martes, 14 de enero de 2014

El hombre entró en clase. Antes había entrado el profesor, un hombre viejo canoso y frágil que se situó en la tarima. Una vez que estaban todos los alumnos y el hombre aquel instalados en sus asientos, el profesor repartió unas fotocopias con unas poesías y unos fragmentos de prosa. Luego, el profesor pidió a una alumna que leyera la poesía. El hombre, al leer la poesía no entendió nada. Hablaba del silencio, del amor pero en unos términos ininteligibles. El profesor elevaba una pregunta y se la contestaba él mismo pero denotando una falta de preparación que hizo la clase aburridísima. Luego, el profesor quiso hacerse el gracioso con unos supuestos absurdos y siguió hablando de la intertextualidad pero el hombre no sabía a santo de qué hablaba de nada. El profesor siguió comentando al buen tun tun la maldita poesía rara y ajena y el hombre se preguntaba qué tenía que ver aquella poesía y el comentario del profesor con la asignatura que era "crítica literaria contemporánea en inglés". Luego, otra alumna leyó los fragmentos en prosa y se repitieron los comentarios aleatorios y gratuitos y absurdos del profesor y el hombre quiso preguntar al profesor que qué tenía que ver eso con la asignatura pero no lo hizo y se llegaron las dos, fin de la clase, y el hombre salió corriendo a coger su autobús. Mientras iba hacia la parada de autobús pensó que ese profesor les estaba tomando el pelo a todos los alumnos de esa clase y le dio la impresión de ser estafado por un profesor que improvisa todo.

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