Hoy estoy feliz porque voy a estar con gente agradable. Esta gente agradable no calcula, no se engríe, me hace pasar un rato agradable porque me aprecia en lo que soy, no en lo que tengo. La gente de a pie, que veo cada tiempo, que anda por la calle, es calculadora, fría, molesta. Lo noto en sus conversaciones en las terrazas, en los comedores, en los hospitales. Como venimos al mundo a defendernos de gente como la que he descrito, debemos ser cautos, no fiarnos de familiaridades ni de amistades ni de conocimientos. Todo es un andamiaje para mandar, para abusar de los débiles, para calcular y molestar a la otra gente de bien.
El rollo ya está montado.
Hay que descubrir el rollo y pasar de él.
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