La vida se mueve entre senderos de gloria para unos y de derrota para otros. Los fulgores vegetales de la tierra ahuyentaron de mí tanta patraña que se oía en el televisor durante el día. Busqué algo de cordura entre la gente y no hallé más que la locura que habita en los corazones agresivos. No quiero proyectar la lengua allá donde se agita la muchedumbre inhóspita, no quiero creer en las mentiras que dicen voces extrañas, cuerpos rígidos como el cristal, mentes insanas que todo lo pervierten. Yo solo quiero un poco de paz mental, una sanidad de la mente, una cordura que se extienda por doquier. No es mucho lo que pido pero estando como está la sociedad es pedir casi un imposible.
La capacidad de este silencio augura delicadamente
la posibilidad de un entendimiento, pero no.
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