Hay un momento en la vida en que todas las personas parecen distantes. Si ya lo eran antes, ahora con más razón pues ya te han faltado al respeto, te han ignorado, se han alejado de ti o han discutido contigo para siempre. Es una ley de la vida que se cumple en todas las familias, con todos los amigos. Lo bonito del caso es que ya no tienes que aguantar ya más su petulancia, su estupidez, su naturaleza aburrida. Ahora, dedicas más tiempo a pasear en solitario, a pensar en solitario, a ser solitario. Pero no siempre estás solo: tienes una red de conocidos que ampara tu soledad y esos conocidos te ofrecen muchísimo más que lo que te han ofrecido aquellos miembros de tu familia y esos amigos que están tan distantes. No todo en la vida son pérdidas o son pérdidas que no merecen la pena pues son gente rara, esquiva, que nunca ha confiado en ti. Está bien que estén distantes.
Tendido ves la noche de las estrellas. Estás solo
y nadie te hace falta, nadie han sido siempre.
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