Por la noche, me siento relajado. Pongo en el móvil la canción de Machado que dice: tus ojos me recuerdan las noches de verano, negra noche sin luna orilla el mar salado. Se me está haciendo larga esa novela de "La chica del tren", pero la acabaré para descubrir el misterio. La que no voy a leer más es la de "Suave es la noche": no pasa nada, me aburre con relaciones entre los personajes que no van a ningún lado. Me está cansando esa lectura de Scott Fitzgerald. Bueno. Y, por otro lado, el verano no está siendo lo que se pensaba que iba a ser, con calores de 40º sino que hace fresco por las mañanas y las tardes. Un verano anómalo.
La lectura de un libro ha de ser amena.
Si no, no mola.
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