jueves, 7 de agosto de 2025

Es delicioso que la familia se lleve bien, se comunique, se visite, hagan planes juntos hermanos, tíos, primos. Es el escenario ideal. Pero una familia desestructurada no hace eso. Regañan unos con otros; unos quieren mandar, otros no obedecen o no entienden por qué tienen que obedecer a ese miembro de la familia. Unos se creen más que nadie. Otros están en la periferia de las decisiones de la familia. Unos quieren destacar, organizar cosas para los otros de la familia, organizar cosas que rompen la libertad y la voluntad de los otros familiares. Cuando un miembro de la familia se cree que tiene que organizar la vida de los demás familiares, la caga. Y aparece la incomprensión, el rencor, el resentimiento y toda relación acaba.

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