Yo pienso mucho que, después de muerto, me voy a encontrar con mis seres queridos. Con mis padres, mis hermanos, etc. Y le doy muchas vueltas a eso. En la iglesia católica, eso se llama la comunión de los santos. A lo mejor, en vida, hay una comunión entre los muertos y los vivos. Quizás mi abuela Severina me esté esperando allí, en los cielos y aquí, de alguna manera, me esté cuidando. Como mi madre, que cuidaba de mi hermano y de mí como nadie. Nadie tiene ganas de morir en este mundo porque no sabemos qué es morir, irse de aquí. Es parecido a dormir. Pero nos iremos sin soñar quizás.
Morirse:
quizás todo polvo, humo. Pero también quizás, algo bonito.
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