Si te sobran sueños y te dan realidades, apura esas realidades hasta hacerlas sueños en que tu generosidad haga que sea bonito vivir para los demás esas realidades. La realidad es fea, es obligada, es impuesta. Pero la realidad pertenece no solo a ti, sino a otros que te rodean y por ello, has de hacerla atractiva, sincera de vivir para ti y para todos. La realidad es ir a la compra, es hacer la comida, es fregar los suelos. Hazlo todo con ganas, como si fuera divertido, como si fuera algo que un dios muy pequeño te ha mandado vivir. La realidad la mandan vivir esos dioses pequeños que bajan a verte y a decirte: los sueños están apagados por ahora. Sueña con la realidad.
Vivir realmente te asemeja a otras personas.
Las personas viven más bien en la realidad, no en los sueños.
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