sábado, 4 de enero de 2014

Ser inconformista o ser perfeccionista entorpece un poco la vida. En mi vida de profesor, yo repasaba una y otra vez mis exámenes para que respondieran al objetivo que me había marcado para evaluar a los alumnos. Luego los resultados podrían ser regulares pero el cuidado con que yo hacía las cosas se puede decir que iba encaminado a la perfección. Había veces que para preparar una clase me tiraba toda la tarde porque yo pensaba que esa clase era esencial. Ahora no tengo muchos motivos para ser perfeccionista pues no tengo trabajo pero sí soy inconformista y deseo hacer cosas interesantes, que merezcan la pena. Eso trae consigo una tensión interna de autoexigencia que al no cumplirse, me hace sentir fracasado. Y es que estoy lejos de conseguir mi objetivo: crear una obra literaria buena. Me gustaría sentirme escritor pero no lo consigo. Y no lo consigo porque no escribo. Y así siempre. Pero hoy sábado me he sentido liberado de esa tensión de exigirme cosas mentalmente y he estado todo el día viendo la tele. No había que hacer nada especial o estar pensando constantemente en lo mismo y me he relajado. Ojalá esta sensación de ligereza se produzca con más asiduidad. Me sentiré mejor conmigo mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario