Como un libro, la mañana se abre, el cielo se abre y se abren los animales a vivir en amistad. También los seres humanos que veo por la ventana. No hay rencilla que rompa esa amistad de los hombres y mujeres. El pan se cuece en los hornos, en los benditos hornos de los supermercados. La luz ya ha llegado a tantos sitios que parece un dios muy grande, muy útil al mundo, muy democrático. El deseo de vivir se manifiesta en las bolsas que llevan unos y otros cargadas de viandas. Los hay con dolor de corazón pero se aligera esa pena con el mediodía refulgente. Hay que vivir, parece decir la luz del día, hay que seguir acarreando vida, visitando placeres, desafiando el tiempo. Todo lo que se dice es poco para expresar la aventura de vivir, el desafío que nos tiende la mañana, el amor que vivimos en amistad.
Es lindo ver de cerca lo que se deseaba mucho.
Es bonito el mundo cuando hay paz y amistad en él.
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