martes, 26 de agosto de 2025

 El mar estaba lejos e inasequible. El mar bullía de olas de aquí para allá, inacabables, infinitas, permanentes. Las fiestas seguían produciéndose. Un gentío incontable se apiñaba en la plaza. La música volaba por el aire. Yo leía unos libros por la tarde después de comer. En esos libros había personajes que conocían un poco el cielo. En esos libros había una música producida por las palabras, una música sutil y casi inaudible. Las tardes pasaban como pasa la efímera mariposa, el aire de verano, la luz del cielo arriba. Todo pasaba, las ganas del mar pasaban. Era todo un estar tranquilo y un besar el aire.

No hay comentarios:

Publicar un comentario