horas del día, yo no las he vivido, me levanto tarde, a eso de las 10. Se oyen algunas conversaciones de vecinos. La mañana va avanzando. Ayer estuve en un gran centro comercial y me llamó la atención una señora que iba sonriendo mientras miraba las tiendas porque iba sola. Luego, yo hablé con mi amiga de la soledad. Es un tema muy traído y llevado este de la soledad. Yo creo que a nadie le gusta sentirse solo a pesar de que hay gente que sonríe, sola, en un centro comercial. Los centros comerciales agrupan a muchas gentes. Cada una con su rollo. Dice un refrán moderno: hay que joderse, todo el mundo va a su rollo menos yo, que voy al mío. Y así es. Todos con un rollo. ¿Qué será ese rollo? Voy a beber agua.

La soledad deseada es fuente de inspiración.

La vida, también.

 El tiempo que yo fui novio de alguien, o tuve pareja, como se dice ahora, di muchas vueltas los fines de semana. Recuerdo paseos por Segovia, alrededor del alcázar siguiendo un río, lleno de huertas. Recuerdo ir a Navacerrada, todo nevado. Recuerdo pasear por La Granja de San Ildefonso. Recuerdo hasta haber ido a Chinchón, un sitio casi perdido. Dimos muchas vueltas mi pareja y yo. Ayer vi a mi pareja, que ahora tiene una perrita que ladra a los niños. Ayer me sentí extraño con ella, como si la comunicación no fluyera, como si no estuviera yo en conexión. Bueno. La vida trae y lleva a la gente con la que estuviste y estás ahora. La vida es como la resaca del mar, no sabes qué depositará en la playa después de haberse engullido algo. Voy a beber agua.

Esas vueltas que se dan, esas que vuelven.

Melancolía.

 Me estoy leyendo un libro que quiere ser una guía para los escritores. Es del escritor Stephen King, el autor de "Resplandor" y "La milla verde". Las dos llevadas al cine. Este hombre nos habla en su libro "Mientras escribo", de cómo ha de llevar el tema de escribir una novela. Es muy ingenioso el tipo este. Cuenta cómo tuvo dos hijos al entrar en la universidad. Cómo se ganaba la vida en una lavandería mientras escribía y mandaba cuentos a las revistas de moda. Su primer éxito fue "Carrie", una novela sobre bullying en un instituto de enseñanza secundaria. Ganó 500 dólares de entonces por ella. Se aficionó a la coca pero pudo dejarla. Se aficionó a la bebida pero también pudo dejarla. Todo gracias al gusanillo de la escritura y también porque su mujer le dijo que, si seguía así, tendría que dejar el hogar y buscarse la vida él solo. Este libro que leo, que se llama "Mientras escribo", da muchas pautas sobre cómo organizar el tiempo de escritura, cómo buscar agentes literarios de fiar, cómo presentar una novela ante una editorial, etc.

Escribir:

ese oficio mal remunerado pero no en el caso de Stephen King.

 Otro sábado más, otra muesca en el tablón de los días que pasan iguales. Dice mi hermano que así como nosotros, viven todos los demás. Lo que pasa es que en nuestra vida no hay ambiente de nada. Suele haber un aburrimiento, un plan lento del paso de las horas. Hablo demasiado en este blog del paso del tiempo. Ya habló del paso del tiempo en 7 tomos de 500 páginas cada uno el escritor Marcel Proust en "A la búsqueda del tiempo perdido". Conocí a una chica en la universidad que se los había leído todos. Andamos con el bolo colgando, andamos torpes de emociones, andamos por andar a veces, no animados por el paisaje del camino, siempre el mismo. Voy a beber agua.

El tiempo, los tiempos, la vida.

Todo se agota, todo es un gasto, todo concluye.

miércoles, 2 de abril de 2025

 La palabra es como una ardiente campana que sonara a un arrebato dulce. Los pájaros del cielo hunden su vista en tierra, la vigilan y la comprometen a ser dadivosa. Es muy fácil caer en la sinrazón de la macabra fiesta de un chivo, pero debemos acudir siempre a los momentos de salutación del optimista. Y pasar el tiempo jugando al ajedrez como don Sandalio, como Karpov y Kasparov, como esos Bobby Fisher del telón de acero. La vida va pasando, pasando y no ofrece consuelo al pobre que ya se alía torpemente con la pobreza para siempre. Es mejor andar y andar y pisar acera y pisar asfalto y dejarnos alumbrar por la luz que se cuela por las calles, por los orificios tenues de las calles lentas.

Dormir en la sombra y ser un desconocido.

Esa es la situación a evitar.

Suelo sentarme o tumbarme a meditar. Para meditar, pienso siempre en la Plaza de España de Madrid. Me imagino las gentes que andarán por esa zona de la capital. Y luego, me vienen pensamientos e imágenes que pasan y se van rápidamente. El fin último de la meditación es no pensar en nada. Así llega a la mente el daimon del que hablaba Sócrates. Deberíamos todos meternos en una habitación durante media hora y descansar la mente y no pensar en nada. Eso lo dice Paracelso, un médico antiguo que descubrió muchas cosas sobre la mente y el cuerpo humano. Cuando descansamos la mente, la mente se regenera, se carga de relajación, se vuelve más tranquila y va más lenta.

Meditación:

algo que nos viene bien para la mente.

 Yo quisiera que mi hermano no vuelva a ingresar en el hospital. Se hace dura la enfermedad cuando empieza a dar signos de los delirios y las cosas que se le ocurren cuando está malo. Me insulta y me pone nervioso. Hace cosas raras. No se le puede dejar solo. El año pasado por estas fechas, mi hermano y yo sufrimos los síntomas de la enfermedad. Uno cuidando del otro. Yo hice muchas tortillas francesas. Yo me chupé toda la programación del 2 de mayo en Madrid. Y el cinco de mayo, por fin, mi hermano ingresó. Una psiquiatra negligente tuvo mucho de culpa. Yo andaba por ahí y no me di ni cuenta. Ahora estoy más pendiente de mi hermano. Hemos ido a Madrid bastantes veces. Hemos paseado. Hemos hablado mucho. Hemos dejado la asociación. Tenemos mayor salud mental. Si no fuera por estas cuatro esquinas que andamos siempre.

A mi hermano no le afecta la rutina.

A mí, sí.


 Yo me pregunto a veces si una persona puede estar en un mismo sitio todo el tiempo sin sufrir algún trastorno mental. Por eso se dirá que de vez en cuando, es bueno cambiar de aires. Estar aquí sin posibilidad de estar allí durante un rato, debe ser malo. Ver las mismas cosas siempre cansa, duerme los ojos y el cerebro, entontece la imaginación. Por eso se habla tanto ahora de una escapada, de salir de la rutina diaria. La vida no debería ser sota, caballo y rey desde que se levanta uno de la cama. La vida tendría que tener el aliciente de la lejanía y de lo desconocido. Ir a la nieve, por ejemplo, aunque solo sea para contemplarla, ir al campo mediante esas casas rurales que se anuncian ahora. No sé. Salir. Ver cosas. Largarse del ladrillo y del cemento.

El bosque, el río, la montaña, la nieve.

Novedades lejos de la ciudad.

martes, 1 de abril de 2025

 Conozco un amigo que se desternilla (no destornilla) con mis chistes. Es gallego de raíces vascas. Es un buen señor, ya mayor, aunque se siente joven. La verdad es que ese tío se lo pasa bomba viendo un canal de DMAX en el que salen familias que viven todo el año a 30 grados bajo cero. Lo dice así, aspaventando con la mano: ¡30 grados bajo cero! Y está escribiendo una novela que se va a titular "Podredumbre" y se trata de sacar a la luz toda esta sociedad podrida en la que vivimos, empezando por el mundo del fútbol. Este hombre odia el fútbol porque dice que los jugadores son todos millonarios. Y no hay derecho. La verdad es que este hombre ha vivido una vida rica en acontecimientos no muy decorosos algunos pero ahora parece contento con su vida. Este hombre dice "aspeto", no me gusta el aspeto que tiene tu bocadillo y también dice perfeto, me parece perfeto que quieras a tus hijos.

Un hombre, unos avatares, unos conocimientos, una personalidad.

Una mujer, unos avatares, unos conocimientos, etc.

 Si nos ponemos muy brutos, todo es señal de la muerte. Un reloj, por ejemplo, que nos cuenta el tiempo. Un hijo, que va haciendo viejo a los padres. Los muros del colegio donde estudiamos un día. Un cementerio. Una iglesia que siempre ha estado ahí, quieta, pero nosotros hemos estado cumpliendo años. Los cambios de la ciudad o del pueblo (tiendas y casas que se derriban y se hacen otras). Las cigüeñas que hacen su nido en la iglesia de ese pueblo, pueblo que ha ido cambiando mucho a lo largo del tiempo, ese vecino que ahora ves con cara de mayor, que antes no tenía. Esas enfermedades, esos cigarrillos en el cenicero, esas ganas de decir a la gente que ya no quieres seguir cumpliendo años, como dijo una del pueblo que se fue a Madrid hace mucho tiempo. Ese, no sé, ese tránsito invisible que casi se ve en el espejo cada mañana. Y no hay que asustarse. La vida es así. Si no pasara el tiempo, no podríamos vivir.

El paso del tiempo:

tema de la vida, de la literatura, de los curas, de las películas, de nosotros.

 Escribo blogs aquí que tratan de la literatura por la literatura; esto es, escribir sin referencias a la realidad y tratar de que salga algo curioso en cuanto a significado y sonido de las palabras. La primavera pisa a fondo el embrague para que metas la quinta, con el sol como destino, con el sol como único testigo de tu conducta ágil y quimérica. El calor nos vuelve a todos como a las espigas, que surgen del invierno granadas y cachondas. El calor arrulla, muerde la carne, la vuelve más mercancía que nunca. El calor enseña lo que tapaba el frío hace poco. Y luego llegan los encuentros, las carnes que se arrebujan, los deseos que se cumplen. Y, como decía un amigo mío, surgen más cuernos de los que nadie supone.

El calor, todo a la vista, todo es un mercado, todo brilla.

Cojamos de lo que hay sin robárselo a nadie.

Resulta que me compré hace años un reloj digital con termómetro, brújula, señales horarias de todos los países, etc. A la hora de cambiar la hora, no he sabido ya hacerlo. Entonces, hemos intercambiado los relojes mi hermano y yo. Pero a mí no me gustan los de manecillas así que me compraré otro reloj sencillito de Casio pero que tenga algo de diseño, no uno de esos que llevé instituto tras instituto señalándome los segundos que faltaban para que tocara el timbre. He ido a una relojería de la Gran Vía de la ciudad pero no tienen lo que quiero y me ha dicho mi hermano que hoy me lleva a Gran Plaza II a comprármelo. Decía mi madre que ella no podía estar sin reloj. Ni yo tampoco. Tengo yo un cuento que sitúo en la Gran Plaza esa y no está mal del todo. Es de mucha intriga.

Un inconveniente:

El cambio de hora, el insomnio que me produce y andar sin reloj.

lunes, 31 de marzo de 2025

 A la gente de mi edad les agrada estar sentado y ver las montañas, a nuestro lado ver correr un río con truchas que no se mueven del sitio, ver el cielo azul limpio de contaminación, ver un bosque más allá del río y oír la naturaleza, los trinos de los pájaros. Pero eso no puede ser un lunes como el de hoy porque los lunes no están destinados a esas expansiones del espíritu. Yo podría coger un autobús y largarme a algún pueblo de la sierra y vivenciar esas cosas que he dicho antes. Pero parece que no va a ser así. O podría leer "Walden", que va de eso, de un hombre que se pira de la gran ciudad. Lo malo es que no sé conducir, le tengo algo de miedo. Si no, ya estaría en la montaña un día de estos.

La montaña. La costa sin gente. Un camino entre árboles.

En fin. Qué tristeza.

En los textos hablados, en el discurso, existen los regionalismos. Los regionalismos son términos solo hablados en una determinada región. Conozco yo a una chica proveniente de Santander, que usa mucho esos regionalismos. Voy a poner dos como ejemplo. Ella dice "falto" a alguien que no coordina mentalmente, que anda discapacitado. También usa el apodo "Litu" para referirse a alguien que se llama Ángel (Angelito>Angelitu>Litu). Habla otros muchos más que casi no se entienden en el español estándar. Yo voy a poner un ejemplo de uno que se usa en mi pueblo, no sé si se extenderá a otros pueblos segovianos o a Segovia capital. El término es "esbalagao" y quiere decir hecho polvo, muy cansado. Solo lo he oído en mi pueblo. Yo no lo uso con nadie de mi ciudad pues no lo entendería. Los regionalismos nos delatan y a veces, si los usamos podemos caer calificados como pueblerinos, periféricos o, simplemente, paletos.

En mi pueblo también dicen pescuezo o "gardavero" para aludir al cuello.

Cuidado con los regionalismos. Nos delatan.

 En mi título de Filología dice: Juan Carlos I, Rey de España, y en su nombre, El Rector de la Universidad Complutense de Madrid, considerando, etc., etc. Mola saber que el rey de España es el que patrocina mi licenciatura, el que la otorga validez. Y con ella, tengo derecho a ejercer de filólogo en toda España. Pero, ¿para qué valemos los filólogos? Pues para fijar textos. Para explicar contenidos lingüísticos que producen los seres humanos. Para ser profesor de lengua y literatura, como yo fui. Para dilucidar temas de gramática en documentos del tipo que sean pues un licenciado en Filología, ante todo, es un gramático. Para producir textos también valemos, para crear documentos del tipo que sean sin ambigüedades ni posibilidad de falsas interpretaciones. En fin, los filólogos somos expertos en documentos escritos y hablados.

Un adverbio o una coma pueden ser motivos de malentendidos.

Un filólogo sería capaz de deshacer ese malentendido.


 Un amigo de toda la vida da dinero a un divorciado que está pasando días malos. Lo hace en plena calle. Alguien lo ve. El divorciado pasa por una calle estrecha, le abordan unos marroquíes y le roban el dinero. El divorciado va al hospital porque casi lo asfixian. El amigo recibe la noticia por teléfono y va a verle al hospital. Cuando sale, el amigo le vuelve a dar dinero ya que el divorciado quiere ver a su hermano en Laredo, lleva mucho tiempo sin ver a su hermano. Esta vez, lo ingresan en la cuenta corriente del divorciado. El divorciado duerme en una habitación, trabaja a media jornada en una consulta de abogados pero solo gana para pagar la habitación y comer. El divorciado es abogado. Quiere ver a su hermano en Laredo pero no le llega el dinero para el viaje. El divorciado podemos ser cualquiera de nosotros en un momento dado.

El mundo nos puede arrojar a situaciones penosas.

No dejemos al mundo que lo haga.

domingo, 30 de marzo de 2025

 Este era un tipo que se quería hacer escritor y vivir de su obra. Consultó este tema con su profesor de literatura y este le dijo: no vivirás de tu obra por muy bueno que seas. Métete auxiliar administrativo y luego escribes. Algo ganarás. Y así lo hizo. Y en las oficinas de la administración encontró tal fauna humana que le servía para sus personajes, no tenía que ir a la estación a ver pasar gente para inspirarse. Y llegó a escribir una obra inmensa. Pero le faltaba el gusto por el lenguaje. Este hombre escribía: se bajó del taxi. Entró en el hotel. Se tomó un güisqui. Y así no se va muy lejos en esto de la literatura. Solo publicó una novela en su vida, una que se titulaba: "Crimen en el Cien montaditos o el caso de las tetitas blancas". Como este tipo vivía en una dictadura, al principio se la censuraron esta novela. Luego, se murió el dictador y tuvo una tirada de 200 ejemplares. Ganó este escritor 25 euros con esta novela. Se echó novia y todo cambió para él. Pero no para su novia, que le tiranizó.

No te estés mucho de novios.

Cásate cuanto antes.

 De la literatura extranjera conozco bastantes escritores como Goethe, que escribió "Fausto". He leído algo de Shakespeare. He leído "Confesiones de un payaso", de Heinrich Böhl que me impresionó mucho por su crudeza. He leído "Un mundo feliz" de Huxley. He leído también "Trópico de cáncer" de uno que no me acuerdo ahora, un yanqui. He leído libros de Hemingway. He leído de Zola, de Balzac y de Víctor Hugo (su novela "El jorobado de Nortre Dame" me la bebí en un día). He leído a Stendhal, su "Cartuja de Parma". He leído "Atrápame ese mono", de un inglés al que le gustaban los animales. He leído a Homero, a Plauto, "La guerra del Peloponeso", los dramas como "Medea" e "Hipólito", de un autor que ahora no recuerdo pero que traduje del griego clásico. En fin, algo he leído de los escritores de ayer y de hoy.

Los escritores, ¿por qué son escritores?

Debe ser por un gusanillo que tienen de contar cosas y lucirse con el lenguaje.

 Dicen en mi pueblo: hombre de muchos oficios, pobre seguro. A mí me encantaba ver en la solapa de un libro que el escritor de ese libro había desempeñado muchos trabajos. Bukowski era uno de ellos. Bukowski tiene un libro que se llama "Factótum". Factótum quiere decir un tipo que sirve para todo. Los trabajos que realiza Bukowski en ese libro son de chicha y nabo, de mero obrero ínfimo. Pero mientras trabaja y se emborracha y lleva una mujer a la cama, escribe relatos que manda a las revistas literarias. Bukowski tiene la pasión de la escritura y la pasión de la botella de güisqui. Le echan de todos los trabajos y no gana más que unos pocos dólares. Bukowski tiene una vida fascinante dentro de una vulgaridad también fascinante. Le salva la literatura. Yo escribo relatos y nadie me los publica. Será que no los mando a publicar ni siquiera.

Bukowski:

ese perro de la literatura.

 Las estaciones del planeta Tierra nos dan suficiente variedad casi para volvernos tarumba. También los fenómenos atmosféricos hacen que nos sintamos muy cambiantes en nuestras costumbres. Los días de sol nos reúnen, nos dan ánimos y nos invitan a desenvolver nuestras lenguas como si fueran de trapo. Estas lluvias pertinaces que han venido nos han tenido encerrados. El invierno también hace que nos encerremos en casa para no enfriarnos. De aquí en adelante vienen unos días de mucho corretear, sacar el coche, andar de paseo, ir con los niños al parque y de hacer escapadas, como lo han dado en llamar. Yo me escaparía a algún lugar de la costa pero no sé conducir, me da miedo conducir. Los conductores van demasiado deprisa me da a mí. Bueno. Si no voy a la costa me la imaginaré tumbado en la cama y listos.

Viajar, sol, compañía, calorcito.

Es el anuncio del verano.

En todo el invierno hemos visto a nadie. Mano a mano mi hermano y yo. Si acaso, a los amigos de Colón durante una hora. Y ahora, en solo un fin de semana, he visto más gente que en todo los días fríos de estar en casa. Vaya cambio. Hablar y hablar de tonterías, de historias que no me atañen, de chistecitos fáciles y de acontecimientos sobre los que no tenemos posibilidad de cambio. Ya los árboles están dando brotes y, como si esta novedad fuera una señal, la gente se junta, da paseos, habla y habla sin parar. Gente con perros que ladran, con niños que chillan, con parejas que discuten. La primavera ha traído la palabra. La primavera hace que salgamos al sol, al aire que lleva conversaciones, al caluroso aire de las compañías verborreicas.

Dale calor a la gente.

Verás cómo se junta como cotorras en las ramas.


sábado, 29 de marzo de 2025

 Ayer, por fin, fui al pueblo de al lado. Me pasó una cosa curiosa en mitad del camino. Vino un niño de unos cinco años hacia mí y me dijo que había dibujado unos cómic. Yo le compré uno. Era de unos monstruos. Aún lo tengo en mi mesa. Es de una zanahoria y de un monstruo que dice todo el rato: te odio. También salen otros personajes. A la vuelta del pueblo de al lado, recogí unos libros que tenía encargados. Llegué a casa sudado, me tumbé un rato para coger aliento y me duché. No sé qué me pasó después de cenar unas patatas arrugás que tenía ganas de salir a distraerme. Me encontré con un amigo y fuimos a los bocadillos y me harté de cerveza sin alcohol y meé como la fuente de Cibeles. Pero no llegué muy tarde a casa pues salí pronto, a eso de las 9.

El sol otra vez nos anima.

Tendría que caer todavía algún chaparrón breve.

 Ayer estuve en el "cien montaditos" con un amigo. Qué guirigay de gente, bebiendo cerveza sin parar. Qué floración de rosa y azucena. Qué vistas tenía esa mesa en la que estábamos comiendo bocadillos. La algarabía era inmensa: un run run todo el rato, voces, gritos, amontonamientos, cola para pedir cerveza y montados. No me había visto yo en otra hace muchísimo tiempo. Sobre todo había dos chicas que lo tiraban. Lo tiraban por los pantalones y por el escote de top que llevaban las dos. La madre que las parió, qué guapas las dos y  que cuerpos lucían. Eran inmensas en su sexualidad. Los pechos se les movían como dos energúmenos con vida propia. Qué delicia, pero había muchísimo ruido, muchísimo ruido y dos palomas agitándose, balanceándose, dándose besos la una a la otra.

Crimen en los "cien montaditos".

Alguien mató a alguien.

 Había tres marroquíes en la ciudad que bebían mucha cerveza y tomaban sustancias. Luego, se metían con la gente y armaban escándalo. Yo conocía a uno que trataba con ellos. Pero dejé de verle hace mucho tiempo. Ahora resulta que esos tres marroquíes han desaparecido de la ciudad. Rompían cristales de botellines en la acera, increpaban a los viandantes, se autoherían, etc. Han dejado de molestar porque se han largado. Ojalá no vuelvan. Dicen que eran confidentes de la policía. Eran los tres un poquito dañinos y gilipollas. Que les vaya bien donde están para que no vuelvan.

Los marroquíes: raros y con cultura diferente.

 Todas las madrugadas preguntaron por los moros. Los moros ya se habían ido sin saber su paredero. Todos los daban por muertos o metidos en la cárcel. Por la plaza ya no beben, por la ciudad ya no están. Andan huidos los hasanes. Nadie quiere verlos más. Huían del mundo y la vida atados a noches blancas. Por las calles ya no se oye el berrido de estos hombres. Unos dicen que se fueron y otros los prefieren muertos. La vida va más tranquila sin estos cantamañanas. Ojalá estén muy lejos y no vuelvan a romper la tranquilidad de los días de la gente que descansa. Eran tres, eran tres bobos que rompían cristales en las aceras. Yo ya tengo en quien pensar aparte de estos mastuerzos.

Se fueron.

Nadie los quiere. No había manera con ellos.

viernes, 28 de marzo de 2025

 El origen del lenguaje es un misterio y el de los idiomas diferentes se intenta explicar con la torre de Babel. El ser humano tiene un sistema fonador que no le tiene ningún ser del mundo: podemos producir sonidos inteligibles, no ladridos o graznidos. Los primeros sonidos que produciría el ser humano eran muy parecidos a los del Barrio Sésamo: aquí, allí, dentro, fuera, algunos números, etc. Quizás, el ser humano, para decir algo, recurriría a gestos, mandatos simples, etc. Lo difícil era cuando tenía que contar algo que sucedería en su pasado y ahí empezó el lenguaje. No es lo mismo el modo imperativo: siéntate ahí, que podría indicarse con el índice de la mano que contar que a tu mujer o compañera o lo que fuera, se la había comido un león por la noche. Ahí había que usar adverbios, hablar de un pasado, etc. Y del gesto, se pasó al gruñido y del gruñido a la palabra que designaba una cosa concreta. Las palabras universales se parecen mucho en los idiomas: sol, sun. No sé cómo se dirá sol en ruso pero seguro que se pronunciará muy parecido. Así que no es lo mismo conversar in situ que contar un suceso.

Mucha parte de nuestras vidas se pasa contando cosas.

Hay que contarlas bien, por lo tanto, acercándonos a la verdad.

 Es un viejo chiste: dice el capitán que va a haber un eclipse en el gimnasio. La verdad es que las palabras inducen a error muchas veces por su parecido. Banco de sentarse y banco donde tenemos el dinero y banco de sardinas son iguales. Según se usen, así pueden cometerse equívocos. Dicen que iban a robar un banco y era el del parque. Cuando no conocemos el significado o los significados de la palabra que estamos usando, cometemos errores. Hay palabras que implican un uso, una acción. Por ejemplo: pay pal y bizum. Yo no sé cómo funcionan porque yo no quiero meter mi dinero en internet. Yo voy a las tiendas a comprar lo poco que compro, así que hay cosas de comprar por internet que no entiendo. Hay otros términos como ghosting, que indica que una persona en internet parece que te quiere y luego desaparece. Yo creo que a mí nunca me harán ghosting pues no sigo a nadie por internet. Para mí, internet, es solo una fuente de información. Miles de términos nacen de internet todos los días. Es una locura. Lo importante, según se ve, es tener un buen outfit.

Internet:

ese monstruo como el monstruo de la seguridad social.

 A la una y media me junto con mi padre y mi hermano a comer al centro de mayores de Reina Sofía. Mientras comemos, hacemos vida social. Mi padre conoce a algunos que van a comer allí y si no, entre nosotros se nos forma una conversación sobre gente del pueblo o de los familiares o de los trayectos que mi padre hacía con el camión o de las noticias del día o de si hay mucha gente comiendo o no. Lo bonito es comer juntos y charlar. Luego, por la tarde, doy un paseo con mi hermano y siempre recalamos en los Jardinillos a ver pasar gente y a seguir charlando de lo de Ucrania, de lo que sale en internet o de cosas del pueblo. El pueblo no lo olvidamos nunca pues allí nacimos y allí tenemos amigos, como me demostró Diego "Saluda" este año. La vida es así: reunirnos, charlarnos, demostrarnos nuestro amor con las palabras.

Hablar, entendernos, vivir juntos:

más bonito que todo el dinero del mundo.

 El año pasado por estas fechas era semana santa y estábamos mi hermano y yo en danza. La maldita psiquiatra Izquierdo sería la culpable de mucho de lo que pasó. Yo ya he rezado un montón para que no le vuelva a pasar a mi hermano ningún percance de estos de la enfermedad pero esta es muy traicionera y nunca se sabe. Bueno. La vida pasa con todas sus circunstancias. Somos personajes de la vida, la vida nos lleva, nos trae, nos relaciona con otros personajes. Unos personajes son un poco pasotas, otros demasiado serios o responsables, otros actúan como si los demás no les importaran; otros se meten en la vida de los demás; otros, en fin, no eligen la vida que llevan. Muchas cosas de la vida son un misterio: la libertad, la bondad, la inteligencia, el amor. Las grandes palabras de la vida son muy grandes para el ser humano, para entenderlas del todo y actuar en consecuencia con ellas. Hay que ir a la rutina, al hábito adquirido para no perdernos en grandes conceptos que no entendemos y por eso no usamos.

El amor, la caridad, la paternidad, la esperanza, la libertad:

¿qué son estas palabras?

jueves, 27 de marzo de 2025

 Un hombre fue a Toledo en bus y ya le pareció caro el viaje. No quería gastarse más allá de 10 euros en la visita. Entró a preguntar el precio de una espada y se quedó a cuadros. Vio la catedral por fuera y le pareció muy grande. Vio a un músico cantar en la calle y estuvo largo rato oyéndole porque salía gratis. Probablemente, le oyó todo el repertorio hasta que llegó la hora de comer. Compró 100 gramos de mortadela y una barra de pan, 3 con 50. Y le pareció caro. Se hizo el bocadillo en la plaza de Zoco Dover. Se lo comió y luego paseó y paseó por las calles innumerables veces y vio a los toledanos cómo tendían la ropa, cómo se sentaban al sol y cómo bebían agua de la fuente. Él bebió también abundantemente porque era gratis. Apuró su visita y su paseo pasando cuatro veces por el alcázar, por las callejuelas del barrio judío, etc. Cuando se hizo de noche y no se veía bien, no quiso gastar vista ni forzarla. Se sentó en el autobús y fue tentando las 6, 50 de ala que le habían sobrado. Cuando llegó a Madrid, Madrid le pareció carísimo y no anduvo por él no fuera a ser que se se le saliera el dinero del bolsillo en tonterías como un cafelito caliente.

Hay gente que se tienta las carnes.

Hay gente que solo se tienta el bolsillo.

 Los ríos nos enamoran por su largueza. ¿Dónde irán, qué tierras surcarán las aguas, a qué tierras regarán, qué chopos a su vera lamerán sus corrientes? No es tiempo ya de hablar del líquido elemento pues hemos tenido una buena ración de quince días. El sol ya brilla para todos, salgamos a ganarnos el pan, como hizo el Cid, según cantó en su poema Per Abbat. No tenemos canciones musicadas de tan bello poema como es el de Cid. Jimena y el Cid se separan "como la uña de la carne". El Cid avanza y conquista Valencia. Tiempos heroicos aquellos en que Doña Elvira y Doña Sol son justamente vengadas de los infantes de Carrión. Yo lo he leído más de una vez ese poema y es muy bueno. Los burgueses y las burguesas por la finiestras sone. Todos decían una razone: Dios qué buen vasallo si hubiera buen señore. La vida va cambiando y ya no hay héroes. Pero no creo que dejará de haber buenas acciones de unos con otros, seguirá habiendo buenos cristianos en esta sociedad descristianizada.

El mundo ha girado tanto y hay tantos inventos

que a la gente nos vuelven locos con ellos.

 Existe un movimiento literario llamado costumbrismo. Se trata de retratar las costumbres de un grupo humano en un sitio determinado. La novela realista tiene bastante de costumbrismo, de relato de costumbres humanas. Hoy en día, también hablamos de películas costumbristas. Por ejemplo, la descripción de una plaza de pueblo, de los paseos por el campo de algunas gentes, lo que comen, las fiestas, la organización de una boda o las reuniones con motivo de un cumpleaños de una niña o un niño. De las costumbres se puede pasar a un personaje concreto y ahí ya es donde comienza la acción de la novela, el ser individualizado y problemático. Mesonero Romanos fue un gran costumbrista sobre el Madrid del XIX. Del XX no sé qué autores lo son, parece que en el siglo XX se perdió la moda del costumbrismo, puede haber escenas sueltas pero no una novela como tal dedicada a los hábitos de una población.

La vida de la gente como costumbre.

Las costumbres organizan nuestra vida.

 Te cobran por un churro apestoso lo que no está escrito. Tienen los pinchos al aire, revenidos. Y encima, tienen altos los precios. Me fijo y cada vez hay menos gente en la terraza. Por algo será. Es un foco de infección todo ello. Y de diarreas. La cosa va de capa caída. Y es culpa de ellos. De nadie más. Luego me doy un paseo y entro en otro bar y en este, sí tienen una vitrina que protege los aperitivos, no tienen churros dando vueltas en un plato, no dan churros. Un café con leche con dos churros y un agua con gas, 750 céntimos. Dónde vamos a parar. Y los churros fríos, claro, ya que no son churrería, sino un bar. Se acabó el tiempo de ir todas las tardes a tomar un café allí. Se acabó el tiempo de ir más veces allí porque mi hermano cogió una colitis rauda que no le dio tiempo a llegar al wáter. Caro y antihigiénico no es una combinación saludable ni para las tripas ni para el bolsillo. No volvemos más.

Esos bares que entran en decadencia.

Qué pena dan.

miércoles, 26 de marzo de 2025

 Me la encontré en el supermercado. Llevaba en una mano cebollas y en la otra patatas. No llevaba ni carrito. Iba fija. Tortilla. Barata. Dice mi vecina que luego le mete algo de chorizo y pimiento, para que tenga consistencia y sabor. Iba de negro porque perdió a su marido hace tiempo. Tendría unos setenta y muchos años. Se vale de un bastón. Tiene mucho miedo a las caídas, aunque todavía no se ha caído. La caída de esta señora tiene mucho de simbólico. No solo es la caída física de caerse por la calle o en casa. Es que la caída significa dependencia de los demás y en última instancia, la residencia. Y ella no quiere. Pasa con sus cebollas y sus patatas por el cajero y va ya decidida a preparar la tortilla, que aún sale barata y rica. Su pensión ha subido pero también han subido el jamón y el aceite y otras cosas que van en contra de su economía.

No nos caigamos.

Sigamos siendo esa roca contra la que choca la realidad de hoy en día.

 El gobierno de España es arbitrario, anormal y amoral. Todo lo que convenga al líder es adoptado como bueno, aunque vaya contra las leyes que todos nos hemos dado. Así se tira un rato, pero no todo el rato porque la gobernanza se convierte en un engaño constante por un puñado de votos. La vida se hace difícil porque se devalúa un montón la moneda y hay mucha inflación. De nada sirve subir las pensiones y los sueldos si todo está muy caro. No es que la gente no pueda pagarse unas vacaciones (aunque parece que en verano todo el mundo tiene dinero para irse a la playa), es que no hay casi gente por los supermercados y ya no se ven carritos llenos como antes. La gente está asustada, ya no entiende tanta sinrazón de que el gobierno dependa de las exigencias de los golpistas catalanes. Solo entiende esa aberración el presidente de la nación. Y, por otro lado, el que fue número dos del presidente está más corrupto que una manzana con gusanos desde el minuto 1. Y Begoña. Y el hermano. Es algo ya poco sostenible. La gente se hace lenguas de todo esto. Quizás haya elecciones antes de navidad.

El gobierno:

ya está gobernando hace tiempo con los pies.

 Dice el libro de historia contemporánea que manejo a veces que, antes de la II Guerra Mundial, las naciones se volvieron insolidarias, cada una por su cuenta arreglaba sus problemas o dirigía sus ambiciones. A Alemania, tras la I Guerra Mundial, se la humilló y vino un deseo de venganza. Tenemos políticos hoy en día que no son muy de fiar. Son megalómanos, se creen el ombligo del mundo cada uno por su cuenta. Hoy he leído que SZ ha dicho que viene otro periodo como el de la covid. Y ayer hablaron en el telediario que Bruselas advierte que puede haber ataques. Es todo muy impreciso, pero que el líder de la nación más poderosa del mundo haya optado por una guerra comercial, es muy sintomático. Todas las naciones se defienden unas de otras. Así se va muy mal por el mundo.

EEUU se defiende.

Todas las demás naciones también se defienden.

 Dice un refrán: hombre refranero, hombre puñetero. Y dice otro refrán: de poetas y locos, todos tenemos un poco. Dice mi hermano que ya los locos no existen. Que existen los esquizofrénicos, los bipolares, los toc-toc, los trastornos límite de la personalidad, etc. El otro día en la radio oí decir a un enfermo que solo podía hacer sus necesidades en el servicio de su casa. Menudo plan. Locos somos todos un poco. Hay gente que es muy celosa, hay gente que pega a sus hijos, hay gente que tiene manías raras, hay gente que está obsesionada con su apariencia física y no sale de casa si no lleva una camisa de la marca esta u otra y bien planchada y con los pantalones lo mismo. Hay gente que ama a su pareja de tal manera, que si no la ve durante el día, se pone a llorar. El mundo es muy grande. Pero no hay una cosa más compleja en el mundo que un cerebro humano. Unos, por una extraña razón, son capaces de memorizar números muy largos. Otros se escandalizan con la menor suciedad, etc. El cerebro de cada uno es un misterio.

El cerebro: 

esa caja de sorpresas para todo el día.


 Ser profesor de secundaria con plaza no lo es cualquiera. Y aguantar 20 años de interino tampoco es dado a cualquiera. Estar en 17 institutos y aguantar una masa tras otra de alumnos de su padre y de su madre no lo soporta cualquiera. Que llegabas a un instituto y te ponías delante de la clase y pronto ya había alguno que se quería salir del tiesto. O reaccionabas pronto, o te comía la miseria de allí en adelante. He estado con grupos de todas las formas. Unos estaban rebotados porque eran repetidores. Otros no habían hecho ni el huevo con la profesora titular. Otros me juzgaban desde el primer día. Otros eran muy pequeños, otros eran muy grandes. Había alumnos que tenían unos nervios a flor de piel. En fin, no había una clase en la que no hubiera algún o algunos alumnos medio locos. Había que resistir y yo he resistido 20 años. No es gratis lo que gano ahora.

Profesor interino:

A ver cuántos años se resiste.

 Dicen unos versos de una banda de rock: Soy Evaristo, el rey de la baraja, vivo entre rejas, antes era chapista. Hay que ver la de oficios que existen en la vida. Cuando fui a Burgos con una amiga, en un bar de carretera en que paramos, había un tipo vendiendo canastos de mimbre. Yo fui peón de albañil durante todo un verano. Me fascina cuando en la solapa de un libro dicen que el autor de la novela fue mozo de almacén, sexador de pollos, ebanista, camionero, etc. Dice un escritor de mucho éxito, Stephen King, que a los lectores les gusta mucho leer sobre el trabajo de los personajes, cómo lo realizan. A mí me gusta saber de la gente qué trabajos ha desempeñado, para mí es importante, no sé por qué. El trabajo y cómo se desempeña, dice mucho de la gente.

Dale a fulanito un trabajito.

Y verás si vale o no vale.

 Yo tenía un amigo en la universidad al que bastaba leer los apuntes para aprendérselos y siempre sacaba un 10. Con el tiempo, yo le busqué en internet y apareció. Le llamé por teléfono y acabamos quedando a la puerta de su trabajo para comer. Así, una vez al mes. Estuvimos así algún tiempo, hasta que yo, afectado por la enfermedad de mi hermano, empecé a dar muestras de desesperación que creo que este amigo no aceptó. Y decidió pasar de mí y me dijo que ya no podíamos quedar. Bueno. La gente no aguanta mucho las muestras de angustia o de desfallecimiento ante una desgracia. La gente no quiere oír quejas, la gente pasa de la otra gente en cuanto muestra problemas, aunque sea una vez al mes. Me gustaba ir a Madrid y quedar con él y hablar de lengua y literatura. En fin. Más se perdió en la guerra de Cuba.

Los amigos son amigos siempre.

Hay amigos fake, que solo son amigos un rato bueno, no malo.

martes, 25 de marzo de 2025

El mar de los juramentos iba rompiendo el aire. Atravesó mil altares que pusieron las mujeres para adorar a los hombres. Llegó el tren del sur adonde nacían almendros. Y una aurora roja como una brasa del fuego dio razones a los patos para que alzaran el vuelo. Su hija se hizo la tonta como si no fuera con ella. Y pronto llegó la mañana y había que comprar patatas. La comida no estaba hecha y la mujer lo pagó, ayunando todos en casa como si no hubiera dinero. La vida se va enredando hasta que todo se sabe cuando se fríen los huevos. Poco a poco se hicieron tontos y ya nadie da dos duros por esos cristianos viejos. El matiz viene después, cuando se tocan los pies por debajo de la mesa.

Tengo el pelo alborotado

desde que me lo cortan los moros.

 El sentido de la vida. Vaya frase. No es fácil encontrar sentido en un mundo que no lo tiene. Dice una canción de Rosendo: en el buen sentido, vamos mal. Decimos, cuando algo se nos ocurre que puede caer mal, que lo decimos "en el mejor de los sentidos". Sentido como sinónimo de significado o intención. Pero el sentido filosófico o humano de la vida quiere decir que si nuestra vida tiene un fin que nosotros podemos vislumbrar. ¿Esta vida tiene un significado que nosotros podemos ver? Una señora decía en la calle: no sé si mi vida tiene mucho significado pero sí sé que tengo que ir al súper. La vida es ir al súper, comprar, comer y ver la novela turca de turno a la tarde. El caso es estar entretenidos con sentido o sin sentido.

En el buen sentido vamos mal.

¿Y en el mal sentido?

 Si el hombre y la mujer aceptan su condición, verán que irán cumpliendo años y se harán viejos. Nada les garantiza la felicidad sino su inteligencia para ir pasando los años. O el egoísmo propio de cada uno. La realidad es muy terca y solo los previsores alcanzarán una buena vida cuando la juventud se haya ido. Los que hayan derrochado, se encontrarán sin nada. Los que hayan ido apartando de sus vidas a los indeseables, triunfarán. Los que se arrimen a los buenos, serán buenos también ellos. Los que hayan formado una familia, han hecho bien, pues la familia es el soporte primero de un ser humano. Y así, el que haya cumplido con su misión en la vida, sea esta cual sea, no morirá huérfano sino que se sentirá orgulloso de lo hecho en vida en la Tierra.

Hay que hacer cosas.

Un hombre parado, malos pensamientos.

 Ahora son las 10:20 del día 25 de marzo de 2025 en la Tierra, en la que estuve hace doce años en España, en un pueblo de la provincia de Madrid. Lo que más recuerdo son los gorriones. Son como unas pelotitas grises que vuelan corto. También me acuerdo de las urracas, más grandes y como más elegantes. Había muchos perros sueltos, que se habían vuelto salvajes y había que tener cuidado con ellos. Estaba yo solo en esa ciudad que en aquellos tiempos, pertenecía ya a Madrid, la capital. Había crecido mucho la ciudad aunque estaba a 15 kilómetros de Madrid. Y ahora juego al ajedrez con la máquina y como una barrita. Estoy a cientos de kilómetros luz de la Tierra, de la que soy originario. Soy un explorador galáctico. Debo encontrar otro planeta de parecidas características a la Tierra. Llevo ya 10.000 kilómetros recorridos. Nada hay parecido a la Tierra en el espacio. La Tierra es de una singularidad espeluznante. Pero ya no hay ni un ser humano en la Tierra. Todos huyeron o murieron. No supieron valorar lo que tenían. Las políticas erráticas, los locos al poder hicieron caer a ese planeta en la debacle. Ahora, en la Tierra, no hay nada. Solo animales. Ojalá encuentre algo parecido a la Tierra en mi viaje espacial. Se trataría de un milagro.

La Tierra en sí misma es un milagro.

La Tierra y su color azul es única en muchos kilómetros luz a la redonda.

lunes, 24 de marzo de 2025

 Ayer estuve con una vecina tomando café. La pobre dice que se siente mal, que le sube la tensión y, como no sabe a qué atribuir la subida, pues dice que es este estado de cosas políticas, geoestratégicas que están ocurriendo en el mundo. Habló de una III guerra mundial y eso, no quería verlo. La verdad es que el mundo está dando unas zancadas grandes al desbarajuste si no hay políticos a la altura que puedan poner un ritmo más lento en estas negociaciones de paz, en este genocidio, en este impetuoso país en que se está convirtiendo EEUU. Y luego China. Y luego, Rusia. Unos gigantes que parece que se van a comer el mundo y lo que están haciendo es revolver y revolver. Es difícil poner a estos países de acuerdo por su fuerte nacionalismo. Necesitamos moderación, un freno a estos impulsos.

El mundo parece entrar en otra era.

Por eso estamos en una situación de confusión.

 Ya se acabó el alboroto y ahora empieza el tiroteo. Es una canción, creo que de Lorca, que expresa bastante lo que hubo en la II república de la que abominaron los que la promovieron. Solo hay que hacerse esta pregunta: ¿a qué condujo esa república? A la guerra civil. Todo imposiciones, mentiras, violencia, quema de iglesias, persecución religiosa, represión, falta de libertades. Estuvo bien el impulso que tomó la educación, pero políticamente, la república fue un ejemplo de lo que no se debe hacer en política. Y esto me recuerda a SZ, que se salta a la torera todas las normas que nos hemos dado los españoles y se ríe también de los españoles no contestando a lo que le preguntan y no más que decir eso de la extrema derecha. Me cabrea esa chulería de ese tipo, me enerva, me pone malo porque ese tipo no respeta ni la Constitución ni las menores normas de urbanidad. Como en la república.

Puta II república española.

No debió existir nunca.

 Las farolas gritan un grito inaudible para el ser humano pero no para su majestad la noche. Las farolas mienten su poca alegría que alumbran. Las farolas humillan a la acera su razón de ser, a sus rodillas. Las farolas ayudan a que la noche respete un poco su testaruda oscuridad. Necesitamos a las farolas para que den fe y luz a las horas de los asesinos. Somos nosotros farolas que vamos dando luz de Dios en pequeñas ráfagas, en deseables alumbramientos del alma. La noche se vale de las farolas para desprestigiar las intenciones de los hombres: que se vea de noche, que no esté todo oscuro, que la lucerna de los penates no muera, que, si salimos a la calle una noche, atacados por el insomnio, nos asista la policía de la lumbre eléctrica.

La noche da muchos disgustos porque la noche es larga y traicionera.

La noche es para los animales, quizás.

 En el País viene este titular: bisexualidad: la nueva normalidad de la generación Z. No me importa mucho la sexualidad de nadie y creo que no sé siquiera quiénes son los de la generación Z. A mí, la verdad, la bisexualidad me da asco, un asco verdadero. Si ya andar con unos y con otros propicia enfermedades, extraños estados de la mente, así como malestar mental, pues andar con unas y con otros debe ser bastante raro y bastante anormal en la naturaleza humana. Aunque sabemos que el ser humano es cultura más que naturaleza, estos gustos sexuales tan promiscuos no son de mi agrado por eso, porque me producen repugnancia. Esta bien que un periódico lo reporte, esa tendencia sexual, pero yo no lo veo, no lo veo.

Bisexuales, homosexuales, trans:

vaya lío nos están metiendo con esto del sexo cambiante o fluido y me pinto las uñas.

domingo, 23 de marzo de 2025

 Muchos ejemplares de primavera tienen que hacer lo que los demás les imponen simplemente por ser hijos de alguien que se ha equivocado una vez y su equivocación recae en estos inocentes de la vida. Aún así queda un rescoldo de racionalidad en las personas que ponen en un brete a estos afectados de su vida. La gente debería tener cuidado con esas personas a las que ponen entre la espada y la pared porque no son tontas y tienen mucho pundonor. Que no se fíen estos que hurgan en la vida de los demás con mala saña porque un día se pueden revolver contra ellos y decir: ya no sois nada para mí. Y las consecuencias pueden ser importantes.

Hay gente que abusan de otras personas.

Pero el abusado puede decir basta y se acabó.

 Conozco personas que no se dejan ver, que llevan sus vidas ocultas relacionadas como si fueran un club de gente formal en el que no caben ni los familiares más directos. Son gentes que reparan mucho en su apariencia física, en aparentar algo que no son y lo que hacen es aislarse, meterse en un bucle de intentar ser alguien y lo único que consiguen es caer mal, recluirse en ellos mismos. Es una pena que estas gentes no sean espontáneas, alegres y quieran relacionarse, el mundo no sabe de unas almas inteligentes que se meten en casa y no quieren saber de nadie. Pero bueno. Son formas de ser absurdas que ellos se buscan. Morirán en un selecto olvido porque no se dieron a los demás, no buscaron amigos y van solos por la vida aparentando que no necesitan a nadie.

Esas gentes que llaman cuando estás malo y te dicen:

come arroz blanco.

 "Para que yo me llame Ángel González...", decía en un verso el propio Ángel González. Es verdad. Para que cualquier persona exista, tienen que darse muchas circunstancias, muchos avatares, muchas coincidencias, muchos cruces de personas que han hecho que cualquiera de nosotros esté en el mundo. Yo leí una novela actual de una chica extremeña que le pregunta a su padre: "¿yo que era antes de nacer?". Y el padre le contesta: "tú no eras nada". Da un poco de repelús pensar que estamos en este mundo de pura casualidad, por un azar humano o divino. Y una vez que estamos en el mundo, digo yo, ¿no deberíamos hacer algo para mejorarlo? No dejarlo peor de lo que está, es lo que hay que hacer. Parece que los políticos mandan, pero el pueblo también manda. Estamos hartos de tiranos que no respetan los derechos humanos y la democracia. Abajo los tiranos.

¿Qué somos?, dice un refrán cubano.

Somos gente, somos pueblo, somos ciudadanos.

 Distingo en fotografía a todos los poetas del 27. Distingo a los de la generación del 98. Distingo a dramaturgos como Benavente, los hermanos Quintero y Arniches. Distingo a Buero Vallejo, a los escritores realistas del siglo XIX, como  la gallega Pardo Bazán y Leopoldo Alas "Clarín". A los que no distingo del todo es a los poetas de la generación del 50 porque son muchos. A ellos he dedicado en este blog unos comentarios de su poesía. Ahora, no sé qué habrá en cuestión de poetas y escritores con cierto rasgo academicista. No sé qué escritores aparecen en los libros de texto de segundo de Bachillerato de Lengua y Literatura. No sé cómo tratan la lengua española y las cooficiales estos libros de texto pero sé que los nacionalismos vascos y catalanes están haciendo política con la lengua vasca y catalana. Es asqueroso imponer la lengua reducida a que los alumnos estudien en español.

La literatura es muy amplia.

No se pueden leer todos los libros publicados por los escritores patrios.

 Estoy con una barbita de cuatro días, estoy en casa metido. Los compases del vals de los oprimidos por las horas llega a mis oídos. Hay arroz blanco y jamón york para comer. Hay un tiempo que llenar con rosarios de deseos para el verano. Hay la dulzura del sol que venció a las nubes esta mañana. Hay que ser bueno todo el rato, no vale unos minutos. Parece que la maldad del cerebro descompensado no me afecta. La vida va siendo la misma que ayer pero hoy más brillante. Hoy no hay que buscar un hueco al aguacero para pasear. Hoy hay sol, un sol amable, dichoso, bien intencionado, alegre.

Sol buscado, rezado, deseado.

Ya está aquí

 Hitler tenía competidores en la misma derecha. El libro de historia dice que los eliminó. Quiero pensar que los mató a todos. Era una derecha demasiado tibia para él. Así que ya se sabía cómo operaba Hitler antes de ser elegido para presidente de Alemania; o sea, Führer. Hitler tenía un buen sentido para la estética que aplicó a la Alemania nazi. Lo llenó todo de símbolos, de espectáculos, de eventos en Berlín para expresar el poderío de la Alemania nazi. El mundo vio con asombro cómo un nacionalismo ultra ascendía al poder. Todo se precipitó cuando Hitler invadió Polonia e Inglaterra le declaró la guerra. Si Hitler llega a invadir Inglaterra, las cosas habrían sido de otra manera. Hoy en día, hay un país que pudo ser invadido y se ha defendido. Debemos estar del lado del invadido, creo yo.

Ha parido Europa en el siglo XX a ambos extremos:

la derecha radical y el comunismo.


 Las farolas se ceñían esclavas a su luz exangüe mientras los ciudadanos pasaban por debajo de ellas mirando a Dios en las aceras, tocando con su rezo a los ángeles del cielo. La mirada extraviada de los hombres y las mujeres no sabían qué pasaba en el mundo, en el que los extremismos llenaban las ágoras tristes de Europa, de los Estados Unidos, de otros lugares remotos acercados por las agencias de viajes a los occidentales. Todo era cuesta arriba. La gente no sabía ya a qué votar. Unos eran malos por autócratas y otros eran peores por ser de extrema derecha. La gente estaba desconcertada ante lo que veía y escuchaba. El canal de Panamá, ¿de quién era? La guerra de Ucrania, ¿cómo acabaría? Donald Trump, ¿qué cosas haría? Todo era un misterio, todo era poner el mundo boca abajo. Todo era una sinrazón.

El mundo de hoy dará paso a otro mundo que no conocemos.

Pero hay gente que ya está desfasada.

 Dice el diario El Mundo que en Lavapiés, en los años 70, el más duro era el que sobrevivía. Y los más malos eran los "Antoñitos". También dice el diario que en España las clínicas de cirugía estética son penosas, son una ful. Luce el sol hoy y parece que viene un anticiclón para borrar del mapa las borrascas que asolan el país. Esto parecía la canción de Telegraph road, de los Dire Straits. Hay arroz blanco para combatir mi diarrea. Hay pocas ganas de salir a la calle por el periódico. Hay un cielo más o menos azul que se agradece. Hay ganas de pasarlo bien hoy, domingo. Ha dicho el horóscopo que tendré buena tarde. Ha dicho la prensa rusa que la picha de Mariano no tiene excusa.

Hacer bien o no hacer bien.

He ahí la cuestión.

sábado, 22 de marzo de 2025

 En este blog he escrito que me gustaba que lloviera. Ya era hora de que lloviera de verdad y no esos raquíticos cuartos de hora que llovían antes. Pero creo que ya está bien de tanto llover. Voy a iniciar la contradanza de la lluvia para ver si para este estado de cosas. Es una lata ya estar más de diez días así, llueve que te llueve. Ya ha llovido bastante y en demasía. Por fin ha llovido más de una semana seguida. No sé qué santo hay que sacar a la calle para que deje. Pero me sumo a la idea de que deje de llover. Mucha agua pudre las cosas, las pone aguanosas y fláccidas, como la picha de un viejo. Bueno. Espero que a la semana que viene reine el sol al que, en una batalla sin igual, han combatido las nubes llevándose la victoria.

Llover, llover.

Que haya lluvias en verano, que son más agradecidas.

 En el bar del pueblo, algunos hacían especulaciones: que el presidente no podría seguir en el gobierno, que la vida es muy cara en la capital de España, que todos tienen prisa en Madrid y no se sabe por qué, que una vez que fue uno a Madrid lo vio todo muy acelerado y caótico... Unos de los que hablaban, salió del bar y decidió andar por algún camino. Y tomó el camino de la sierra. Fue andando con paciencia pues la sierra estaba un poco lejos. Primero, cruzó la general y anduvo por el camino que iba a la ermita y andado medio kilómetro, torció a la derecha, camino de la sierra. Caminó por un camino en curva y ascendente y llegó a una pequeña cumbre. De los oídos se le fueron las especulaciones que hizo en el bar y el cuerpo y los oídos se le llenaron de un extraño silencio. Y fue feliz. Y se llevó ese sonido de silencio a casa y cenó y durmió con una bonita paz en el cuerpo.

La paz está en los pueblos,

donde el silencio reina.

Se le estropeó el ordenador así que tuvo que coger papel y bolígrafo para escribir sus historias y escribió una de un señor muy apañado que vivía solo pero no le molestaba la soledad y que hacía excursiones a la sierra. Hizo una excursión que consistía en llegar a Cotos, que es el nombre de un puerto de Madrid, y se puso a andar camino de Rascafría, que es un pueblo de Madrid. En Rascafría, esperó a un autobús que le llevó a Madrid y allí en Madrid, se sorprendió de la majestad de la capital de España. Y paseó por Madrid teniendo en mente el largo recorrido que hizo por la sierra. Resonaba en su mente el silencio de los árboles y las rocas a su paso mientras oía el aceleramiento de las gentes madrileñas.

En Madrid, la gente va deprisa.

No se sabe por qué, pero la gente va deprisa.

 Tenía diarrea y por ello, no quería salir de casa, no le viniera un acceso y se lo hiciera en los pantalones. Así que estuvo todo el día escribiendo historias. Se le ocurrió una muy bonita de una chica que no creía ya en la bondad de los demás pero que vio que un amigo le ayudaba a pagar una deuda que ya le estaba agobiando mucho. El amigo le hizo una transferencia de un dinero que hizo que la deuda bajara mucho en intereses. Luego, estos dos amigos, pasearon mucho por los parques de la ciudad charlando de todo un poco y charlando de que no solo por interés se juntaba la gente, como pensaba ella. Y se le curó la diarrea al día siguiente y salió con la chica y se sintió alegre.

Hay gente desinteresada en el mundo.

Hayla, no solo hay egoísmo.

viernes, 21 de marzo de 2025

 Yo no voy a Madrid que te emputan y tienes que poner el culo, decía uno del pueblo. Otro, más enterado, le dijo que no era emputar sino imputar y quiere decir ser investigado por delitos, como los corruptos. Emputan o imputan, yo no voy a Madrid porque para no saber salir es mejor no entrar. Pues en Madrid hay unas putas muy bonitas, muy altas y esbeltas. Pero son cabestros lo que hay, esos son cabestros. Que no, que no, que se llaman travestis y son gente que se ha cambiado el sexo. Llámalo como quieras pero esos cabestros tienen rabo sin cortar y tienen una mala hostia que te cagas. En fin, que no vas a Madrid. A Madrid que vaya el peluquero, que tiene ganas de marcha y de movida. La movida ya acabó. Nos ha dejado huérfanos de juerga. Eso sí, para juerga en Madrid o en Murcia.

Madrid:

ese mito que hay en los pueblos.

 Estaba a gusto en su casa. La encontraba acogedora, amplia, luminosa, etc. Pero se quería ir a un pueblo de la sierra de Almería, a escribir sus novelas que le darían de comer. Escribiría un drama rural pues ahora se llevan mucho. Solo tendría que buscar entre la gente que habitara esos pueblos y ver por dónde podría saltar la chispa, el enfrentamiento. No sería por unas tierras sino que el conflicto tuviera que ver con los cuernos. Decía un amigo suyo que no nos imaginamos la cantidad de cuernos que hay que no se ven, pero existen. La infidelidad, en los pueblos pequeños adquiere una dimensión muy trágica, muy poderosa. Y allá fue a la sierra de Filabres a escribir y comer de un huerto y cabrito asado y de los cuernos.

Un pueblo de la sierra de Almería:

El desconocimiento absoluto.

 Estaba esperando al autobús. No hacía nada para matar el tiempo que quedaba para que llegara. Iba a ver a un tío suyo muy admirado pues había escrito muchas novelas. El había probado a escribir una pero no le salió. El estaba soltero. Era guardia civil. Tenía 33 años. Estaba destinado en un cuartel de un pueblo de la sierra. No tenía muchos problemas. Todos le decían que se buscara una novia, que todavía no se le había pasado el arroz. Llegó el autobús. Salieron de la sierra y, tras diversas paradas llegaron a Madrid. En el autobús había una chica muy bonita que parecía que iba de fiesta. Iba ella sola. A lo mejor, con una excusa, podría abordarla. Y la abordó y a ella le resultó muy agradable el sobrino de este tío que escribía novelas. Con el tiempo se casaron y tuvieron hijos. El tío que escribía novelas se fue a un pueblo de Zamora a plantar un huerto. Ya no volvió a recibir la visita de ningún sobrino.

Un pueblo de Zamora:

lo desconocido de todo el mundo.

Está el día melancólico y triste como una película de mucho llorar. Haremos lo que se pueda para estar contentos. Ha llegado el chatarrero. Ha llegado el que recoge la chatarra vieja: lavadoras y trastos y hierro puro. Me han invitado a comer una hamburguesa. No dejaré pasar la oportunidad de estar rodeado de gente... Bueno. De gente a secas. La vida no ofrece mucho hoy, pero hay gente que no tiene techo que le cobije. Así que no nos quejemos. Me he duchado esta mañana con agua fría. Me ha sentado el agua muy fuerte, muy dura a la piel, pero he resistido. Hay una cartelera muy buena en Madrid. Puedes ir a ver una película o una ópera o una performance. Tú decides. Tú pagas. Tú exiges el arte que quieres ver.

Mañana melancólica:

a ver qué haces.

 Se cuelan entre las ramas peladas, acuden al vencimiento del invierno, sueñan con otros lugares, paladean alguna hierbecilla, cubren a los árboles de cantos, desencadenan el amor al sol, sacan colores finos a los brotes, dan saltitos de cariño a la madera, vuelan de lado a lado de los gigantes, alumbran graznidos, píos, canciones en lo alto, alzan sus alas a lo inmenso azul, caminan por el suelo, picotean dormidas lombrices. Y así, haciendo estas cosas, lucen sus trajes de plumillas tranquilas, de amor y cariño al buen tiempo, de sabor a pájaro asomado al mundo. Qué huesos huecos los arman por dentro para poder volar. Volar, eso sí que es un avance de la naturaleza reservado a las aladas criaturas.

Criaturas que vuelan.

Criaturas que sueñan


jueves, 20 de marzo de 2025

 Me pone negro hablar de política y de gente que cree en ella como si fuera su brújula o talismán (en el fondo son gente sin formación, no sé si por culpa de ellos o de otras circunstancias). En fin. No sé muy bien de qué  escribir ahora pero escribiré a la buena de Dios. Por las marismas se veían cormoranes, cigüeñas, rosas flamencos, andarríos y la comida de plancton era muy abundante. La sequedad había desaparecido ese año y siguió lloviendo en los meses de verano para hacer la pascua a los bañistas. Ese año llovió lo que no había llovido en diez años anteriores. La pureza del agua de lluvia era encomiable, nos bautizó, nos renovó el agua, nos hizo más húmedos y dejamos a los políticos que hablaran: bla, bla, bla. Este gobierno se irá y vendrán otros y no sabremos el nombre de los ministros. Y habrá manifestaciones. Y habrá mentiras. E, impunemente, nos volverán a engañar.

En España tenemos muchas tragaderas con la gente de la psoe.

Será que somos algo rojillos.

 Hay una generación de hombres canosos y de perillita que, cuando mueran, dejará un poco de haber esto de las izquierdas y derechas. Tengo un cuñado que dice a todo que sí de lo que dice la psoe. En la Wikipedia pone que cuando mueran los que ahora tienen setenta, nos irá mejor a todos, que nos olvidaremos de pasionarias y francos de una vez por todas. Y estos señores de la perilla dicen que la Wikipedia se equivoca y dicen eso de "todes", porque lo dice la extrema izquierda feminista dictatorial. Y los de extrema izquierda se ríen de estos de la perilla, comprándose un millón de mansión. Y los de la perilla dicen: estaba allí la pasionaria. Y se alucinan con esos viejos carcamales. Sin franco, los de la perillita, no saben ya vivir. Los de la perillita morirán y una nueva idea de democracia surgirá en España.

Mi cuñado repite consignas de la mafia de la psoe.

Mi cuñado no sabe casi leer.

 Mientras que la inocencia siga así mostrada en tu rostro libre y altanero, yo te querré como se quiere al sol que también, inocente, surge cada mañana en ejercicio de lo dado. Mis sábanas ya no saben de cuerpos blancos derretidos en deseo. Mis sábanas me acogen limpiamente, sin el estallido del placer. Si un día, tú me mostraras tu amistad nublada por el trato, yo te diría que hay mucho que olvidar en el pasado, que hay mucho que hacer en el futuro y que nuestra amistad viaja en un tren desconocido, allá por donde hablan los raíles. Y te parecerá extraña esta unión de corazones que sufren, pero saldremos a la vida y a la tarde apagada sin razones ni premuras.

Esto es una unión de almas muy bonita.

Que no la destruya nadie ni nada.

 Para desquitarme de la mugre asquerosa de la política (todo mentira y egolatría), voy a ver si me sale un blog poético, de juego de palabras sin mucho sentido nada más que lo que valen las palabras por sí mismas. O sea, poesía por poesía: yo vivo vasallo de las nubes y las quiero ver en julio agruparse y tapar el sol que tanto ha dominado estos años. Y quiero ver chaparrones el día de Santiago Apóstol. Y quiero que abril haga caso a su refrán. Y quiero que la danza de la lluvia siga en pie, que no decaiga. Y quiero drogarme con gotas de lluvia resbalando por mi piel, en la calle desnudo y quiero que siga lloviendo como antes de ayer, que estuvo todo el día. Porque la lluvia de estos días es muy querida por mí, respetando todas las tragedias. Y quiero agua, agua, agua para que los manantiales de montaña rebosen. Y, si esta lluvia se llevara a los Koldos y a los Ábalos, mejor que mejor.

La gracia de la lluvia

es que moja, moja y empapa y humedece y corre por mis venas.

Entre la cueva de Alí Babá de Felipe González; el derroche de ZP (casi 50 aeropuertos inútiles y 5 millones de parados y eso que no había crisis sino desaceleración) y esto último del caso Koldo y sus mascarillas que afectan a muchos ministros que pusieron la mano; máscaras más caras nos han salido. Pasando, claro está, por los ERES de Griñán y Chávez, con los intrusos cobrando por ser del psoe. Lo más sangrante es que la Montero, la de Hacienda, dijo que los ERES son una inventiva del PP. Se ríen de nosotros impunemente. Mienten descaradamente, impunemente. Nada les pasa por mentir. Nos toman por gilipollas. Cualquier cosa vale para salir en la SER y decir que la culpa de la corrupción de psoe es del pp. Tirotiro tiro y barraca y daca y luego yo no he sido, claro. Mienten, mienten todos. Todos conocen al conseguidor, todos han puesto el cazo, todos son culpables desde el minuto 1. Y estos de Sánchez venían a dar limpieza y esplendor. Sí, ya. Menuda corrupción tienen encima. ¿Y la culpa? De la ultraderecha, claro. De los fascistas homófobos y racistas y xenófobos y tránsfobos y LGTI enemigos.

Corrupción:

gobierno que viene, gobierno que se corrompe.


miércoles, 19 de marzo de 2025

 Leopoldo María Panero, hijo de Leopoldo Panero, también poeta, murió a los 66 años. Era enfermo mental, como yo. Me parece que probó sustancias ilegales. Lo que quiero decir es que los enfermos mentales tenemos poca expectativa de vida; vamos, que nos morimos pronto. Por eso digo que yo no apuro mis días en la Tierra convenientemente, escribiendo aquí chorrada tras chorrada. Me gustaría viajar a la montaña, al mar, a los ríos impetuosos, no verlos en imágenes del telediario. La verdad es que estoy malgastando los días de manera improcedente, nada más que tomando pastillas para dormir y levantarme tarde y no ver amanecer y no cruzando carreteras en pos de un paisaje nuevo. No tengo con quien cruzar esos trazados de asfalto que llegan a lo inédito para mis ojos.

Morir no importa.

Importa lo hecho en vida.

 ¿Qué dirán ahora los del cambio climático a machamartillo? Ya no pueden decir, como parece que les gustaría : este invierno ha sido el más seco de la serie histórica. Las lluvias que han venido y que yo agradezco mucho deberían quedarse con nosotros otro mes más para que los del calentamiento tampoco puedan decir: ha sido la primavera más seca de la serie histórica. Vivan las lluvias, viva el agua que rezuma en las bases de los árboles, en las ramas y el suelo, lleno de hierba. Ya comprobé el año pasado que julio no fue caluroso hasta mediados. Y agosto tampoco fue muy ardiente. Yo quiero que esta primavera siga lloviendo y que el verano venga con tormentas que se crearán con el suelo mojado que, aspirado por el sol, cree nubes que descarguen en mitad de las playas.

Llover, lo que se dice llover

no lo ha hecho hasta ahora.

Mañana tengo que hacer una olla, que es como se llama a echar a unas legumbres, todo lo que pilles para acompañarlas. Van a ser judías blancas, más un hueso, más chorizo, más morcilla, más espinacas y patatas y lacón. Todo junto creo que se comerá bien la grasa y, a lo mejor no engorde tanto. Lo importante es comerse lo vegetal del plato, no caer tanto en los ingredientes pesados. Tengo que ir hoy a comprar un colonia para mi padre y las espinacas y lacón que me faltan. La vida también es una olla, lo que metas, sacarás. Hoy no llueve, pero parece que mañana lo seguirá haciendo. Así, se cumple un deseo mío, que la lluvia perdure más de un cuarto de hora, que se quite esta sequía de años.

La olla: 

llénala y verás.

 Ayer oí que una influencer ha inventado el té de sol, que es hervir agua y dejarla al sol y sale cómo se la bebe. La ridiculez no tiene límites en lo que llaman las redes sociales. También oí hace tiempo de niñas de 12 años que se maquillan influenciadas por este tipo de gente que vive de vender. También oí que una influencer pasaba una semana en un hotel con todos los gastos pagados hablando bien del hotel y subiéndolo a las redes. Esto último me parece más normal. Lo llaman contenido y, a los influencer, creadores de contenido. Vienen a decir: cómprate esto, haz esto otro, adelgaza, vete a tal sitio, no digas esto a tu pareja, etc. Son una especie de guía para lo físico y para lo espiritual estos influencer que, a lo mejor, han experimentado ellos el jarabe que aplican a los que los siguen. Pero todo es muy relativo y lo que vale para uno no vale para otro.

Sigue tu vida, mejórala, siente la necesidad de hacer cosas

y no te aísles.

 Hay una canción que dice: "el ritmo de la vida me parece mal". Me parece que es una canción de amor en la que el que canta ha perdido a su amada. Cuando estamos desplazados del ritmo de la gente nos hace pensar que se lo montan mejor, nos sentimos desgraciados, nos sentimos fuera de onda, nos sentimos pequeños e insignificantes. Yo no veo a la gente querida, a la gente con la que conviví hace años, los del pueblo, mis parientes, etc. El ritmo de mi vida es muy bajo, es de andar por casa, nunca mejor dicho. Y que no vaya a peor, es lo que pido. Pero también es muy aburrido no ver a alguien con el que has pasado tiempo y sensaciones. Bueno. Seguiré escribiendo y leyendo periódicos como la forma de que el ritmo de la vida me parezca un poco consistente. Es como me decía un amigo: la espada de Damocles debe estar siempre sobre nuestras cabezas. Para exigirte hacer algo, lo que sea, para estar en la onda.

Si yo me exijo

haré alguna cosilla de valor aunque sea para mí mismo.

martes, 18 de marzo de 2025

 Take this waltz. You carry me down to the danzing. La lluvia pudre, al cabo de un tiempo, pudre. Pero estábamos en una sequía de años, así que la lluvia no está de más. Las farmacias venden sus productos medicinales a enfermos de la mente o del azúcar. El azúcar mata. Engorda y mata. Los fines de semana cuento con la colaboración y compañía de una dulce amiga. La chica que vendía calcetines sufrió una lipotimia. Los emigrantes se tiran un año hasta que se estabilizan. Lo pasan mal. Nadie los quiere. Hay mala prensa sobre los extranjeros. España es grande. De Cabo de Gata hasta Finisterre hay muchos kilómetros. Yo no veré ya nada nuevo bajo el sol. Solo estos bancos de madera vacíos, estas farolas anémicas, esta calle de siempre. Lo que no te mata te hace más fuerte. A mí me mata este maldito repetirse de mañanas y tardes.

Ya sabemos qué hay detrás de cada día.

Pero no sabemos qué hay detrás de cada persona.

 Hay muchas maneras de ver Valencia, Valencia capital. Hay muchas maneras de vivir. Pronto dejaremos atrás la luz inútil del invierno. Tengo una flauta de siete voces que me compré hace mucho. Por la tarde me crece la barba de pura tristeza. Gracia inmediata de curso de planeta. Buscaban un dios nuevo y dicen que lo hallaron. El testigo de luz ambigua descubre la traza de la madera de las sillas. Yo voy, como otros muchos, a la vida, a llevarme algo a la boca, a andar aunque no quiera. Dormimos con la esperanza de soñar algo deseable, algo espectacular como una película. Y soñamos una botella de leche que se derrama.

La luz del sol no se ve hace tiempo.

Pero rica es el agua que cae del cielo.

Así que pienso que vendrán días iguales, me dan los siete males. Así que pienso que hay un único escenario para todos los actos de mi pobre teatro, me pongo malo. Y va a ser así. Me queda el consuelo de escribir unas líneas, de inventar un cuento bonito pero lo común y lo barato está en mi vida ya para siempre. Me fumaré incontables cigarrillos, iré a dar múltiples paseos, me sentaré en bancos que ya conocen de sobra mi culo. Me pondré inyecciones para mi enfermedad. E iré andando a todos los sitios de lo cercanos que están de mi persona. Esto sienta fatal al contenido vital de cualquiera. ¿Por qué no me conformaré con lo que hay, con lo que me da la vida? Soy un espíritu insatisfecho. I cant get no satisfaction, como dice la canción.

Llueve.

La lluvia es una promesa de dulce fruto.

 Manolo es jubilado y ha esperado la jubilación para ponerse a escribir. Manolo ha sido camionero y fuma mientras escribe este empiece de relato: "la carretera estaba ahí, delante de él, parecía que avanzaba, parecía que era la carretera la que se iba acabando y no el camión el que iba rodando." Su mujer le decía que inventara un crimen. Manolo ya ha probado a escribir de un crimen pero le salen crímenes muy cutres. Manolo le pide a su mujer que vayan al centro comercial porque es allí donde le viene la inspiración, al ver tanta gente. A Manolo no le sale más que contar de un camión que marcha y marcha. Pero eso no es literario. Manolo se pasa la tarde con sus nietos y no piensa nada para escribir. Parece que a Manolo se le pasará la vida y no habrá escrito una novela como Dios manda.

Escribir es difícil.

No por la gramática sino por la inventiva.

 Tú que vuelves del trabajo en un sucio autobús sin recompensa, hazte a la idea de que no habrá en tu vida fotografías, discursos ni alabanzas que digan algo de tu esfuerzo diario de salir de la miseria. Es más, como descuides la parte económica de tu existencia, puedes ir al barro, al barro asqueroso de la exclusión social. Y así va todo en esta perra vida, de modo que hay que levantarse temprano para alimentar la boca y vestir el cuerpo para luego regresar a casa con una épica que no se cuenta en ningún sitio, pero tú bien la sientes. La épica del obrero, del taxista, del albañil no saldrá en los libros pero la hemos sentido todos a las 6 de la mañana en el tren de cercanías. Yo iba, profesor de alumnos necesitados, a esas horas a esos institutos a esas maneras de enseñar.

Madrugar y trabajar.

Dos acciones inapelables.

lunes, 17 de marzo de 2025

 Hoy se publican tantos libros que es imposible leer alguno. Unos son de crímenes fundamentalmente, para lectores con mente retorcida; otros son una revisión histórica de algún sindicalista (a quién interesa eso, que me lo digan); otros van de amor pero en una sociedad materialista y pendiente del placer, sobra todo eso del amor puro. Otros libros son fantasía pura: un coñazo desde que empiezan. Otros libros hablan de Madrid, como si no se supiera qué es Madrid. Así pasa con los que se publican sobre Barcelona y Teruel. Otros son de distopías, de muchas distopías diferentes pero todas muy aburridas. En fin. Que es mejor pasar el rato paseando al perro que leyendo.

Libros:

esas cosas que ya hartan de por sí, nada más mirar el título. Y si ves las páginas (algunos, más de 500), ya abominas.

 Me he dado cuenta de que ser socialista o comunista en este mundo es muy bonito. Quién no se apunta a luchar contra las injusticias económicas y salariales de los parias oprimidos. Lo que pasa es que el socialista o comunista come a mediodía y el paria, no lo  hace. Y encima, ahí tenemos Cuba, no sé si 60 años de comunismo, vaya forma de vida. Hasta la victoria siempre. Lavados el coco todos los que están en esa isla, un montón de ellos medio locos porque no entienden nada. A lo mejor el comunismo es un nuevo romanticismo. Ahí tienes a Bécquer, escribiendo rimas a su amada. Aquí tienes a los comunistas, venga hablar y hablar de la pobreza y de los parias. El comunista bueno es el que va con los parias y lucha por ellos. Como hizo Simon Weil. Pero, ya digo, hay comunistas que comen muy bien y peroran. Y siguen los parias sin comer.

Comunismo:

quizás una religión, quizás un ideario viejo ya.

 El otro día fui a la farmacia a las 5, creyendo que habría poca gente. Pero resulta que estaba ya llena, en un recinto pequeño y fue un agobio. Y eso que solo me dijeron que mis medicamentos estaban anulados en mi tarjeta sanitaria, que fuera al médico de cabecera a que me lo renovaran. Y he ido hoy. Y supongo que me lo han renovado si no han cometido algún error. Así que hoy voy a ir a las 7 de la tarde a la farmacia. Esto es lo que trae ser un enfermo crónico, que dependes mucho de tus medicamentos. Y es lo que trae un médico que no se ocupa de renovar tus medicamentos. Que tienes que ir tú a recordárselo. Como ha dicho la médica: "me pilla el toro". ¿Y qué hago hasta las 7 de la tarde? Estar en casa escribiendo blogs como este o aburrirme o pasear por la casa o darme un paseo. No sé.

Cómo está la sanidad.

Pero he leído que a un tipo en Inglaterra le han cobrado 10.000 pavos por 4 días en el hospital.