Y para qué puede servir esta palabra: ahora. Quizás para ponerse en marcha ya e ir al mar de una maldita vez. Quizás para que se llene de minutos la habitación una vez más y el día muera como murieron otros. Perdurarán los jóvenes que quizás hagan una España mejor y más digna, perdurará el futuro de esos niños que gatean por la cama y por el suelo. Una voluntad contraria de peligro nos tiene atenazados. Los insultos son diarios, no podemos ser ya amigos de Marx y de la iglesia. La solidaridad ya no brilla, brillan más las zancadillas. La política se ha puesto agria como un limón podrido. La inicial de los esbeltos dedos de la dama reina de la fiesta se agarrotan, se tornan idiotas y de una latencia fútil.
El tecleo de los versos más sutiles de este lado del mundo
no tienen el efecto deseado. Mueren antes casi de ser impresos.
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