lunes, 11 de agosto de 2025

 En un instituto, hice migas con una profesora de inglés ya talludita, casada y con hijos. Le pedí que me ayudara con unos documentos para la inscripción en la oposición de ese año. Y me dijo que la acompañara a su casa. Me llevó en coche y arreglamos los documentos. Vinieron los hijos suyos, adolescentes pero muy sensatos y obedientes, serían una rara excepción. E iba a sacar la comida para los cuatro. Yo le dije que me tenía que hacer unos análisis esa tarde y decliné a tiempo. Sacó del frigorífico una pasta marrón que me dio verdadero asco. Me dijo que eran albóndigas del otro día y ensaladilla rusa pasadas por la túrmix. Me dio tal asco que di una arcada y dije que se debía al estómago vacío que tenía. Hay que comer bien, pasar alguna hora en la cocina para no dar estos espectáculos asquerosos, es mi opinión.

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