Está el tinto de verano y está el tonto de verano. El tonto de verano va a la playa y se junta con otros tontos que pueden ser de verano o de todo el año. Y luego, daré un paseo constitucional, de pensamiento libre y sin tapujos. Para eso están los paseos míos, para aclarar la mente de insidias antiintelectuales. Y luego, jugaré al ajedrez pues he ganado a la máquina ya siete partidas. No está mal. Y me tumbaré en la cama siempre que quiera. Con la calor, con las moscas, los mocos de los niños, qué tarde más buena hemos pasado. Y ya está, tampoco hay que hacer grandes cosas para ser feliz. Viva el día de los truhanes.
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