lunes, 14 de julio de 2025

 Para que haya resurrección, Dios tiene que abrir las puertas en el último adiós a esta vida. Y, si no, todo se pudrirá y no habrá nada. Pero no nos quejemos. No digamos que lo hemos pasado mal en esta vida en la que hemos disfrutado placeres y hemos hecho un poco lo que hemos querido. Nuestro paso por el mundo ha dejado alguna huella en los que se quedan si no hemos sido egoístas del todo. Hemos dejado algo para los que siguen en esta vida caprichosa y voluble. La carne es densa y opaca, diferente al espíritu. Si ha habido algo de espíritu en esa carne oscura, no moriremos del todo cuando muramos.

Morir quizás no sea acabar.

Acabar no acaba uno del todo. Algo habrá más que el débil recuerdo.

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