No me cabe duda de esto: hay mucha gente que escribe. Escribe textos. Escribe para hacerse un idea de su propia vida, escribe para divertirse, escribe para crear ficción. Mucha gente escribe. Otros, leen o ven novelas en la tele que previamente han sido escritas. En todos los sitios hay algunos niños a los que les gusta escribir. Primero aprenden las acciones, los verbos. Luego, crean frases. Y luego párrafos más o menos largos para contar una historia. Algunos se ríen de la literatura, creen que contar historias es estúpido, es mejor vivirlas. Pero puede que no las vivan nunca. Hay otros que dicen que si pueden hablar por teléfono que para qué sirven las cartas. Otros dicen que lo mejor son los números y así ir contando el dinero que ganan en sus vidas. Estos son los millonarios de los cementerios. Pero hay otros que ni escriben ni saben contar ni nada y solo saben gastar sin saber lo que gastan y a lo mejor un día nos piden dinero y no debemos dárselo porque no estamos para pagar fiestas. Mucha gente escribe.
Hay una melancolía que cae cuando la tarde muere.
Acecha todo el día y da mucho miedo en el corazón.
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